Michel Leahy-¿Cuándo es que una moda se vuelve un género establecido? Al hablar de jazz es importante preguntarlo porque los elementos de electrónica y el groove se hacen cada vez más comunes entre las nuevas producciones musicales, sobre todo en los últimos cinco años. Este tipo de experimentación conquistó el oído comercial con el álbum “Tourist” que convirtió a St. Germain en un hallazgo, a pesar de anteriormente muchos músicos habían dirigido –aunque un poco contra su voluntad–el jazz hacía el oído moderno.
El francés Eric Truffaz es en muchos sentidos el músico de nuestros sueños; como trompetista tiene un estilo espiritual y abierto que ha logrado ser mito en la historia del jazz, pero a diferencia de muchos de sus contemporáneos, su estilo de jazz tiene las puertas abiertas a lo diferente; cuando acompañó sus tonos melancólicos con un fondo hip hop-groove en “The Dawn” logró una grabación histórica, seguida de la igualmente impresionante “Bending New Corners” que desencadenó una serie de conciertos, incluyendo presentaciones en Botanique y Cirque Royale. Con “Mantis” (Blue Note distribuido por EMI) Truffaz vuelve a una interpretación clásica del jazz , su cuarteto con Manu Codija (guitarra), Michel Benita (contrabajo) y Phipippe García (batería) toca la música de los grandes con respetuosa soltura. Mientras suena la trompeta de Truffaz, frecuentemente se le compara con Miles Davis – Y no necesariamente de manera desfavorable –. Dejando a lado consideraciones estilísticas, ambos, Truffaz y Davis son músicos tocando para su época, mientras Davis incorporó el rock (y más tarde el funk) al jazz, Truffaz colorea sus interpretaciones de drum´n bass y hip-hop.
“Mantis” es un digno heredero de la Cool School de los sesenta, cuyo sonido crudo se debe, según el propio Truffaz a su opción por lo natural “Me gustan los lugares parcos; montañas, desiertos, arquitectura japonesa, mi música es tal vez una metáfora de ello” dijo cuando otorgó una serie de entrevistas en Bruselas “ Intento hacer música diferente, pero sobre todo, música que sea como yo”. La música de Truffaz a sido inevitablemente atacada por críticos puristas, aterrados ante la idea de la influencia electrónica en el jazz, pero Truffaz, siempre diplomático, agrega “ Creo que cada tipo de música se enfrentará a rechazo por algunos círculos y será bien recibida en otros, he tocado en círculos de hip-hop muy cerrados, aunque siempre existen algunos que aceptan el jazz. En drum´n bass siempre habrá quien opine que si no está en un tiempo predeterminado no es drum´n bass. Así es naturaleza humana.”
Su lejanía respecto a álbumes anteriores obedece más a una separación temporal del grupo que a la necesidad de distanciarse de su estilo previo “Simplemente son piezas que quería grabar, pero es verdad que cuando empiezo la grabación de un álbum me gusta darle un toque dramático, como una novela que alterna momentos de tensión y calma” confiesa. Simultáneos a elementos del modal jazz, se mezclan ritmos sorprendentes: ritmos de pila similares al breakbeat, metales con la profundidad y agudeza del drum´n bass, un dúo delicioso formado por el intenso y descorazonador canto árabe de Mounir Troudi y el solo extravagante de Codija.
“No me atrevería a pedirles a los músicos una interpretación así, si no confiara en que están absolutamente ensimismados” dijo Truffaz “Claro que tuve miedo de que el público no aceptara éste álbum, pero lo hicieron; por todo el mundo veo más gente descubriendo el jazz por medio de nuestra música, que a fanáticos del jazz abriéndose a otros estilos.”
Al preguntarle que estilos de música trajo, la conversación con Truffaz se aviva “ Anya Garbarek, hija de Jan, quien combina ritmos electrónicos con instrumentos de viento. Graham Hayens, hijo de Ray, quien toca la trompeta sobre un fondo de música electrónica. Jon Hassel, una de mis grandes influencias, que ha trabajado con Brian Eno y ha experimentado con pop y jazz desde los setenta. Existe música increíble.”