Aunque para los fanáticos de sus obras más lisérgicas y clásicas dentro de la liturgia under, como Mr. Natural o el Gato Fritz, tal vez resulte extraño semejante trabajo, es bueno recordar que en los últimos años Crumb se había dedicado a la adaptación fiel de obras de Sartre o Kafka. Por lo tanto, para los especialistas, esta adaptación de la Biblia sería algo así como la culminación de su obsesión por dedicarse a ilustrar los clásicos. “En un comienzo, mi intención fue hacer una parodia sobre la historia de Adán y Eva”, reveló. Pero cuando un amigo le sugirió leer todo el Génesis, encaró el desafío. “Decidí que la adaptación debía ser literal, para revelar toda su bizarrez, su profundidad y su misterio”. El primer gran problema, como confesó varias veces durante el tiempo que estuvo trabajando en el proyecto, fue cómo dibujar a Dios. “¿Debía ser una luz que bajaba desde el cielo, de la que saliesen los globitos con sus diálogos?”, se preguntó. La solución se le apareció en un sueño: su Dios sería un poco como Charlton Heston, otro poco como su padre. “Pensé también en dibujarlo como una mujer negra, pero cualquiera que haya leído el Viejo Testamento sabe que se trata de un viejo y quejoso patriarca judío”. Si bien a las 30 páginas se dio cuenta de que semejante proyecto era como escalar el Everest (“Y que no había vuelta atrás”, afirmó), Crumb asegura que adaptar el Génesis fue algo muy divertido. “La idea de millones de personas tomándoselo en serio es una locura total”, opina ahora de un libro que, para él, no es la palabra de Dios, sino de los hombres. “No hace falta satirizarlo, ya que es un libro furiosamente loco. Lo más importante fue mantenerme fiel al texto, y no deformarlo. Pero fue algo para lo que necesité una enorme paciencia. No la hubiese tenido cuando era joven”, confesó la leyenda de 66 años, que asegura haber evitado el sexo explícito porque no quería ridiculizar nada. “Pero nunca se puede complacer a los fanáticos. Si uno se mete con sus textos sagrados, es algo que no les gusta”.