La psiquiatría moderna, junto con la industria farmacológica, siguen descubriendo este tipo de síndromes e investigando en sus paliativos. Ya se habla de males cada vez más extendidos, como:
-El Síndrome de no Querer ir a Trabajar
-El Trastorno de no Entender lo que quiere el Jefe (Por lo general se presenta junto con el Mal de no Tener Especialmente Ganas de Hacerlo)
-El Síndrome de Aburrirse cuando Hacés una Planilla de Excel
-El Síndrome de no Importarte cómo se Llama el Tipo del Banco que ya te Llamó Diez veces para Venderte un Seguro de Vida, a Pesar de lo Cual Insiste en Decirte “Hola, mi nombre es Enrique”
-El Trastorno de Dilatar una Llamada Telefónica para Hablar con un Tipo para Avisarle que por Ahora no le Vas a poder Devolver la Guita
-El Síndrome de no Tener Guita
-El Mal del No Reconocimiento de un Tipo que se Encontró con Vos en la Calle y al que Viste un Par de Veces en lo del Novio de una Amiga de tu Novia, pero Igual se Ofende
-El Trastorno de no Reírte con un Programa que Todo el Mundo dice que es Buenísimo
-El Síndrome de Ver Mucha Tele y no Querer Salir a Hacer Ejercicio
Todos estos graves trastornos, cada vez más frecuentes debido a las presiones y el “stress” de la vida moderna, tienen sus correspondientes medicaciones, tales como el Gondor Aplicable, el Jor-El Geriátrico, el Kabul Psicotrópico y otros, todos los cuales, gracias a un trato especial con mi “dealer” (como les decimos a los visitadores médicos en la jerga psiquiátrica), he tenido el placer de experimentar (a veces de a tres o cuatro), por lo cual puedo decir que ESTÁN BÁRBAROS y te ponen RE PIRICUCÚ; así que recomiendo su ingestión preventiva, por ejemplo ahora me voy a tomar uno o dos. O tres. Ya está. Mmmmmmmmmm. Sólo me queda decir que los amo a todos. Mucho. En serio, en serio. Los amo. No los conozco y los amo. Disculpen si lloro. Huy, ahora me río. Ahora veo un poco borroso. Ahhh, no es que estaba llorando de nuevo.