Aunque parezca mentira la figura del abogado del diablo existió. En 1631 Urbano VIII declara imprescindible la presencia del promotor de la fe, nombre real de una figura que ya existía desde al menos un siglo antes, y cuya función era argumentar contra las pruebas que se aportaban en la canonización de una persona.
La figura llego a tener un gran prestigio dentro de la iglesia, Benedicto XIV fue abogado del diablo durante veinte años, y la prueba de su competencia es que desde que se creo la “Sagrada Congregación de Ritos” en 1587 hasta 1978 (casi cuatro siglos), que fue elegido Papa Juan Pablo II, que decidió suprimir está figura fueron proclamados 302 santos y 800 beatos y desde 1978 hasta el año 2000 (22 años) ya iban 280 santos y 800 beatos, ya ahora seguro que han superado el número anterior.
La supresión del abogado del diablo, oficialmente en 1983, ha permitido entre otros la canonización de monseñor Escrivá de Balaguer, padre del Opus Dei.