October 30, 2007

H P Lovecraft|1933-Newsreel interview



"A mi modo de ver, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano para correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia, en medio de mares negros e infinitos. No fue concebido que debiéramos llegar muy lejos. Hasta el momento las ciencias, cada una orientada en su propia dirección, nos han causado poco daño; pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos descubrirá tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que sólo podremos enloquecer como consecuencia de tal revelación, o huir de la mortífera luz hacia la paz y la seguridad de una nueva era de tinieblas".

"Ya he cumplido mi misión aquí"


Un médico alemán reúne en un libro las últimas palabras de más de 150 celebridades
La obra se titula 'Ya he cumplido mi misión aquí', última frase que se atribuye a Albert Einstein.
Marlene Dietrich se dirigió a un amigo antes de morir y le dijo: "Lo quisimos todo y lo conseguimos, ¿no es verdad?"
El médico alemán Hans Halter acaba de publicar un curioso libro que reúne las últimas palabras expresadas en el lecho de muerte por más de 150 personalidades conocidas, como el primer ministro británico Winston Churchill, quien al parecer se despidió con un "es todo tan aburrido..."
El libro se titula Ya he cumplido mi misión aquí, última frase que se atribuye al genio de la ciencia Albert Einstein, y entre las citas que incluye, figura la serena confirmación de John Lennon, "me han dado", poco antes de morir víctima de los disparos de un enajenado.
Halter, que como médico empleado en un hospital ha acompañado a muchos pacientes en sus últimos minutos de vida, asegura que mucha gente es capaz de resumir toda su existencia en su frase de despedida de este mundo.
Ese es el caso del escritor Oscar Wilde, un derrochador que siempre vivió rodeado de lujo y que en el lecho de muerte en un hotel parisino sorbía champán de una copa rodeado de sus amigos mas fieles. "Muero como he vivido, por encima de mis posibilidades", sentenció antes de morir.La actriz Marlene Dietrich, por su parte, dijo al amigo que la acompañaba en el dormitorio de su lujosa vivienda en París: "Lo quisimos todo y lo conseguimos, ¿no es verdad?".
Frases románticas
Otros se despidieron incluso con frases románticas de amor, como la leyenda del reggae Bob Marley, que murió de cáncer. "No llores, a mí me va a ir mejor y prepararé para ti un lugar en el paraíso celestial", dijo el cantante antes de cerrar definitivamente los ojos mientras le tomaba la mano su compañera Cindy.
Hans Halter ha constatado también, no obstante, que la muerte llega a veces de manera inesperada, de forma que no siempre puede uno preparar sus últimas palabras. Esto fue lo que le ocurrió al poeta galés Dylan Thomas, quién, justo antes de entrar en el coma que le causaría la muerte cinco días después, se dirigió a su amante y le espetó: "Me he bebido 18 vasos de whisky puro. Creo que es todo un récord".

October 24, 2007

Deshonestidad brutal

El reconocido filósofo y psicólogo David Livingstone Smith (53), director del Instituto de Ciencia Cognitiva y Psicología Evolutiva de la Universidad de Nueva Inglaterra asegura que los que mienten bien son más exitosos. Y que un mundo sin engaños "sería un caos".
El filósofo norteamericano ,acostumbra polemizar para defender sus ideas. A contramano del sentido común y de la "corrección política", ahora dice que el ser humano es mentiroso por naturaleza, que la mentira es útil para la sociedad y que el mundo sería un caos si todos se decidieran a hablar con la verdad. En su último libro "Por qué mentimos. Las raíces evolutivas del engaño", Smith afirma que estamos programados para engañar desde los comienzos de la humanidad, ya sea para protegernos o para sacar ventaja.

"La mentira está en todas partes. Es normal. Todos mentimos, y quien dice lo contrario, miente. Tenemos dificultades para reconocernos como mentirosos porque existe un juicio moral contrario. Mentimos para obtener ventajas y para protegernos de algo, lo que significa que estamos, de cierta forma, pasando por encima a alguien. Al que miente bien, le suele ir mejor que quienes no consiguen hacerlo.

(...)La mentira trae ventajas indiscutibles. Los buenos mentirosos son más populares y exitosos. Algunos consiguen engañar por mucho tiempo y alcanzan un estatus social más alto y mejores salarios. La mentira está en toda la naturaleza. Los virus engañan al sistema inmunológico de sus hospedadores, las plantas disimulan para librarse de los predadores, los animales se camuflan para atrapar su presa. No es sólo una cuestión de supervivencia. Es sacar ventaja y ser mejor que los competidores. Y así es la vida humana, también.

La mentira es uno de los pilares de las relaciones sociales. Hay padres que dicen: "Yo le enseño a mis hijos a no mentir". Eso es falso. Nosotros somos los que les enseñamos a no decir la verdad. Les enseñamos que está mal decirle a la abuela que su piel está muy arrugada. Les enseñamos a los chicos a agradecer los regalos aunque les parezcan horribles. Eso puede ser llamado "tacto", "buenos modales", pero no dejan de ser mentiras. La mentira no es buena ni es mala, es necesaria. Imagínese un mundo en el que todos se dijeran la verdad unos con otros. Sería un caos.
Los mentirosos son socialmente más inteligentes. Consiguen percibir lo que la otra persona quiere oír, lo que resulta pertinente contar en ese momento, tienen sensibilidad para advertir la vulnerabilidad ajena. Son mejores manipuladores. Pero hay que aclarar que mentimos mejor cuando no sabemos que estamos mintiendo. O sea, cuando nos engañamos a nosotros mismos.

Los políticos son mentirosos profesionales. Mienten hábilmente y, la mayoría de las veces, tienen conciencia de eso. Lo que hacen es captar con precisión los deseos de sus electores. Y no les preocupa si van a poder cumplir sus promesas. Y cuando se creen sus propias mentiras, su poder de persuasión se potencia. Hitler fue un ejemplo.

La gente les sigue creyendo porque nos resulta más fácil y seguro. Si alguien nos dice con convicción que va a mejorar nuestra vida, ¿cómo no vamos a querer creer eso? Podemos desconfiar en un primer momento. Si lo pensamos cinco minutos, nos daríamos cuenta de que no es verdad. Pero el placer que genera creer en algo es irresistible.

¿Cómo se procesa eso en la mente? El principio de todo es el autoengaño. Como sabemos que nos estamos mintiendo, de manera inconsciente creamos un mecanismo de defensa que nos impide profundizar mucho en el asunto. Porque si lo hiciéramos, nosotros mismos quedaríamos expuestos como mentirosos. En este sentido, estamos programados para aceptar mentiras.

Emil Michel Cioran: Ese Maldito Yo

  Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira.
Ella es justamente ambos, pero mejorados.
Sólo la música puede crear una complicidad indestructible entre dos seres. Una pasión es perecedera, se degrada como todo aquello que participa de la vida; mientras que la música pertenece a un orden superior a la vida y, por supuesto, a la muerte.

Todo lo que no es desgarrador es superfluo -en música por lo menos.

Brahms representa, según Nietzsche, die Melancholie des Unvermogens, la melancolía de la impotencia. Semejante juicio, escrito el mismo año de su crisis, empaña como siempre el esplendor de su hundimiento.
Todo parece miserable e inútil en cuanto la música enmudece. Se comprende así que pueda ser odiada y se sientan tentaciones de considerar su absoluto como un fraude. Porque cuando se la ama demasiado hay que reaccionar contra ella como sea. Nadie percibió su peligro mejor que Tolstoi, pues sabía que podía dominarlo completamente. De ahí que comenzara a execrarla por miedo de convertirse en juguete suyo.