November 29, 2005


Al frente de la labor evangelizadora de la Iglesia, España envió conquistadores y misioneros a todos los confines del mundo. China no fue una excepción, ni tampoco Asia.

En Taiwan, los primeros en llegar y establecerse fueron los dominicos, quienes estuvieron presentes en la isla de 1626 a 1642. Tras dos siglos de ausencia, ellos retornaron en 1859 para reestablecer su misión, siendo los únicos misioneros en Taiwan hasta 1949, cuando llegaron religiosos de otras órdenes que tuvieron que abandonar China continental.

Recientemente se inauguró una pequeña exposición de libros españoles raros y viejos que están depositados en la Sección de Investigaciones de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Taiwan. La muestra fue inaugurada el 23 del mes pasado, en conmemoración al Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor.

La exhibición, denominada Libros Viejos y Raros en Español, no fue extensiva en alcance, pero si extraordinaria para una institución académica de Taiwan. En especial, para la Universidad Nacional de Taiwan, que no posee un departamento o facultad de español como otras universidades en la isla.

La Universidad Nacional de Taiwan fue fundada en tiempos de la ocupación japonesa de la isla. Fue originalmente designada como la Universidad Imperial de Taihoku. Desde su fundación en los años veinte hasta 1945, fue el principal centro de actividades académicas en Taiwan. Durante esa época, su personal docente recolectó pacientemente una vasta cantidad de materiales en todos los campos del saber.

Cuando Taiwan fue devuelta a la soberanía china en 1945, todas las instalaciones y propiedades de la Universidad Imperial de Taihoku fueron también entregadas a las autoridades de la República de China. Así, el inmenso legado académico de los intelectuales japoneses que trabajaron en la isla fue puesto en custodia de los nuevos administradores.




Libros Viejos y Raros en Español, no fue extensiva en alcance, pero si extraordinaria para una institución universitaria de Taiwan.




La Sección de Investigaciones de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Taiwan conserva algunos libros incunables que datan de antes del año 1500, así como una considerable cantidad de libros raros y antiguos en varias lenguas occidentales, incluyendo el español.

La mayoría de los libros en español provienen de tres fuentes. La primera es la colección de libros del profesor Chosaburo Tanaka, ex catedrático del Departamento de Horticultura de la Universidad Imperial de Taihoku.

En 1929, el profesor Tanaka adquirió en una subasta las colecciones del profesor Penzig de la Universidad de Génova y de E. F. Nolte. Estas dos colecciones constituyen la parte medular de la singular colección del profesor Tanaka, que fue aumentada con otras obras que fue comprando su dueño.

Finalmente, la colección del profesor Tanaka superó más de 20.000 volúmenes y quedó depositada en la biblioteca. Actualmente, la Universidad Nacional de Taiwan está a punto de publicar un moderno y extenso catálogo de la colección, que cuenta con 7 incunables, de los cuales 3 están relacionados con autores o traductores españoles.

A pesar que la mayoría de los libros en la colección del profesor Tanaka guardan relación con la horticultura, hay muchas obras sobre viajes, historia, religión, costumbres, etc. Algunos de los libros contienen mapas o grabados de gran valor artístico.

La segunda fuente de los libros españoles en la biblioteca es una colección de la familia Otori, de la nobleza japonesa. La colección está integrada por unos mil volúmenes que se refieren en su mayor parte a la influencia occidental en Asia. Se hace hincapié especial en las misiones católicas en el Extremo Oriente durante los siglos XVI y XVII.

Finalmente, se encuentran los libros de la Colección del Sudeste Asiático, que fueron pacientemente recolectados y adquiridos por la universidad durante los años de la ocupación japonesa de Taiwan.

Los libros seleccionados para la presente exposición son principalmente obras en español o traducidos a otros idiomas escritos por autores españoles. En su mayor parte, son crónicas de la actividad misionera de las órdenes religiosas católicas en las Filipinas, China, Japón y Vietnam. En ellas, hay muchos relatos y noticias sobre Taiwan.

También se han incluido algunas obras que guardan alguna relación con la cultura española, como La historia universal de China, escrita por el portugués Alvaro de Semedo.

Alvaro de Semedo residió en China durante 22 años. En 1629, tradujo la primera estela de los cristianos nestorianos en Sian (Xian). En 1642, escribió la obra arriba mencionada, que posteriormente fue traducida al italiano, francés, inglés y holandés.

En las páginas 37 y 38 de La historia universal de China se hace mención de aspectos generales de Taiwan. Cabe notar que las descripciones que hace el autor sobre la isla contienen muchos errores y situaciones deducidas de la pura fantasía.

Los volúmenes del Correo Sino-Annamita, que contiene relatos de los dominicanos en China, Japón, Vietnam y Taiwan durante la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX, constituyen una excelente fuente con referencias de primera mano sobre Taiwan. Los volúmenes están ilustrados con interesantes fotos de la época.

Los testimonios recogidos en los volúmenes del Correo Sino-Annamita son importantes ya que entonces había pocos occidentales residiendo en Taiwan. Por ejemplo, en ellos se hace mención de las relaciones de los jesuitas con Liu Min-chuan (gobernador enviado por la corte Ching que inició las primeras obras de modernización en Taiwan) y otras autoridades locales.

Otra obra en la muestra es el Tomo primero de la historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China, de Diego de Aduarte. La primera edición de esta obra fue publicada en las Filipinas en 1640. Una segunda edición salió a luz en Zaragoza, de donde era natural Aduarte, en 1693.



Plano de Formosa, que presenta un aspecto muy diferente a lo que es Taiwan en la actualidad (izquierda). Página del libro de los jesuitas donde se describe el naufragio del padre Pedro Gómez en las cercanías de Taiwan, en diciembre de 1582.

Como misionero, Aduarte estuvo en las Filipinas de 1595 a 1639. En 1632, viajó a Taiwan. En su primer tomo, narra sobre la presencia española en la isla y cita Taiwan varias veces. Con su muerte, el libro fue continuado por el padre Domingo González, quien a su vez realizó un viaje de inspección a Taiwan en 1634.

Casi todos los libros mostrados en esta ocasión son historias de la actividad misionera de los dominicos y jesuitas, dos de las órdenes religiosas católicas más importantes. Las obras están repletas de noticias sobre China, especialmente en aquéllas escritas por los jesuitas. Los libros fueron ampliamente divulgados en las cortes europeas y muchas de las informaciones sobre China en aquella época fueron sacadas de los mismos.

Cartas y relaciones de sucesos de los jesuitas en Japón y China destaca entre las obras exhibidas. Esta obra es una especie de testimonio de la labor misionera de los jesuitas en Asia y daba a conocer el mundo oriental entre los europeos.

Otra obra publicada en el siglo XVII narra, entre otras cosas, el caso de Pedro Gómez, que sobrevivió el naufragio de una nave española cerca de la costa de Taiwan en 1582. La embarcación navegaba de China hacia Japón cuando ocurrió el infortunado accidente.

Entre los documentos más valiosos exhibidos se encuentra un mapa de Taiwan que data del siglo XVII. Obviamente, aparte de la silueta de la isla, el mapa tiene un aspecto completamente diferente a la descripción de la cartografía moderna.

Naturalmente, había pocos poblados en Taiwan en aquella época y la mayor parte de su geografía aún no había sido explorada. Cabe anotar el intento del cartógrafo de incluir los caracteres chinos para los principales poblados del plano. Esto ha resultado en una curiosa y muy peculiar grafía del chino.

El esfuerzo apostólico que inició España en Taiwan en el siglo XVII continúa hasta el día de hoy. Dominicos, jesuitas, franciscanos, claretianos y miembros de otras órdenes católicas provenientes del país ibérico se encuentran dispersos por todos los rincones de la isla. La mayoría de ellos habla uno o varios dialectos chinos y se dedica a perpetuar el esfuerzo misionero que iniciaron los primeros españoles que pusieron pie en Taiwan. link

Texto de Luis M. Chong L.

November 28, 2005

November 26, 2005

Los Sueños de Akira Kurosawa



"Sueños" es un compendio de 8 pequeños cuentos oníricos que a priori sólo tienen en común que el protagonista de cada uno de ellos es masculino (¿imágenes fragmentadas del propio director?). No hay línea argumental que los enlace, pero como buen poema, te lleva a diferentes estados anímicos con una prosodia muy marcada:

"El sol bajo la lluvia". Un pequeño niño espía una boda de zorros y es obligado a devolver el honor a éstos a través del Seppuku (suicido ritual).
"El huerto de los melocotoneros". El amor de un niño por la naturaleza es premiado con el baile de una corte de melocotoneros recién talados.
"La tormenta de nieve". Tres escaladores están a punto de morir congelados en plena tormenta de nieve cuando se les aparece “Yuki Onna” (la dama de las nieves).
"El túnel". Un soldado regresa de la guerra y tras pasar un extraño túnel se le presentan sus compañeros muertos, que no saben que lo están.
"Los cuervos". Un pintor admira cuadros de Van Gogh, cuando se ve transportado a la Holanda que representan y allí conoce al artista (interpretado por Martin Scorsese).
"El monte Fuji en llamas" Una central nuclear explota, y Japón está siendo irradiada. Los supervivientes asisten a los suicidios colectivos y se preguntan cómo continuar.
"El ogro llorón". Un viajero deambula por un Japón devastado cuando se encuentra con un “Oni”, que no es más que un humano mutado que le explica el sufrimiento de los pocos seres vivos que quedan.
"El pueblo de los molinos de agua". Un viajero llega a un pueblo que está en total armonía con el entorno, y la muerte no es más que la celebración de la vida que se ha tenido.

8 cuentos (ese número no tiene un significado especial en la mitología nipona) en los que cada plano es un cuadro vivo, aún más el en fragmento “los cuervos”.

