Meditando me pregunto: ¿hasta qué punto los estudios actuales iluminan en nuestra mente el proceso creador de “El Gran Todo?” Es decir: ¿Qué aportes nos proporcionan las siguientes disciplinas? : la neurofisiología, la neuroquímica, la neurofarmacología, la neuropsicología, la neurocirugía, y las neurociencias cognitivas. Esta última emplea técnicas de prospección de gran punta como los modernos escáner a proyección de antimateria (positrones). Asimismo, ¿qué aportes nos dan? : los distintos radioisótopos emisores de fotones, o que es lo mismo, las poderosas ondas electromagnéticas en el interior del cerebro que, luego de “ anotar” fenómenos, se registran como formaciones anatómicas y o funcionales en máquinas especiales desde el exterior del cerebro para su estudio e interpretación; o la Resonancia Magnética Funcional, a la que se le puede adjuntar para hacerla más sensible y precisa, un marcador metálico: el gadolinio (tierra rara), que es un contraste ferromagnético muy útil en diversos estudios funcionales cerebrales.
Estas técnicas de avanzada nos ayudan a la comprensión y origen de las manifestaciones funcionales de la experiencia externa subjetiva, del sentimiento místico impreso en el círculo connatural de la religiosidad, de la Fe en Dios, de las manifestaciones del inconsciente colectivo, de la imaginación activa, de las revelaciones y de todo lo anímico incluido el amor verdadero y los valores fundamentales.
A cada estructura específica del cerebro le corresponde una función y esta función será tanto más acabada y perfecta cuanto más siga y respete la organización en que se apoya la acción que se estudia y a la vez se integre al funcionamiento total del encéfalo.
Toda experiencia sensorial consciente o inconsciente queda registrada en las diferentes neuronas y podrá ser conocida en otro momento si se dan las condiciones o necesidades propicias. Algo similar sucede con nuestro conocimiento hereditario genético el que constituye una base de potencial cognitivo muy superior y profundo. Se trata del inconsciente colectivo universal descrito por C. G. Jung del que me he referido en otras columnas de ÚLTIMAS NOTICIAS.
El inconsciente colectivo está registrado en toda la integridad del cerebro como un holograma y es la fuente de muchos descubrimientos y revelaciones en todos los tiempos.
Los hallazgos científicos, las creaciones artísticas, la poesía, la intuición religiosa , la matemática, etc. , se dan en personas sensibles después que la mente consciente ha trabajado con el problema en estudio de manera intensa y con ahínco, entonces, se presenta una visión intelectual o se manifiesta la imaginación activa. Entre otros muchos, son los casos de: Arquímedes, Newton, Darwin, Dante, Kekule, Poincairé, Gauss, etc.
La lógica en el proceso interior preconsciente, la interpreto como el esfuerzo permanente e inquebrantable de llagar a algo nuevo. No es el azar, pues el azar no es creativo ni productivo. Reitero, es un mirar hacia adentro, consultar las propias intuiciones, incentivar el inconsciente colectivo, distenderse, para que se manifieste la imaginación activa, y se expresen las revelaciones de Dios, de su madre la Virgen María, de Santa Pulqueria “Guardiana de la Fe” y demás “Almas” capaces de hacernos llegar del mundo espiritual lo ignorado o secreto, o sea, su acción intermediaria de Neumoteología (espíritu de Dios).
Cuanto más creemos en las actividades de nuestra mente, cuanto más la utilicemos y tengamos FE en ella, mejor trabaja y rinde y más satisfacciones nos proporciona. Para ello es fundamental que se pongan en comunicación e intercambio los distintos centros funcionales del sistema cognitivo afectivo, junto a la gran red de canales de circulación multidireccional del influjo nervioso central y sus mediadores farmacológicos. De ahí que la capacidad intelectual pueda ser modificada favorablemente mediante el uso de la voluntad creadora, de la autocrítica sincera, del autoanálisis unido a la autorreflexión en forma conjunta con la estimulación permanente de las funciones cerebrales superiores: lenguaje, memoria asociativa y aprendizaje asimilativo, completando con el aprovechamiento de la reverberación cerebral, es decir, la reflexión difusa de las diferentes funciones especiales que permite anticipar conscientemente determinados acontecimientos: , desarrollando la capacidad de integrar y desarrollar la información almacenada necesaria para interpretar el pasado, para vivir el presente o para la preparación del futuro.
