PEKÍN. Rectificando sus polémicos comentarios del martes pasado, cuando aseguró que no se disculparía por las «esclavas sexuales» que el Ejército japonés utilizó durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, mostró ayer su pesar por tan vergonzoso episodio.
A pesar del cambio de actitud, Abe pidió perdón con la «boca pequeña» y a la japonesa: adhiriéndose a la declaración de arrepentimiento que el primer ministro Yohei Kono efectuó en 1993. Ese año, la Prensa descubrió que el imperio del Sol Naciente había obligado a prostituirse a unas 200.000 prisioneras coreanas, chinas, filipinas, indonesias y australianas en los burdeles que el propio Ejército regentaba para levantar la moral de las tropas.«Mujeres de consuelo»
«Ratifico la declaración (de Kono). Hemos estado pidiendo nuestras más sinceras disculpas a las llamadas «mujeres del consuelo», que sufrieron profundos daños emocionales y soportaron dificultades extremas», dijo Abe en una entrevista con la cadena de televisión nipona NHK.
Además, según informaba la agencia de noticias china Xinhua, los ex primeros ministros Junichiro Koizumi y Ryutaro Hashimoto habían enviado sendas cartas de disculpa a las víctimas de tal aberración, una más de las muchas cometidas por Japón durante la ocupación de Asia.
Menos conciliador se mostró, en cambio, el titular de Asuntos Exteriores, Taro Aso, quien, en otra entrevista con la cadena Fuji, no vio motivos para entonar el «mea culpa» y acusó a China y Corea del Norte de «estar llevando a cabo una operación para separar a Japón de Estados Unidos».
No en vano, la Cámara de Representantes norteamericana está debatiendo emitir una condena contra el Gobierno nipón, al que podría exigir una disculpa «sin ambigüedades». Para ello, y a instancia de Mike Honda, un congresista demócrata de origen asiático que pasó su infancia en un campo de concentración japonés, se han escuchado los desgarradores testimonios de «mujeres del consuelo» como la surcoreana Kim Koon-ja, quien narró cómo los soldados imperiales la violaban hasta 40 veces al día siendo sólo una niña.
El desdén mostrado por Japón frente a tales revelaciones, negando incluso que las «mujeres del consuelo» hubieran sido amenazadas o coercionadas, ha irritado a sus vecinos, como China o las dos Coreas, que acusan a Tokio de minimizar las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial. Este nuevo roce diplomático llega en un momento muy inoportuno porque el primer ministro chino, Wen Jiabao, tiene previsto visitar Japón a mediados de abril, antes de que Shinzo Abe viaje a Estados Unidos.