PASADO
Las dos primeras historia son bellísimas. Los zorros y los melocotoneros, personalizados en coloridos bailarines de teatro noh, actúan entre la naturaleza antropomorfizandola. El significado es claro, el hombre está acabando con el mundo y su belleza. A partir de ahí todo se oscurece no sin antes pasar por el blanco total. La nieve del tercer cuento nos ciega, no se ve nada, la naturaleza contra el hombre, y es ella la que nos perdona. Nosotros a ella no, no nos perdonamos ni a nosotros mismos. El cuarto episodio trata sobre la absurda guerra y la absurda muerte que no aceptamos.

PRESENTE
Aquí todo se fractura. Vuelve la belleza, el color y el impresionismo. “Los cuervos”, un episodio central escapista (hacia el arte). ¿La belleza es lo único que le queda al hombre?

FUTURO
Todo pasa a ser negro tanto real como figuradamente. La sombra nuclear planea desde la II Guerra Mundial. “Japón bajo el Terror del Monstruo” de Honda era sólo una metáfora. Ahora este director colabora con Kurosawa en la recreación de los Momentos Finales. Muerte y suicidios masivos. El hombre finalmente ha acabado con la naturaleza y consigo mismo. ¿Qué hay después?, quedan los dioses y monstruos mitológicos. A medio camino entre el hombre y la tierra, han sobrevivido pero, ¿a qué precio?: Dolor eterno hasta que mueran a manos de sus semejantes para convertirse en comida.

PASADO-PRESENTE-FUTURO
La Esperanza, la añoranza de un pasado idílico convertido en un sueño alegre del futuro. La muerte ya no es mala como en el resto de historias (suicidio, tala, congelación, guerra, radiación, antropofagia). Es la CELEBRACIÓN de lo bello que es vivir. Un ya anciano Akira Kurosawa homenajeaba con un último cuento la esperanza de la vida eterna, el binomio naturaleza-hombre y el descanso final.

November 24, 2005

El Mito de Narciso

En el libro III de su "Metamorfosis", Ovidio (43 a.C.) cuenta en 170 versos la historia del desdichado Narciso. Narciso es fruto de la violación del río Cefiso a la ninfa Liríope. El famoso adivino Tiresias le vaticinó un triste destino al revelar a su madre que viviría una larga vida si no llegaba nunca a conocerse a sí mismo. Desde su adolescencia, su extraordinaria belleza atrajo a numerosas muchachas y mancebos. Destaca entre sus pretendientes por su apasionado amor la ninfa Eco, quien no podía expresarle sus sentimientos, ya que sólo repetía los últimos sonidos de lo que oía. El orgullo de Narciso le hará rechazar, con desprecio e indiferencia, a todos los que le aman. Uno de los desdeñados pedirá clemencia y castigo a los dioses. Némesis, diosa de la venganza, no se hará esperar. Cuando venía fatigado de una cacería, Narciso se inclina a beber en una fuente y la cólera divina hace su efecto: el joven se enamora de aquel que creía ver a través del agua. Después de abrazarlo y besarlo, percibe que el que ve en la fuente no es otro que él mismo. Narciso perecerá a causa de su pasión.


"Vivirá si no conoce quién es"
En el siglo I a.C. y en la XXIV de sus "Narraciones", Conón expone una historia diferente del mito. Narciso nació en Tespias (Boecia). Su hermosura provocó que tuviera muchos pretendientes a los que no hizo caso. La maldición de Narciso se ejecutó ante el rechazo a un muchacho, Aminias. Despreciándolo, Narciso le envió una espada para que se diera muerte. Este obedeció pero antes de morir le maldijo. No aparece en esta narración la ninfa Eco, la cual es sustituida por Aminias. La homosexualidad ocupa en esta versión un lugar destacado. En la "Descripción de Grecia", Pausanías realiza una racionalización del mito. Narciso tendría una hermana gemela y al morir ésta, apenado, se pasa los días contemplándose en las aguas, ya que la imagen borrosa de su propio rostro le recordaba la de la hermana muerta, creyendo los demás que estaba enamorado de sí mismo. El desenlace final de la historia será distinto según las diversas leyendas. Para unos, el cuerpo de Narciso se transformó en el río que llevaba su nombre. Para otros dio lugar al nacimiento de la flor del narciso.

¿Qué elementos podemos extraer de estas narraciones? En líneas generales, el mito de Narciso es descrito como la gran negación o rechazo. Por ello, el narcisismo se revelará como negatividad y falta. Por un lado, Narciso no es consciente de su propia realidad - etimológicamente, Narciso significa "el atontado". Nace de una violencia. Nunca ha conocido a su padre y según el oráculo, "vivirá si no conoce quién es". Es el proceso opuesto al "conócete a ti mismo" socrático. Sobrevivirá sólo si mantiene una "imagen distorsionada de sí". Su actuación recuerda el estilo histérico: Narciso es incapaz de mantener una atención focalizada en sí mismo. Sólo vive de impresiones y por ello no sabe quién es, ni cómo se siente.


Incapaz de amar a otro que no sea él mismo
El mito de Narciso no es un simple relato de autoerotismo excesivo, sino de ausencia de interacción social, que se refleja en las siguientes manifestaciones:

* Narciso rechaza todas las relaciones de amor. Marcuse lo describe como el antagonista de Eros, ya que desdeña el amor que posibilita la unión con otros seres humanos y lo asocia a Orfeo en esa negación de Eros. Ante una cultura que pide esfuerzo y solidaridad - cuyo representante sería Prometeo - se cierra en sí mismo y se aísla del entorno. Sin embargo, vive con gran pasión para un eros propio, ya que, en principio, no sabe que la imagen que admira es la suya. En la Edad Media se desarrollará esta idea desde la perspectiva del "alma encerrada en sí misma".

* Narciso presenta una nula empatía o capacidad de captar los sentimientos y la realidad externa. En la narración, la ninfa Eco simboliza la ausencia de empatía. Siempre responde, pero distorsiona todo. No puede ofrecerle una respuesta empática efectiva a Narciso.

* Narciso es descrito como un sujeto orgulloso y soberbio que desprecia a los demás. Según Ovidio, "no hubo jóvenes, no hubo muchachas que tocaran su corazón". Tal actitud refleja agresividad y destrucción en su relación con los otros. No sólo no acepta su amor sino que los rechaza despectivamente y provoca la eliminación de sus amantes - envío de la espada para que se provoque la muerte -. Ese desprecio le impedirá aceptar nada de su entorno, lo que conlleva rechazar también lo útil y positivo que los otros le puedan aportar. Narciso está atrapado contemplando algo que subjetivamente cree que es externo a sí, pero que en términos objetivos es el aspecto idealizado de su propio yo. Cree que está enamorado. Sin embargo, muere porque no puede apartarse y dirigirse a un ser real del que podría obtener lo que en verdad necesita.

* En Narciso no se trata de una cuestión de autoamor sino del amor por una imagen especular que se confunde trágicamente con un sujeto real. El castigo consiste en la incapacidad para amar seres reales. Narciso desea ardientemente a la ninfa Eco. Ella le ayuda a salir del bosque . A Narciso le complace oírla y verla, pero cuando la ninfa quiere abrazarlo retrocede horrorizado. Tras una fachada de rigidez e indiferencia se esconde la auténtica realidad: la incapacidad para poder expresar afecto y sentimientos. Narciso se presenta como una máscara caracterizada por su falta de vida en la mirada. No hay luz en sus ojos, opacos. Su expresión recuerda la de ciertos pacientes esquizofrénicos que presentan una mirada perdida o vacía. Narciso es incapaz de pronunciar la frase "te veo", no puede contemplar nada que no sea él mismo.

* Ese temor a la relación directa con los demás, a manifestar y recibir afecto, el miedo al abrazo y al contacto físico aparece relacionado con la vida temprana de Narciso. Excepto en la descripción de Pausanías, Narciso es presentado como hijo único, fruto de una violación. Por tanto, no cuenta con padres o hermanos para su desarrollo psíquico. Todo lo que sabemos de su madre es que le preocupa el destino futuro de su hijo y por ello busca al vidente Tiresias.

* El desenlace de Narciso no se deja esperar: la muerte es consecuencia de ese aislamiento. Ovidio subraya que ese reconocimiento le lleva a una fragmentación de sí mismo, en el momento en que sus lágrimas, al caer en el lago, deshacen su imagen. El rechazo de toda relación de amor provoca la desintegración del sujeto y la imposibilidad de vivir, ya que es incapaz de aceptar la realidad tal cual es. El resultado final de su actuación se expresa simbólicamente como un retroceso de lo humano: Narciso se transforma en flor - deslizamiento hacia atrás de la especie humana a vegetal -, sirviéndose para ello del agua o del espejo - símbolos presentes en todas las versiones del mito -, que representaría el seno materno hacia el cual volvería. Narciso niega su verdadero yo y busca fundirse con la imagen que ve. La muerte es la consecuencia lógica de la fijación en un falso yo.

La moraleja de las diversas historias aparece clara: no puede el sujeto conocerse y reconocerse a sí mismo verdaderamente sino a través del conocimiento y reconocimiento del otro. Cuando se cierra en sí mismo y rechaza a los demás, pasa a tener como único reflejo su propia figura, situación destructiva y mortal.


Con "complejo de Dios"
Havelock Ellis utilizó por primera vez en 1898 el término narcisismo para describir la tendencia a estar enteramente absorto en la admiración de sí mismo. Un año después, Nake empleará el concepto narcisismo para referirse a una perversión sexual, la de una persona que trata a su propio cuerpo como objeto sexual. A partir de ahí, se han realizado descripciones patológicas de un trastorno en el que se incluía la grandiosidad, el deseo de gloria, la incapacidad para amar a otro, el egocentrismo, la nula empatía, la problemática en la relación social, el exhibicionismo, etc., relacionando estos rasgos con una cierta patología narcisista.

Jones describe individuos con "complejo de Dios", que se caracterizarían por una excesiva admiración por sí mismos, una gran confianza en sus poderes, conocimiento y cualidades tanto físicas como mentales, con fantasías de omnipotencia, exagerado deseo de ser amados, recibir elogios y admiración. Freud profundizará en el concepto de narcisismo, lo planteará como una etapa del desarrollo y lo relacionará con diversas patologías: la homosexualidad, la esquizofrenia - megalomanía y desinterés por el mundo externo -, la hipocondría - centrado en su propio cuerpo -, etc.


