September 16, 2007

Me leí Idios Kosmos


de Pablo Capanna. Y me gustó más todavía que la de Emanuele Carrere.
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Martín Perez: Marcianos al ataque
La reaparición de Idios Kosmos permite un regreso a dos bandas: la de Philip K. Dick, objeto del minucioso ensayo, y la del ensayista Pablo Capanna, una de las expresiones más cabales de una ciencia-ficción argentina.
Cuando se intenta hablar de la ciencia-ficción argentina, se hace difícil dar con un centro. Al menos en lo que se refiere a la segunda parte de su nombre: la ficción. Porque, si hay que hablar de autores, desde estos lares siempre ha sido mucho más fácil recorrer los márgenes, convocar a la literatura fantástica y enhebrar antecesores. Porque ahí pueden entrar todos, desde Borges y Bioy Casares, pasando por Quiroga y demás. De hecho, casi todo el canon de la literatura a secas bien puede salir a pasear por ese estrecho margen, al menos por un rato. Pero autores de ciencia-ficción propiamente dichos, hay muy pero muy pocos. Tal vez se podría ampliar la hipotética lista argumentando que es ciencia-ficción todo lo que publican (o publicaron) las revistas dedicadas al género, pero aun así alcanzarían los dedos de la mano para enumerar dichos autores. Ahora bien, utilizando el mismo criterio, en lo que se refiere a ensayistas, la ciencia-ficción local tiene un centro indudable: el lugar que ocupa Pablo Capanna.

Nacido en Florencia pero formado en la Argentina, profesor de filosofía y docente universitario en la UTN, la firma de Capanna siempre ha sido para los seguidores del género una confirmación de que la revista que están leyendo es de ciencia-ficción. Desde fines de los ‘70 en adelante, los más serios proyectos editoriales locales –generalmente con Marcial Souto en la dirección, nobleza obliga aclararlo– tuvieron su aporte casi con asistencia perfecta. A pesar de haber sido responsable del iniciático El sentido de la ciencia ficción, editado por 1966 por Editorial Columba (que siempre ha sido presentado como el primer ensayo sobre el género publicado en castellano), sus contados libros no le hacen honor a la labor de divulgación realizada desde sus artículos. Sin embargo, es autor de una trilogía dedicada a autores de la ciencia-ficción que es central en su obra. Los tres han trascendido el género, pero nunca renegaron de él. Uno es Cordwainer Smith (el hoy inencontrable El señor de la tarde, 1984), otro es J. G. Ballard (el breve El tiempo desolado, 1993) y el tercero es Philip K. Dick, al que dedica esta flamante tercera edición revisada y aumentada de un volumen que se presenta con el subtítulo de Claves para una biografía.

Sin lugar a dudas, la obra de Dick es la más conocida de las tres para el lego, por obra y gracia de sus adaptaciones al cine: Blade Runner, de Ridley Scott; Vengador del futuro, de Paul Verhoeven, y Minority Report, de Steven Spielberg, son las más conocidas. Capanna recorre en su libro tanto su biografía como su obra, pero articula hábilmente ambas alrededor de una vida paranoica y enloquecida, que se puede rastrear en la trama y los personajes de sus cuentos y novelas. “Dick se convirtió en el metafísico naïf de la ciencia ficción”, escribe Capanna. “Tuvo una personalidad inestable y enfermiza, que varias veces cruzó el umbral de la locura, aunque su creatividad, su constancia y su enorme productividad intelectual parecerían desmentir los innegables desequilibrios que sufrió.” Dividido en tres largas partes y un epílogo, Idios Kosmos –título que quiere decir Mundo privado– es un apasionante recorrido por un autor que lo intentó todo por estar en paz con sus fantasmas. Aunque a veces la obsesiva locura de su objeto de estudio se cuela en su texto (algo que el autor confiesa en un largo y disfrutable epílogo), el trabajo de Capanna permite tanto a los legos como a los conocedores aproximarse a la obra de uno de los autores clave de la ciencia-ficción del siglo pasado.