Investigando todo esto, incluido el círculo de la religiosidad, Newberg y D´Aquilli, científicos de la Universidad de Pensilvania han estudiado el cerebro humano empleando cortes tomográficos con el escáner SPECT (Tomografía Computada por Emisión de Fotón único), y descubrieron los efectos que producen las prácticas espirituales en nuestro cerebro. Se prestaron voluntarios místicos que practican la meditación profunda o la oración con devoción hasta llegar a identificarse con lo absoluto.
Con el SPECT se comprueba que la actividad del encéfalo se modifica con las inquietudes espirituales. La actividad se intensifica, se iluminan algunas áreas frontales del cerebro al desarrollarse la concentración propia de la meditación o de la oración. A su vez un grupo de neuronas en el lóbulo parietal izquierdo se apagó ( quedó silente), el cerebro está percibiendo una realidad funcional que denomino Neumoteología ( espíritu de Dios) que,
permite al yo y al “sí mismo” distinguirse de los demás gracias a las impresiones dejadas por el Creador en la estructura –funcional cerebral.
Este descenso de la acción –función del lóbulo parietal izquierdo origina percepciones espaciales diferentes y la pérdida del sentido de uno mismo del que se puede tener en estado de vigilia. Es en ese momento cuando se posibilita la así llamada experiencia mística que, es la que permite a un sujeto trascender su identidad individual e identificarse con la Divinidad.
La desconexión celular regional cerebral les permite sentirse unido: con un todo unificado y trascendente. Interpreto que, psicológicamente se trata de manifestaciones del inconsciente colectivo universal, que es pregenético y proviene de Dios.
Los investigadores de Pensilvania han encontrado en el encéfalo el circuito de la religiosidad. Han demostrado que el cerebro tiene la capacidad de conectarse con una realidad oculta más allá del universo físico, que es la base de las realidades religiosas primarias.
Las que se originaron desde el tiempo cero del Big Bang por el soplo cosmogenètico del Creador y llegando a la Tierra a través de los Neumofotones hechos de espíritu y energía. (Se puede leer en otros artículos publicados en la página Web: www.aulo20m.con o en algunos Buscadores conocidos).
Por lo importante del descubrimiento, reitero lo expresado, que las investigaciones tomográficas (SPECT) practicadas en voluntarios de diferentes confesiones religiosas en sus momentos de meditación u oración, han apreciado cambios en el cerebro relacionados con estos estados de conciencia que posibilitan la disolución de la individualidad y la identificación con la totalidad. El cerebro se conecta con una realidad diferente que está oculta más allá del universo físico, realidad que es la base de las tradiciones y experiencias místicas.
Las creencias religiosas han surgido en el hombre porque el cerebro humano está biológicamente preparado para mantener algún tipo de relación con lo que pueda haber más allá del universo físico en el mundo de la Neumoteología.
Newberg y D´Aquilli han descubierto que el estado de meditación o de relajación mental (oración) desactivan regiones del cerebro que regulan la personalidad permitiendo que los místicos voluntarios pierdan durante un tiempo ( el de meditación – oración) la capacidad de distinguirse de los demás y se sientan identificados con la totalidad trascendente. Ello se debe a que Dios ha dejado huellas de su presencia en el cerebro para que los seres humanos puedan llegar a conocerle y sientan impulso y necesidad de llegar hasta ÉL. La indicación médica de: instantes diarios de meditación-oración, pueden en muchos casos, cambiar para bien nuestra salud y conducta.
Si bien las máquinas detectoras de radiación con selecta información anatómica y funcional “ aún no han podido ver a Dios”, en las imágenes obtenidas en cambio, registran distintas acciones del Creador las que en forma indirecta nos indican su presencia. El conocimiento que primeramente arrojó estas investigaciones con tubos emisores de rayos Gamma a fotón único (SPECT) es que la actividad del encéfalo se modifica con las diligencias espirituales y con la intensidad y calidad del pensamiento.
Los científicos investigadores de la universidad de Pensilvania, consideran que el circuito cerebral de la espiritualidad es un argumento avalado por la ciencia de la existencia de Dios.
Lo anterior es un resumen muy somero de una nueva disciplina: la Neuroteología, según la cual Dios ha dejado, desde la Creación, huellas de su presencia en el cerebro para que los seres humanos puedan llegar a conocerle y sientan impulsos de llegar a Él y sentirlo por sus acciones y revelaciones. aulo