Insaciable necesidad de admiración
Tras la aportación freudiana, se insistirá en el componente patológico. En 1925, Waelder fue el primero en plantear un caso clínico de un individuo que presentaba una personalidad narcisista, en la que destacaba la superioridad, la intensa preocupación por su persona y la nula conciencia de los demás. Fenichel describe "el don Juan del éxito", personas que sienten la compulsión de correr tras los éxitos y en los que su necesidad narcisista les exige verificar constantemente la capacidad de excitar a las mujeres. Reich desarrolla el carácter "fálico-narcisista" que dará lugar a sujetos ambiciosos, impulsivos, agresivos y arrogantes. Nemiah se centra en personas con "alteración de carácter narcisista", que destacan por una gran ambición, por aspirar a metas altas y poco realistas, por la intolerancia a las críticas y por una casi insaciable necesidad de admiración. Tartakoff describe individuos con "complejo de premio Nobel", caracterizados por su ambición por ganar algún premio o conseguir riquezas, ganar un Oscar o ser Presidente, de modo que sus fantasías de poder y de ser especiales les hacen actuar en su relación con los demás a través del mecanismo de "todo o nada".

Hasta Kohut (1968) y Kernberg (1970) no se denominará este conjunto de rasgos como trastorno narcisista de la personalidad. Para ambos autores, los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad destacarían por una excesiva absorción en sí mismos, ambición intensa, fantasías de grandiosidad, necesidad de ser admirados por sus cualidades y falta de empatía. Son sujetos que presentan sentimientos crónicos de aburrimiento, vacío e incertidumbre acerca de su identidad, y en su relación con los demás se caracterizan por la explotación de los otros y por sentimientos de envidia, defendiéndose contra tal envidia con la devaluación, la omnipotencia y el control de los demás.

La Asociación Americana de Psiquiatría, haciéndose eco del interés clínico que ha ido suscitando el trastorno lo incluye en 1980 en su clasificación de enfermedades mentales. Este trastorno narcisista de la personalidad se describe a partir de la presencia de una serie de criterios diagnósticos: pauta generalizada de grandiosidad, falta de empatía, hipersensibilidad a la evaluación de los demás y diversas alteraciones de las relaciones interpersonales: tendencia a la explotación interpersonal, sentimiento de categoría especial, solicitud de atención y admiración constantes, etc.

Esta descripción del trastorno narcista se refiere casi en su totalidad al contexto social americano o anglosajón. Teniendo presente las diversas definiciones, nos planteamos investigar cuáles de tales rasgos caracterizarían el narcisismo en otros contextos. A partir de una investigación y de diversas pruebas estadísticas destacamos una serie de rasgos como típicos del trastorno narcisista de la personalidad en otros contextos, como el español. Serían: una imagen distorsionada de uno mismo, el maquiavelismo, la dominancia-poder, el exhibicionismo y la falta de empatía.


Imagen distorsionada: el centro del mundo
"Soy una persona importante, mejor dicho: importantísimo. Soy el centro del universo y los demás existen para dar vueltas alrededor mío" (Rocchini). Los sujetos narcisistas se caracterizan por la inflación de la autoestima, la megalomanía o la grandeza del yo, que se traduce en egocentrismo, en sentimientos de omnipotencia, omnisciencia y poder especial. Ya Freud entendía la "hiperestimación" como un "estigma narcisista". A través de este sistema megalomaníaco se presenta una valoración de sí desmedida, que implica una idea de "categoría especial", un sentimiento "grandioso de la propia importancia" que les lleva a creer que tienen especiales talentos y habilidades. Los narcisistas suponen que sus problemas son únicos y que sólo podrán ser entendidos por otros individuos especiales. No es que, por ejemplo, digan mentiras conscientemente, sino que están convencidos de su posición superior y de la veracidad de su falsa realidad.

Un rasgo típico de la personalidad narcisista será la percepción egocéntrica de la realidad, a través de la cual sólo acepta aquella realidad que refuerza su propia grandiosidad. La realidad es aceptada sólo si tiene la función de espejo que devuelve una imagen positiva. Consecuentemente, negarán aquellos aspectos de la realidad que cuestionen su importancia o perfección. Así, his majesty the baby se convierte en el centro del mundo y del universo. Estos sujetos están preocupados por la comparación con los otros - la megalomanía conlleva la comparación, el tener que sentirse más grande que los demás - y por sentimientos de envidia.

El individuo narcisista está preocupado por fantasías de éxito, poder, brillo, belleza o amor ideal ilimitados. Presentan una gran ambición y altas expectativas no realistas. Esta situación les hace vivir una exaltación hipermaníaca, caracterizada por una excesiva omnipotencia y omnisciencia, sentimientos de placer por la existencia y un pronunciado optimismo. El sujeto siente todas las cualidades de perfección, gloria y triunfo. Grunberger llama a este estado "la alegría de vivir". Un paciente expresaba: "Cuando ando por la calle, tengo la sensación de que la gente se para a mi alrededor, como si las aguas del Mar Rojo se abrieran para que la atravesaran los judíos".

Estos individuos presentan una deformación narcisista del lenguaje. Una manifestación de la imagen distorsionada es el uso egocéntrico del lenguaje, que denota una desviación en la comunicación verbal, en la que el principal objetivo es impresionar y aumentar su autoestima más que comunicar. Vangelisti y otros se refieren al "narcisismo conversacional", que se caracteriza por un centramiento extremo en sí mismo en la conversación, con la exclusión de todo aquello que concierne a otro. Tal actitud se manifiesta en un uso excesivo del pronombre personal singular yo frente al pronombre personal en plural nosotros.

Otras consecuencias de su deformada imagen se pueden observar en comportamientos de la vida ordinaria: prepotencia ("usted no sabe quién soy yo") o exigencias de trato especial (¿cómo van a esperar su turno en una cola? ¿cómo les hacen perder segundos de su tiempo?). En ningún momento se les podrá contradecir o cuestionar.


Maquiavelismo: vale todo
"Sus habilidades eran útiles más que brillantes: firmeza para conseguir sus fines, flexibilidad para modificar sus intenciones, y sobre todo, el gran arte de someter sus propias pasiones, igual que las de los otros, al interés de sus ambiciones y colorear sus ambiciones con las más aparentes pretensiones de justicia y utilidad" (Gibbons).

"En las acciones de los hombres se atiende al resultado. Trata, pues, un príncipe de vencer y conservar su Estado y los medios siempre serán juzgados honrosos y ensalzados por todos" (Maquiavelo).

El texto de Gibbons pertenece a su obra "La caída del imperio romano" y se refiere al emperador Diocleciano. Podría ser utilizado para describir la actuación de muchos líderes políticos, sociales o religiosos. Se suele observar que el ser humano, con tal de obtener éxito, prestigio y poder, es capaz de vender su alma al diablo, actuando de una manera maquiavélica.

Aunque Maquiavelo nunca utilizó la frase "el fin justifica los medios", ha pasado desgraciadamente a la posteridad como el inspirador de un modo de actuar en el que para conseguir lo que se pretende se pueden emplear todas las estrategias que se crean más idóneas.

El modo de obrar maquiavélico se traduce en una tendencia a ver a los otros como extensiones de uno mismo. El narcisista se caracteriza por la manipulación y la utilización de las demás personas y situaciones en beneficio propio. Los sujetos narcisistas suelen afirmar: "Esto es bueno para mí" y presentan una conciencia corruptible, en contraste con la moral rígida de la personalidad obsesiva. Estas personas son fieles reflejos de la era del plástico, de la era del usar y tirar. En su relación con los demás, funcionan como si tuvieran un mando a distancia y pasan como sobre brasas, rápida y nerviosamente, por todos los canales - personas -, según les interese o plazca.

En el contexto español se ha acuñado el término de la cultura de pelotazo, (del cañonazo) en Nicaragua - en la cual todo vale con tal de conseguir lo que uno quiere. Adela Cortina describe esta situación como la "ética del camaleón", según la cual lo importante es situarse en cada momento oportunamente. Lo fundamental es obtener éxito y éste se manifiesta casi exclusivamente en una supermillonaria cuenta financiera. El objetivo será hacer ganancias económicas y el estilo de vida se reduce a una cuestión aritmética: "el bien es el ingreso, el triunfo; el mal es perder, el fracaso". El escritor Antonio Gala dice que el español actual "no adora el becerro de oro sino el oro del becerro"...


Dominancia - poder: todo bajo control
"Yo lo soy todo. El mundo es sólo el escenario en el que obtener -utilizando a los demás - el propio placer" (Rocchini).

Es sugerente el estudio que realiza el psiquiatra italiano Rocchini sobre la clase política en Italia. No es extraño que llame a su trabajo "La neurosis del poder". Otras realidades no quedan muy lejanas de la italiana. Si nos acercamos a cualquier librería y hacemos un recorrido por los libros expuestos, destacaríamos títulos como: "Asalto al poder", "Duelo de titanes", "Banca y poder", "El último magnate", "Los secretos del poder", "Banqueros de rapiña", "El césar", "Los hijos del césar"... No podemos negar que todo lo relacionado con la intriga y el poder están de moda.

Los individuos narcisistas expresan conductas que tienen por objetivo el control de los demás. La omnipotencia del pensamiento implica la posibilidad de ejercer influencia sobre los objetos o el mundo circundante, lo que requiere negar la existencia del otro en cuanto que éste supone un principio de limitación de esa omnipotencia. La persona narcisista necesita y busca poder para contrarrestar la deficiencia de su propia realidad. Poder y control son dos caras de una misma moneda que utiliza para compensar y proteger su propia vulnerabilidad. El narcisismo es sinónimo de poder, el cual puede manifestarse o dependiendo de los demás o sometiendo a los demás a su voluntad. Sentimiento de tener derecho sobre otros, que implica unas expectativas de privilegios especiales respecto a los demás y una especial inmunidad ante las normales demandas sociales. Se traduce en orgullo, engreimiento y conciencia de exigir derechos propios.


Parásitos, tiranos, vengativos
Los narcisistas son sujetos ávidos de veneración y que no soportan en absoluto el más mínimo cuestionamiento de su posición dominante. Por ello, estos individuos ensayan diferentes métodos de parasitar o invadir el espacio psíquico de otros individuos, a fin de exaltar su propia omnipotencia. Son sujetos que reclaman admiración en todos y cada uno de sus rasgos y a su vez, exigen que se les considere en el grado máximo de perfección, como seres únicos, sin permitir que el objeto externo pueda dirigir su mirada de reconocimiento a nadie más. Establecen una relación tiránica, intentando forzar a los otros a que les brinden su admiración incondicional mediante el control sobre sus actos o pensamientos.

La desmesurada imagen de sí mismo le hará reaccionar a las críticas con un sentimiento de rabia, vergüenza o humillación, aunque no siempre lo exprese. Según Fromm, no hay furia más grande que la de un narcisista a quien se haya herido en su narcisismo. Perdonará cualquier cosa menos que le ofendan en su narcisismo. Aunque no lo demuestre, querrá vengarse porque tal acción es como matarlo. No aceptará la más mínima disidencia de aquellos que puedan estar a sus órdenes.

Freud hablaba del "narcisismo de las pequeñas diferencias", que se evidenciaría en la tendencia a suprimir al que es diferente de uno mismo , como en las guerras de religión o en muchos otros fenómenos de exasperada intolerancia, lo que lleva paradójicamente a odiar más a quien se aleja de manera mínima de la identidad de uno o del grupo, que a quien se aleja de ella más ampliamente. Freud ponía como ejemplo la milenaria conflictividad entre árabes e israelitas, ambos semitas y ambos pertenecientes a grandes religiones monoteístas, para expresar que una ligera diferencia de identidad es más amenazante para la integridad de sí mismo que una gran diferencia. Tal conducta se observa en determinados grupos cerrados en sí mismos o sectarios, sean políticos, religiosos o sociales, que anulan al antiguo discípulo rompiendo todo tipo de relaciones con él. De la anterior comunidad de vida se pasa al odio y a la indiferencia más absoluta, por haberse permitido disentir de la norma grupal.

Una persona envidiosa se siente siempre perseguida, pues cuando ataca envidiosamente a sus objetos, éstos, a través de la proyección, dejan de ser amorosos y se convierten en objetos persecutorios envidiosos. La persona envidiosa manifiesta ansiedad ante sus propias posesiones, ya que cree que los demás le tendrán envidia y se las quitarán. Su envidia crónica le hace incapaz de aceptar un apoyo genuino y real de su entorno.

Los sujetos narcisistas viven en una gran paradoja: necesitan mucho de los otros, pero son incapaces de aceptar su ayuda. En expresión de Kernberg, ésa es "la gran tragedia" de las personas narcisistas: son incapaces de mostrar un normal sentimiento de gratitud y devalúan al que les ofrece algo y la propia oferta. La existencia de la envidia es incompatible con la de un yo grandioso. La persona narcisista es incapaz de reconocer su envidia y utiliza el mecanismo de la devaluación de las cualidades de los otros para defenderse de su envidia y, de esa manera, aumentar su imagen grandiosa. Por un lado, se muestra intolerante ante las críticas, ya que éstas implican una demanda de cambio personal. Y por otro, aparece suspicaz, desconfiado, envidioso y con celos hacia lo que los otros tienen. La envidia le hace sentirse hostil y grosero con su entorno. La lógica que impera es la de la disyunción excluyente: "o yo o el otro".


Exhibicionismo: él es el mejor
En su análisis de la sociedad española actual, Alfonso Ussía describe una nueva especie de la fauna humana: el homo sapiens inalambricus, que se caracteriza por airear todas sus pasiones y sentimientos en público. No sólo no tiene ningún tipo de pudor, sino que le encanta exhibirse ante su posible auditorio.

El narcisismo puede ser definido como la conducta motivada por el placer de ser admirado. El exhibicionismo narcisista es la expresión clínica de la necesidad infantil de admiración, que se traduciría en el excesivo deseo o necesidad de atención y admiración, en una tendencia a presentarse como único y exclusivo. Las personas narcisistas se caracterizan porque su actividad se dirige primeramente a obtener el máximo de aclamación y aprecio. Su motivación para trabajar es exhibirse. Estos sujetos presentan, por esto, una tendencia especial hacia la ocupación social, eligiendo profesiones en la que puedan recibir gratificaciones públicas.

Se suele poner como ejemplo de esta dimensión exhibicionista al personaje del film "Casanova" de Fellini en una secuencia que lo refleja plenamente: Casanova es empujado, ante la presencia de los asistentes a una fiesta, a competir con un criado para determinar quién es capaz de tener más relaciones sexuales en un tiempo determinado. Toda la gimnasia sexual del héroe se realiza sin ningún goce erógeno y, al finalizar la competición en la que resulta triunfador, es patético el contraste entre su júbilo narcisista y el dolor de su compañera ocasional, simple medio para probar la superioridad narcisista de Casanova.

Esa necesidad de continua aprobación exige un gran esfuerzo. El yo grandioso es un insaciable consumidor de experiencias externas. Ningún detalle puede quedar olvidado: desde preocuparse por la apariencia corporal hasta la lectura del último autor de moda. No olvidemos que su objetivo no es el ser sino la pose. Tiene miedo a su interior, a profundizar en sí mismo y, por ello, sólo le preocupa la apariencia. Esos esfuerzos conllevan un costo psicológico que aumenta la debilidad y fragilidad de la personalidad narcisista.


Falta de empatía: sin emociones
"Hitler mostraba la seguridad de sonámbulo que sólo tiene una persona extremadamente narcisista. Hitler no se interesaba por nadie, de manera que estaba libre de todo sentimiento cálido. Podía mostrar una agresividad sin límites aun contra sus colaboradores principales, alternándola con gestos y sonrisas benévolas y amables. Con otras palabras, mediante esta conducta les hacía sentirse como niños pequeños, ofreciéndose como el ídolo que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo castiga" (Erich Fromm).

Se entiende por empatía la capacidad de sentir con otro. La empatía implica compartir la emoción percibida en otro. La empatía es una respuesta emocional que brota del estado emocional de otro y que es congruente con dicho estado. Sin embargo, no pasamos por alto la distinción del aspecto como si, diferenciación mínima entre uno mismo y otro. Es decir, podemos intentar situarnos en la piel del otro, pero hay que tener claro que en ningún momento podemos ser la otra persona.

La nula empatía expresa la incapacidad para reconocer y experimentar lo que los otros sienten. La ausencia de empatía es típica de la patología narcisista. El trastorno narcisista de la personalidad se caracteriza por la negación de los sentimientos. La inhibición de la expresión de los afectos y emociones tiene lugar porque el narcisista piensa que al expresarlos se vuelve vulnerable. Las personas narcisistas se defienden ante un posible daño no necesitando o no expresando deseos.

Los sujetos narcisistas presentan dificultades para captar características propias de las personas con las que tienen conexiones íntimas: pareja, amigos, familiares. El narcisista vive en el mundo como si fuera un habitante de otro planeta y difícilmente consigue percibir lo que sucede a su alrededor. De ese modo, no se comprometen profundamente con nadie y, al mismo tiempo, se alejan del conocimiento de sí que les podría procurar esa relación.


Sin perder nunca los estribos
El narcisismo se define no tanto por la falta de expresión libre de las emociones cuanto por el repliegue sobre sí mismo: nada de excesos, de desbordamientos, de tensión que lleve a perder los estribos. Los individuos aspiran cada vez más a un desapego emocional, motivado por los riesgos de inestabilidad que sufren en sus relaciones interpersonales. Su objetivo es no depender de nadie, no atarse a nada.

El miedo a la decepción, el miedo a las pasiones descontroladas expresan lo que Lasch denomina "the flight from feeling" (la huida ante el sentimiento). No es raro, por esto, que se produzca una potenciación del cool sex. Se trata de enfriar el sexo, de eliminar cualquier tensión emocional, con el objetivo de llegar a un estado de indiferencia y desapego. Se trata del fin de la cultura sentimental, el fin del happy end, el fin del melodrama y el nacimiento de una cultura cool, en la que cada cual vive en un bunker de indiferencia,bien defendido de sus pasiones y de las de los demás.

En nuestra sociedad, del no sentir se ha pasado a la comercialización de los sentimientos. Es curioso que en una sociedad en la que se anulan los sentimientos tengan gran éxito programas de radio y televisión en los que diversas personas desnudan su alma frente a un auditorio anhelante por escuchar sus miserias y penalidades. Podríamos preguntarnos si el objetivo de tales programas es comunicar, provocar una comprensión empática o realizar un puro exhibicionismo.

No olvidemos que ya en 1914, Freud se refería a la imposibilidad de ayudar al psicótico por ser éste tan narcisista que era incapaz de crear una transferencia con el terapeuta. No podía captar algo externo a él mismo, pues lo único real era lo que había en su interior, lo que atañía a sus ideas y a su personalidad y no lo que pertenecía al mundo exterior.


Enormemente inseguro, siempre insatisfecho
¿"Dime de qué presumes y te diré de qué careces", dice el refrán. A pesar de la omnipotencia, la grandiosidad y la hiperestima, el narcisismo puede considerarse como un espejo mágico que falsifica la realidad del desamparo y de la impotencia del ser humano, reflejando una omnipotencia que no tiene. El narcisismo aparece como una formación reactiva, un mecanismo de defensa mediante el cual el sujeto actúa de manera totalmente distinta a como se siente o auténticamente es.

Al igual que en la obra de Oscar Wilde "El retrato de Dorian Gray", Narciso presenta una fachada que protege y esconde su verdadera identidad: inseguridad, vulnerabilidad. La imagen se destruye y desmorona al confrontarla con la realidad y provoca la destrucción del sujeto. En otra obra, "El cumpleaños de la infanta", Oscar Wilde describe a un enano cuyas ilusiones acerca de la magnificencia de su yo se colapsan cuando súbitamente ve su imagen en el espejo de la verdad.

El individuo narcisista aparece externamente como un sujeto con gran seguridad. Se trata de un mecanismo de defensa. El narcisista necesita su narcisismo y vive para alimentarlo. Es enormente inseguro, porque ninguno de sus sentimientos, ninguna de sus ideas, nada suyo, se funda en la realidad.

El narcisista está tan seguro porque no le interesa cómo son las cosas. Su seguridad se debe a que cree cierto lo que piensa, sólo porque es él quien lo piensa. A su vez, tiene una gran necesidad de ver confirmado su narcisismo, porque de lo contrario empieza a dudar de todo. Contrariamente a la creencia común, el narcisismo patológico no debe ser equiparado al extremo amor propio, sino más bien a la falta crónica y dolorosa del amor propio. Por ello, el narcisista realiza esfuerzos insaciables por sustituir el amor por la admiración externa.

El narcisismo no se identifica con la autoafirmación, sino con la pérdida de identidad. Hace referencia a un yo amenazado por la desintegración y por una sensación de vacío interior. El narcisista no se quiere, quiere quererse, pero siempre está insatisfecho consigo mismo, siempre se ve manifiestamente mejorable y, por ello, siente la necesidad compulsiva y esclavizante de maquillarse y embellecerse continuamente.

Sobre la misma idea ya había trabajado Horney, distinguiendo la "auténtica estima del yo" de la "inflación del yo". La verdadera estima del yo se apoya en las cualidades que una persona posee realmente, mientras que la inflación del yo le hace atribuirse, ante sí mismo y ante los otros, unas cualidades y hazañas sin fundamento real. Estima del yo e inflación del yo se excluyen.

El narcisismo es completamente diferente del amor a sí mismo. El narcisista no se ama, no está satisfecho de sí y por eso es codicioso. La codicia siempre es consecuencia de una grave frustración, ya sea codicia de poder, de comida o de cualquier cosa. La codicia se debe siempre a un vacío interior. He aquí la gran paradoja de la personalidad narcisista; por un lado es incapaz de captar nada externo a sí mismo y por otro, necesita constantemente el apoyo, la confirmación del suministro exterior narcisista para el mantenimiento de su autoestima. Romano utiliza el término "baluarte narcisista" para referirse a un sistema defensivo que utiliza el yo, con el objetivo de mantener, de modo rígido y estereotipado, una estructura que evita la realidad y tiende a conservar incólumes los sistemas ideales, ya anacrónicos.


Siempre a la defensiva, siempre solo
Cuando, por diferentes razones, la conexión con los objetos narcisistas se rompe, la persona narcisista cae en el extremo opuesto y muestra una apariencia totalmente distinta: negatividad, dificultades. Comienza lo que Giovacchini ha denominado "la desgracia (o fracaso) narcisista", cuando el paciente deja de obtener suficientes suministros narcisistas de su entorno.

Tal situación va acompañada de rabia narcisista, devaluación y reacción contra el objeto o ambiente externo. El paciente entra en una soledad grandiosa y comienza a incrementar las fantasías megalómanas acerca de sus cualidades y talentos. El costo del narcisismo es la soledad, la renuncia a la relación con los demás, ya que ésta implicaría una terrible relación de dependencia, riesgo de abandono y herida narcisista por el sometimiento humillante. La actitud narcisista aprendida en la infancia facilita la vulnerabilidad del sujeto ante la pérdida del amor y la valoración de los otros, lo que origina la búsqueda permanente de vinculaciones afectivas autorreferenciales, solipsistas y solitarias.

Esa soledad narcisista - la atención permanente a su propio yo - es una soledad precaria, atesoradora, explotadora y, a veces, chantajista. Miller resume esta idea en la expresión inner prison: el sujeto narcisista vive como en una prisión interna que poco a poco le aísla del entorno. Por todo ello, la curación del narcisismo no puede ser otra que la interacción y la aceptación de la dependencia.



Alienación personal y conducta antisocial
"Somos lo que somos a partir de nuestra relación con otros" (Mead). Potenciar el individualismo tenía sentido frente a un pasado que uniformizaba. La "gran cadena del Ser" llamaba Charles Taylor a esa jaula que envolvía al ser humano. Durante siglos, el orden social ha sido fijo e inmutable. Todo estaba ya predefinido: el que nacía pebleyo moriría plebeyo. Esta jaula era apoyada por una falsa concepción de Dios en cuanto legitimador de ese orden fijo. Por el contrario, actualmente se corre el peligro de absolutizar lo individual. Los principios rectores de la acción del individuo son el autodesarrollo y la felicidad personal. El individuo se ha convertido en el objetivo predominante y en la vara de medir del proceso de formación de los valores y actitudes. El ideal de autonomía individual es el gran ganador de la condición postmoderna, en parte a costa de obligaciones y compromisos relacionados con la vida familiar y con la vida comunitaria en general.

Es difícil aceptar la interpretación de Marcuse, según la cual Narciso rehusa mirar fuera, a la sociedad represiva, y lo presenta como un luchador frente a la represión social. Si se da ese rechazo a la sociedad por su represión, los efectos del rechazo no repercuten de manera positiva en el propio sujeto, no le liberan, sino que provocan su destrucción y aislamiento. El propio individualismo de Narciso no aporta ningún bien positivo ni para sí mismo ni para la sociedad. Es distinto del individualismo concebido según el esquema de Adam Smith, el cual beneficiaria a la sociedad a largo plazo. Al contrario, el individualismo narcisista sumerge al individuo en una alienación personal y en una conducta antisocial.

En oposición a los que defienden los efectos beneficiosos del individualismo, otros describen consecuencias bien distintas de tales planteamientos. El resultado es un hombre "unidimensional" (Marcuse), fragmentado y con "pensamiento débil", que se aísla del entorno y en su privacidad se dedica al goce de sí mismo. López-Yarto ha descrito a estos nuevos tipos como "hombres con mentalidad de diosecillos". Tales sujetos encuentran su correlato sociológico y un caldo de cultivo idóneo en el narcisismo de la cultura actual.

Ante la carencia de un proyecto universal, el hombre occidental se refugia en la subjetividad, en la esfera privada y en el culto a la individualidad. Cada sujeto es el centro del mundo y del universo. Nuestra civilización occidental se caracteriza por perder de vista las necesidades del otro. A pesar de tener miles de ventanas - televisión, radio, prensa- para observar el entorno, no capta la realidad externa. Por tener una anestesia social, y por buscar compulsivamente utensilios o experiencias que satisfagan la necesidad de gratificaciones inmediatas, vemos los hechos sin que nos afecten o interpelen. Es una cultura del yo en primer lugar.

El culto al individuo puede dar lugar a la egocracia. Una cultura de este tipo es una cultura anoréxica, la de la desgana, la expulsión y el rechazo, resultado evidente de una fase obesa, saturada y pletórica. El pensamiento postmoderno sería expresión de la cultura cansada del balneario del Primer Mundo. Hoy en día se potencia el sumergirse en el presente y vivir la vida, entendida únicamente como mi presente y mi vida. El narcisismo individualista se manifiesta en una propensión hacia la seguridad y la ausencia de compromiso. Muchos sujetos se resguardan en el individualismo y en las experiencias inmediatas: la sexualidad, el baile, los deportes, la droga. Como afirma González Faus, la vida es tan dura y tan insoportable, que vale más morirse viviendo bien que conservarla privándose de vivir bien. Link nota
Link:más estampillas de mitos griegos

Las mil almas de Arthur Cravan


Arthur Cravan nació en el año 1887 en Lausana y desapareció misteriosamente tras embarcar en un velero en el Golfo de México (1918). Entre esas dos fechas, Cravan" trabajó como fogonero, recolector de naranjas, mulero y chófer –"yo que sueño incluso en las catástrofes, digo que el hombre es tan desdichado porque mil almas habitan un solo cuerpo".

No se sabe muy bien con qué empezó a golpear antes Cravan, si con la pluma o con los puños. Con la primera fundó la revista literaria "Maintenant", mientras que haciendo uso de los segundos tuvo incluso la gran ocasión de pelear con Jack Johnson, campeón del mundo, en la Plaza de toros de Barcelona (domingo 23 de abril de 1916). Fiel reflejo de su insolencia literaria es la sección "Cosas Diversas" que se publicaba al final de la revista: "Nos ha alegrado mucho la noticia de la muerte del pintor Jules Lefebvre".

Los carteles le anunciaban de la siguiente manera: "el sobrino de Oscar Wilde hablará, bailará y boxeará, en una magnífica exhibición de "boxing-dance". Cravan había sido campeón de los pesos medios en el II campeonato anual de principiantes y aficionados, y campeón de Francia de pesos medios en el VIII encuentro de boxeo para aficionados y militares, pero su derrota ante Big Jack fue tan espectacular –"le tumbó con un fenomenal bofetón en la oreja izquierda, un golpe digno de un matarife o un maleante. Cravan no se movió más. La cosa no había durado un minuto"– que, un año después, Arthur se defendió de aquella humillación. ¿Cómo?... Mintiendo descaradamente sobre la pelea, aunque alabando al campeón: "el día que haya aquí una revolución, haré cuanto esté en mi mano para que sea nombrado rey de los Estados Unidos".

Ultimo round: Cravan debía hacer una ponencia sobre "los artistas independientes de Francia y América". Entró en la Grand Central Gallery completamente borracho y, tambaleándose ante un público sorprendido, golpeó la mesa y comenzó a quitarse lentamente la ropa, como si fuera a trabajar en el ring. Los policías se lo llevaron esposado y los periódicos le dieron una tunda mayor que la sufrida por Jack Johnson.

November 21, 2005



nuevos usos para el viejo WD40

Art Ensamble.of Chicago



Un trío de afroamericanos con Leroy Jenkins en violín, Sirone en contrabajo y Jerome Cooper en batería, doblándose cuando la ocasión lo requiere en instrumentos tan disímiles como piano, cello, viola, balafón y demás.
Criados en parte en las innovaciones de la AACM de Chicago, decidieron recalar en Nueva York a comienzos de los '70 y se las ingeniaron para grabar un disco -Vietnam, 1972- en el mítico sello ESP. Persiste como antecedente la participación de Leroy Jenkins en la legendaria Creative Construction Company junto a Anthony Braxton y Wadada Leo Smith. Un desembarco temprano en Europa que convertiría a la CCC en la contracara sin suerte del éxito rotundo que supo cosechar el Art Ensemble of Chicago en tierras parisinas.
Tampocó la suerte acompañó al Revolutionary Ensamble. Cuentan sus integrantes que la determinación a vivir en forma excluyente de la música del grupo los llevó más de una vez al borde de la inanición. Como legado aún secreto dejaron una media docena de discos de los cuales The People's Republic (1975), aparecido en una subsidiaria del sello A&M, sea quizás el más conocido.
Basta una anécdota para entender por qué la época les fue tan esquiva. Una cena en casa de Herb Alpert (el famoso trompetista de la Tijuana Brass y dueño de la subsidiaria en cuestión) con un invitado de lujo: el por entonces hiperexitoso compositor, arreglador y productor Quincy Jones. De una serie de vinilos en los que Alpert estaba revolviendo, Jones detecta la tapa de The People's Republic y pregunta qué es eso. Ansioso por impresionar a su ilustre huésped Alpert replica: "¿quieres escucharlo?" Fue ponerlo y a Jones se le desdibujó el rostro. Acto seguido la emprendió contra el grupo, que eso no era música y que esa clase de gente debería desaparecer de todas las grabadoras (mainstream).
Afortunadamente para Quincy, el mundo le hizo caso. Después de todo, ¿A quién puede importarle tres negros con pretensiones revolucionarias en el ámbito musical y también en el ideológico que, para colmo de males, propiciaban una experiencia colectiva en el terreno más bien individualista de la escena de los lofts neoyorquinos de la década del '70?
A nosotros. Y por razones fáciles de dilucidar. En términos de improvisación colectiva, jamás escuché ni vi nada que sonara tan natural, tan poco esforzado, como este trío. Se compenetran a la perfección, saben oírse con atención casi desmesurada, no existe el menor atisbo de egocentrismo en sus performances -ese mal tan extendido en la escena improvisada- y se nota con facilidad que acumulan miles de horas de práctica y experiencia compartida.
Su sonido es radical sin resultar elusivo. Se apoya en dos puntales básicos: la introducción del violín de Jenkins -una jugada harto riesgosa en una tradición dominada por los vientos- y la asombrosa ductilidad de Sirone para tocar el contrabajo con arco durante largos períodos. Un jazz de cámara donde las variables microtonales del violín contrastan con las florituras clásicas y hasta melódicas del bajo. Por su parte, la batería de Cooper recorre sin dificultades toda la escala de posibilidades expresivas.
Quizás el rasgo más revolucionario de este ensamble revolucionario sea su obsesión pionera por el espacio. Una cualidad que hoy reinvindica cierta improvisación denominada reduccionista a fuerza de perder esa furia sagrada que caracterizaba a los Albert Ayler, los John Coltrane y los Cecil Taylor de este (o de otro) mundo.
No es el caso del Revolutionary Ensemble, cuyas disonancias controladas, sus exquisitas texturas y esa dimensión colectiva que los convierte en mucho más que la suma de tres voluntades deberían servir de lección al marco amplio de la música improvisada actual. Lección que parece mejor estudiada por bandas americanas como Flying Luttenbachers o algunos momentos de Wolf Eyes y Black Dice que por las secas proposiciones intelectuales que acumula mucho del experimentalismo europeo de nuestros días.

November 20, 2005

Oscar Aleman

Oscar Aleman y su Quinteto de Cuerdas
link a website de oscar aleman

November 19, 2005

Wim Wenders: Pictures From the Surface of the Earth



link

Fea la actitud

Dos de las principales agencias de citas rápidas por internet en Estados Unidos Match.com y Yahoo, han sido demandadas por supuesto fraude y negligencia profesionallink

November 18, 2005

"Creo que la paranoia, en algunos aspectos, es la evolución en los tiempos modernos de un antiguo y arcaico sentido que los animales de presa todavía poseen: un sentido que les advierte que están siendo observados (...) un sentido atávico." philip k. dick (en una entrevista, 1974)

frente a la puerta, buscó a tientas el cordón de la lámpara. pero no lo encontraba. era absurdo. con los brazos y los dedos extendidos empezó a dar vueltas en la oscuridad. tuvo un arrebato de pánico, como si todo hubiese desaparecido a su alrededor. de tanto agitarse, su cabeza chocó contra la esquina del botiquín. los frascos de cristal del estante se tambalearon. lanzó un insulto. la voz de su mujer, increíblemente lejana, repitió: “¿estás bien?”. luego “¿qué pasa?”. phil murmuró, sin duda no lo suficientemente fuerte como para que ella lo oyera, que no encontraba el maldito cordón de la lámpara... cuando de repente comprendió que el cordón no existía. existía, sí (y siempre había existido) un interruptor en la pared, a la derecha de la puerta. lo encontró sin problemas y lo activó con un golpe seco. la bombilla del techo se encendió. observó el cuarto de baño con desconfianza. todo parecía normal. no muy limpio pero normal. algo de ropa interior secándose sobre la bañera. una cucaracha atravesó las baldosas del suelo. se contuvo para no aplastarla.
pensó: “¿de dónde he sacado el recuerdo de un cordón para encender la lámpara? un cordón preciso en un lugar preciso y con una longitud precisa, en un lugar preciso. no buscaba a tientas porque sí, como lo hubiera hecho en un cuarto de baño ajeno. no, buscaba el cordón de una lámpara que estaba acostumbrado a utilizar con la suficiente frecuencia como para crear un reflejo en mi sistema nervioso”.

la maestra de las niñas, exasperada por diálogos como:
-¡pero si los tigres no comen títeres!
-no, pero no creo que la directora lo sepa
quiso advertir a los padres. como anne no estaba en casa, fue phil quien la recibió, mostrando un vivo interés por sus teorías pedagógicas y asegurándole que se encargaría de controlar la imaginación de las niñas. pero al acompañarla para despedirse, no pudo evitar poner por unos segundos esa cara suya de exaltado, una expresión a la vez sardónica y de extasiado y susurrarle:
-no se lo diga a nadie pero yo soy phil dick, el famoso escritor.
la maestra lo miró con estupor. la cara de phil se recompuso y volvió a ser la del padre atento y responsable que acababa de escuchar las quejas de la maestra de sus hijas.
-¿cómo ha dicho?- balbució ella.
-no he dicho nada.

esto es de “yo estoy vivo, vosotros estáis muertos”, una biografía de philip k dick publicada por minotauro.

November 17, 2005

La personalidad narcisista

Principales características de la personalidad narcisista:
Egocentrismo
Autoimportancia y autoidealización.
Necesidad de admiración.
Necesidad de originalidad.
Afán de fascinación.
Inestabilidad emocional.
Incapacidad afectiva.
Falta de naturalidad y espontaneidad.
Exagerada tendencia a la fantasía.
Despreocupación por los intereses de los demas
Alteraciones de la psicosexualidad.


El trastorno narcisista de la personalidad se caracteriza fundamentalmente por un estar completamente volcado sobre uno mismo, con una actitud en la que destaca la autoimportancia, el culto a uno mismo. Se trata de personas con grandes deseos de originalidad, que viven pendientes de mantener y ofrecer a los demás una imagen irreal e idealizada de sí mismos con el fin de fascinarles y obtener su admiración. Todo lo que a ellos se refiere escapa de la vulgaridad, y hasta cuando hablan de sus problemas pretenden que éstos son "especiales". Es una continua necesidad de sorprenderles para lograr fascinarles.

Cuando están solos, se evaden a un mundo de fantasía en el que todo son triunfos, éxitos y gloria, viviendo plenamente a través de la imaginación estas situaciones, como un modo compensatorio de llevar a cabo los deseos que la vida real no es capaz de satisfacerles.

Suelen ser personas con una gran tendencia a compararse con los demás y muy envidiosas. Les molestan los triunfos ajenos como si éstos desluciesen su imagen, dificultando el poder ejercer su fascinación sobre los otros.
Exageran ante los demás los logros y honores que han obtenido en los diversos campos, intentando de este modo rodearse de un halo de genialidad que despierta la admiración de quienes les rodean. Esto es muy característico, ya que necesitan ser constantemente admirados, para de este modo reafirmar la imagen idealizada que tienen sobre sí mismos. Por esto, están siempre muy pendientes de las apariencias, de su imagen, de la impresión que causan en los otros y de las opiniones que los demás emiten sobre ellos.
Si alguna vez se produce una crítica peyorativa o se hace manifiesto algún fracaso personal, intentan justificarlo mediante mentiras o complicadas racionalizaciones, quedando, pese a ello, profundamente afectados, ya que entonces ven amenazada su autoestima.
Este tipo de situaciones les produce rabia, vergüenza o humillación, poniendo de manifiesto un oculto sentimiento de inferioridad. Otros, por el contrario, reaccionan ante las críticas de los demás con una aparente frialdad e indiferencia. Sin embargo, bajo esa falsa superioridad se vislumbra una exagerada dependencia de los juicios ajenos.
Los narcisistas están tan pendientes de sí mismos que apenas se pueden dar cuenta de los intereses y deseos de los demás, de sus preocupaciones o necesidades, de prácticamente nada de lo que les ocurre a los otros, con los que son incapaces de establecer una comunicación recíproca, franca y sincera.
Paradójicamente, los narcisistas sí que esperan favores especiales de los demás, como si fuese algo que mereciesen porque sí, por tratarse de ellos, y a pesar de que ellos no asuman ni hayan nunca asumido, a su vez, obligaciones recíprocas.
Su indiferencia y despreocupación por lo que sienten los demás contrasta plenamente con el interés que demuestran por todo lo suyo, limitándose en muchos casos a explotar a los demás para así lograr sus deseos y caprichos, a la vez que desprecian los intereses de éstos y sus derechos.
La comunicación afectiva con ellos adolece de superficialidad e irrealidad, como si se interpusiera una distancia insalvable que corresponde a su marcada falta de naturalidad, espontaneidad y sinceridad. Son incapaces de establecer unos lazos afectivos francos y sencillos.
Esta incapacidad para mostrarse tal cual son, se debe principalmente a un profundo miedo a perder la fascinación que creen ejercer sobre su pareja, con lo que generalmente ocultan sus propios sentimientos, ya que piensan que en caso de quedar estos al descubierto se vería dañada su imagen, perdiendo la admiración de los otros.
Por tanto, se comportan y dicen sentir exclusivamente aquello que creen que puede reforzar la imagen artificial y ficticia que ofrecen sobre sí mismos o impresionar a quienes les escuchan.
Por otro lado, les resulta muy dificil establecer una relación afectiva estable. Sus juicios de valor sobre las personas con las que establecen una relación íntima oscilan entre la idealización y la devaluación.
Generalmente se comienza con una exagerada idealización de la persona amada, que da paso a una intensa e injustificada devaluación. Este paso suele ser brusco, quedando defraudados por motivos insignificantes. Es como si de repente surgiese un sinfín de defectos que hasta ese momento había permanecido ocultos, a la par que las virtudes dejan de ser tales.
Se suele optar entonces por la ruptura, aunque en otros casos continúan alternándose sucesivamente estas fases de idealización y devaluación por tiempo indeterminado o hasta que la otra persona toma una resolución.
Su egocentrismo se traduce, muchas veces, en comportamientos donjuanescos, en los que la conquista de otra persona cumple esencialmente la función de servir para reafirmar la imagen idealizada de sí mismos. Enamorar a los demás implica para ellos la confirmación de su alto valor, como consecuencia del cual los otros le admiran y enamoran. Por eso, cuantas más personas se conquiste, más razones habrá para aumentar esa autoestima. Cuanto más dificil sea una persona de conquistar, mayor interés tiene para ellos el lograrlo, ya que reafirmará más la idea de su propio valor.

No existe una intención de amor, es decir, de dar y compartir afecto con el otro, sino que, incapaces de poder dar y recibir auténtico afecto, se limitan a manipular la relación con la única finalidad de acrecentar o sostener su propia autoestima.

El trastorno narcisista de la personalidad también se asocia frecuentemente con desviaciones sexuales o parafilias. Estas surgen en el narcisista como resultado de este mismo problema: se humilla a la pareja para demostrarse a sí mismos (y tal vez a los demás posteriormente) el cariño y admiración del que pueden ser objeto. Se recurre, entonces, con cierta frecuencia, a comportamientos sexuales sádicos con la pareja, a la que pueden someter a todo tipo de vejaciones, aludiendo incluso, a que si no aceptan, es porque no les quieren suficientemente, lo cual no supone más que una manipulación de sus sentimientos en pro de su afán patológico de autoafirmación.

Tras haber obtenido este resultado, pueden despreciar, paradojicamente a esta persona, que pierde súbitamente su valor, pudiendo pasar rápidamente de la idealización hasta el mayor desprecio hacia la persona con la que hasta ese momento venían manteniendo relaciones sexuales. Buscan de nuevo una pareja con la que reanudar una relación patológica, en este sentido, y a la cual, en muchos casos, acabarán destruyendo psicológicamente.

El narcisismo se asocia con mucha frecuencia, con el trastorno histriónico o histérico de la personalidad.

En estos casos aparecen síntomas propios de ambos trastornos.

También son frecuentes entre los narcisistas las depresiones, y en menor medida, las psicósis reactivas breves.NPD & BPD

November 15, 2005


Un grupo de expertos británicos piensa que han encontrado los ingredientes esenciales para hacer más feliz la vida de las personas.

En un inusual experimento que se prolongó por tres meses, seis especialistas en una variedad de disciplinas trabajaron para mejorar los niveles de felicidad en Slough, un pueblo típico del Reino Unido.

Los expertos intentaron y probaron 10 medidas simples en la búsqueda de la felicidad.
Encontraron que las estrategias exitosas incluyen cuidar una planta, sonreír a extraños, llamar a un amigo y recortar a la mitad las horas pasadas viendo televisión.
En estos días se transmite en el Reino Unido una serie televisiva de cuatro episodios llamada "Haciendo feliz a Slough", en la que se sigue el trabajo y el progreso del equipo.

La escuadra de la felicidad incluye al psicólogo Richard Stevens, el sicoterapeuta Brett Kahr, las expertas en terapia ocupacional Jessica Pryce-Jones y Philippa Chapman, el empresario social Andrew Mawson, y Richard Reeves, experto en filosofía, políticas públicas y economía.

Durante la miniserie, los investigadores toman 50 voluntarios de Slough, con el objetivo de sembrar las "semillas de la felicidad" entre este grupo inicial, quienes después contagiarían con su alegría a otros.

Stevens explicó: "Los voluntarios llevarán a la comunidad sus destrezas y actitudes recién descubiertas, y de esa manera empezaremos a cambiar el clima psicológico de Slough".
Basándose en conocimiento e investigación, el equipo diseñó un plan de diez puntos para llegar a la felicidad.

Los expertos midieron el nivel de felicidad de los voluntarios de Slough antes, durante y después del proyecto, para evaluar si sus métodos eran efectivos.

A lo largo del experimento, el equipo de expertos enfrenta el reto de vender su ciencia a un público potencialmente escéptico, que no está preparado para su aproximación poco convencional al problema, que va desde bailar en un supermercado hasta abrazar árboles.

Quack!
Tales of Medical Fraud from
the Museum of Questionable Medical Devices
by Bob McCoy, Curator
The curator of the Museum of Questionable Medical Devices shares his collection of the hilarious, horrifying, and preposterous medical devices that have been foisted upon the public in their quest for good health. Includes the Prostate Gland Warmer, Phrenology Machine, Recto Rotor, Nose Straightener, Wonder Electro Marvel, and hundreds of other quack devices. With period advertisements, promotional literature, and gadget instructions, this book offers a wealth of past-and-present medical fraud.

November 14, 2005

chi kung

En el canon de la Acupuntura, el Nei Jing, 2000 años antes de Jesús Cristo, el emperador amarillo Huang Di recibe la enseñanza de su medico preceptor. Qibo dice:

“A los 7 años, una muchacha posee un qi de los riñones abundante, cambia de dentición y sus cabellos se alargan;

A los 14 años, el agua celeste es producida, el canal de concepción (renmai) se desbloquea, el canal de asalto (chongmai) esta enteramente lleno de qi, la sangre menstrual fluye cada mes con período regular, y la mujer es fecundable;

A los 49 años, el canal de concepción esta vacío, el canal de asalto débil, el agua celeste agotada y la vía terrestre obstruida, es por eso que el cuerpo envejece y se vuelve estéril...”

Los Qi Gong para la mujer no son muy numerosos, pero fueron concebidos en función de la especificidad de la circulación energética en el cuerpo femenino y en el fortalecimiento de la sangre.

Los puntos y los meridianos son :

Tan Zhong: manantial del medio 17VC, es también llamado mar de sangre como el 9RP, o puerta celeste;

Ren Mai: el vaso concepción;

Chong Mai: meridiano de asalto o canal central;

Dai Mai: meridiano de la cintura;

Los meridianos yin;

Los meridianos del Hígado (reserva la sangre), de la Vesícula Biliar (elimina las toxinas), y del Corazón, ligado al útero;

Ming Men: los riñones (sede de Jing Qi).

Las partes del cuerpo más trabajadas son:

Los pechos (símbolo femenino) que están ligados a las glándulas sexuales: con el fin de estimular la secreción hormonal, regularizar el sistema endocrino del cuerpo, favorecer la circulación de la energía y de la sangre en esta región.

El abdomen: con el fin de estimular profundamente la energía y la sangre de toda la pelvis, mezclar y armonizar el agua y el fuego del cuerpo y energetizar el útero.

Los riñones con el fin de tonificarlos, de activar la energía y la sangre, favorecer la creación de energía esencial (Jing Qi).

La columna vertebral, columna celeste que sostiene el cielo “si la columna esta averiada el cielo se cae!!!” Una columna ágil para una buena apertura y circulación de los canales.

Estos Qi Gong pueden tener en cada etapa de la vida de una mujer:

Una función de prevención: por ejemplo, los masajes de los pechos previenen las enfermedades como la mamitis o la hiperplasia lobular de los pechos.

Un papel complementario al Tao Sexual Femenino.

Una función de acompañamiento y de sostén:

1) A una curación (los masajes de los pechos atenúan las secuelas de la operación del cáncer de los pechos, los masajes del vientre previenen los quistes, las desarmonías de los ovarios o las anexitis, el movimiento de levantar al vientre esta aconsejado para prever la bajada del útero después del parto)

2) A un embarazo (« masaje del abdomen en todos los sentidos » estabiliza al feto durante el primer periodo de embarazo y favorece la comunicación con el feto)

3) En la menopausia (“masaje del abdomen en todos los sentidos” ayuda a disminuir los sofocos y las emociones)

O simplemente un medio de ofrecer bienestar a su propio cuerpo: sentir los pechos mas abiertos, menos atascados, la pelvis mas libre, menos dolorosa en ciertos periodos, el andar ondulante y… la mirada iluminando al rostro, reflejo de una feminidad asumida!

Si es cierto que en general la mayoría de los ejercicios de Qi Gong fueron creados por hombres, y practicados de forma mixta, sin embargo tenemos series, nosotras las mujeres, especificas a nuestra naturaleza.

Para vivir en armonía, entre el cielo y la tierra, rodeadas por la Naturaleza, dejemos que los hombres expresen su naturaleza Yang y dejemos que se abra nuestra naturaleza Yin para una perfecta complementariedad.

Un hombre sueña que ama a una mujer. La mujer huye. El hombre envía en su persecución los perros de su deseo. La mujer cruza un puente sobre un río, atraviesa un muro, sube una montaña. Los perros atraviesan el río a nado, saltan el muro y al pie de la montaña se detienen jadeando. El hombre sabe, en su sueño, que jamás podrá alcanzarla.
Cuando despierta, la mujer está a su lado y el hombre descubre, decepcionado, que ya es suya

November 12, 2005


“los dinosaurios les gustan a los chicos porque son grandes, malos y ya no existen” (stephen jay gould, “dinosaur in a haystack”)

humm...

Esta carta anuncia la simultaneidad de dos relaciones amorosas. Una a campo abierto. La otra secreta. Es posible que mantengas una relación con alguien del trabajo. O que vayas a hacer una elección entre tu vida profesional y tu vida amorosa. Nadie te pide que renuncies a uno para guardar al otro, por lo que puedes navegar hábilmente y con gran discreción, para conseguir hacer frente a todo. Uno de los "enamorados", anunciado en esta carta, debería ser más joven que tú.
La carta de los Enamorados indica una sexualidad plena con dos personas diferentes. Uno permanecerá en la sombra, mientras que el otro saldrá a la luz. Uno representará la ternura y la seguridad; el otro una sexualidad tórrida bajo el signo de la novedad.

November 10, 2005

Amaliyo? Lindo coló...

No es que uno piense mucho en estas cosas, pero a veces parece que en China se inventó todo. El papel, la tinta, el barrilete, el peaje, los canales navegables, las murallas, la pólvora –y los cañones, que eso que la usaban sólo para petardos es una tontera–, la burocracia profesional y los rangos militares. Mirar la historia de los chinos es repensar unas cuantas cosas que creemos de este lado, aunque sea por la escala: todo eso lo inventaron hace tres o cuatro mil años. Y ahora, para terminar de ponernos en nuestro lugar, aparece un capitán retirado de submarinos de la Armada Real demostrando que los chinos descubrieron el mundo: descubrieron el cabo de Buena Esperanza, mapearon Africa, encontraron Australia, recorrieron la Antártida y el Polo Norte. Y por supuesto, descubrieron América. Todo esto lo hicieron setenta años antes que Colón, un gaijin que les robó el crédito, y con una flota tan formidable que hasta la Primera Guerra Mundial no se vio cosa semejante.

Esta historia desesperante está relatada en un libro gordo, desprolijo y apasionado, 1421, escrito por el capitán de navío (RE) Gavin Menzies, un hombre que todavía no se repone del shock. Menzies subtituló su obra “El año en que China descubrió el mundo”, ganó sus buenos duros, logró juntarles las cabezas a eruditos al principio escépticos y arrancó un proyecto global para terminar de encontrar los rastros de la inmensa expedición china. Lo que llevó al buen capitán a concentrarse en esto fue, además de tener tiempo libre, una intriga que le venía de sus tiempos de cadete naval: si el mundo se comenzó a descubrir a partir de la década de 1480, cuando los portugueses dieron la vuelta al Cabo y llegaron al Indico, ¿cómo es que aparecían islas en lo que después se llamó Caribe en mapas de 1440 y 1450? Menzies empezó a estudiar el tema y se topó con que era peor de lo que le habían mostrado en su juventud. Había más mapas, mapas que mostraban la Antártida, mapas que mostraban prácticamente toda la costa de Africa, mapas que mostraban la Australia que supuestamente descubrió Cook a fines del 1700, y hasta un mapa alucinante que mostraba la costa norte de Rusia completa, lugar teóricamente mapeado por orden del zar cuatro siglos después de la fecha del mapa renacentista.

El capitán de submarinos empezó a leer y leer, encontrando rarezas en los diarios de navegantes –Colón escribiendo que las Antillas estaban “donde decía mi carta náutica”– y polémicas eruditas que criticaban las descripciones de islas o los tiempos de navegación medievales. La llave del asunto vino por dos razones inesperadas. La primera es que Menzies sabe navegar, algo que muy pocos cartógrafos e historiadores saben hacer. La segunda es que el buen hombre, que ya tiene sus años, nació y se crió en China.

Sería largo contar cómo llegó Menzies al emperador Zhu Di y a sus almirantes eunucos, un rompecabezas que le tomó quince años armar. La cosa es que pudo establecer sin duda alguna que el 8 de marzo de 1421 zarpó de China la más formidable flota jamás creada por el hombre, con más de 300 navíos protegidos por decenas de sampanes de guerra de 200 metros de largo y cinco mástiles, cientos de tripulantes, decenas de concubinas para los oficiales que no fueran eunucos, un batallón de prostitutas que atendían a los marineros –y a las gallinas–, cultivos flotantes de brotes de bambú y nutrias amaestradas para pescar en alta mar. La flota al mando del gran almirante Zheng He tenía una orden global: llevar a todas las naciones del mundo el mandato del Celeste Imperio y ordenarles rendir tributo a Pekín. Sólo quedaba afuera la brutal Europa, destino de una futura segunda flota, seguramente mejor armada.

Al partir, la flota se dividió en cinco escuadrones. El más chico, al mando de Zheng He, se quedó en el Indico, comerciando con los socios hindúes que llevaban seis siglos comprando porcelanas y vendiendo algodones, y llevando de vuelta a sus hogares a los príncipes y dignatarios que habían visitado la flamante Ciudad Prohibida para su fiesta de inauguración. Los enviados a China volvieron tan cargados de regalos que medio siglo después los portugueses todavía se encontraron con reyes mozambicanos y emperadores etíopes que tomaban té en finísimas porcelanas de arroz, mejores que las que se usaban en Lisboa.

Las otras flotas se repartieron el mundo. Con una curiosidad obsesiva, dieron la vuelta al Cabo de Buena Esperanza y mapearon la costa Atlántica de Africa, siguiendo vientos y mareas ya que los grandes sampanes no navegan bien sino con viento de atrás. Descubiertas las islas de Cabo Verde, una flota recorrió la costa americana del Orinoco a las Malvinas, bajó a lo que hoy es la Antártida argentina y volvió a China por el peor lugar, el brutal infierno de la latitud 40, un páramo en el que no hay nada hasta que llegás a Australia, que también descubrió.

Otra flota, mientras, cruzó al norte, recorrió el Caribe, subió por la costa norteamericana, dio la vuelta a Groenlandia –algo imposible de hacer hoy en día, por el hielo–, pasó por Islandia y, como para ver qué había, volvió a China por el norte de Rusia, creando el primer mapa de Siberia y el Artico. Las otras dos flotas se despidieron de sus colegas en la Patagonia y pasaron al Pacífico. Entre las dos fueron de Tierra del Fuego a Sea- ttle, cruzaron el inmenso océano, descubrieron Nueva Zelandia y el lado este de Australia y terminaron de mapear las Filipinas y ese dédalo que es Indonesia, camino a Nankín.

Los chinos no encontraron tantas cosas interesantes en el mundo. Sacaron cobre en Brasil y Estados Unidos, cazaron hasta cansarse en la Patagonia y clasificaron árboles de madera dura en el Caribe. Ya que estaban, se dedicaron a una pasión añeja que tenían y tienen, la de traer y llevar cultivos, lo que explica que en China se come maíz desde tres siglos antes de que los europeos lo llevaran al Asia y que en las Américas haya arroz salvaje y cocoteros, que son nativos de Indonesia. Pero lo que realmente les interesó a los súbditos del Hijo del Cielo fue México: ahí se encontraron a los aztecas. Según parece, no sólo comerciaron sino que se instalaron por el norte, en lo que hoy es California, donde los españoles se encontraron un siglo después con gente que plantaba arroz, hablaba un dialecto chino y comía con palitos. El mundo, encontró Menzies, está inseminado de naufragios chinos en lugares inexplicables –Nantucket, la gran barrera australiana– que tienen casi cuatro siglos, por no hablar de técnicas mexicanas de esmaltado indistinguibles de las de China.

¿Por qué esta historia no era conocida? Primero, porque las flotas no fueron a Europa, con lo que Colón y su gente se quedaron con los títulos de descubridores. Segundo, porque los chinos ya habían inventado también el totalitarismo, y cuando lo que quedaba de las flotas fue volviendo a casa a partir de 1423 se encontraron con que Zhu Di había muerto, su sucesor era un xenófobo, los mandarines habían dado un golpe palaciego y se acababa de firmar un decreto imperial que prohibía navegar, explorar y hablar siquiera del mundo. China, decía la seda roja que abarca al orbe, es el centro del mundo y no tiene que ir a ninguna parte, ya que el mundo debe ir a ella. El almirante Zheng He se encontró transformado en un paria político al que le dieron un título de honor y una buena casa con vista al puerto para que viera pudrirse su flota. Para mayor humillación, los archivos y mapas de su expedición fueron quemados, como herejías.

¿Y los mapas de Colón? Antes de su exilio interno, a Zheng se le permitió un último viaje a Calicut, donde dejó toneladas de mercaderías ya encargadas y a un viejo amigo con algunos mapas parciales de pavorosa exactitud. El amigo se llamaba Niccoló da Conti, era un veneciano andariego que volvió a Europa y les fue vendiendo mapas a geógrafos de medio continente. Cristóbal, como Magallanes, Elcano y tantos otros, compraron copias y las llevaron en sus barquitos descubridores.

November 3, 2005


JORGE W.



Qué asco me das, usurpador

miles de muertos tienen tu olor

no sos ni un bagre, ni un escorpión

una luz mala es lo que sos


Jorge W., la guerra no terminó

falta que pagues por tanto dolor

Jorge W., no sé si te dijo Dios

lo que te espera es peor que vos


Te hacés el cowboy pero no sos

como quisiera estar frente a vos

si hasta Jack Daniels te abandonó

veo tu tumba y ninguna flor


Jorge W., la puta que te parió

falta que pagues por tanto dolor

Jorge W., no sé si te dijo Dios

lo que te espera es peor que vos.

(*)

November 1, 2005


más galaxias
Si estas galaxias están a quicihicientos billones de años luz, es posible que aunque podamos verlas ya no existan...y después quieren que ande con carita de feliz cumpleaños por la vida, eeh??