(Furankenshutain tai chitei kaijû Baragon/ Frankenstein Conquers the World, 1965)
Una de las cosas más extrañas salidas del Japón es esta retorcida adaptación del clásico de Mary Shelley sobre un monstruo con cerebro humano. Estos locos locos japoneses en los estudios Toho desarrollaron un deforme argumento que va más o menos así: Después de la caída del Eje al final de la Segunda Guerra Mundial, el corazón del monstruo de Frankenstein es sacado de Alemania por científicos japoneses. Pero no es un corazón habitual: ¡es inmortal! Cuando una bomba atómica es soltada sobre Hiroshima, el corazón es expuesto a la radiación. Años después (digamos… 1965) crece de tamaño hasta convertirse en una criatura humanoide tamaño natural. ¡Vamos, que esto es sólo el principio! Como pasa siempre en el género de “Kaiju Eiga” (monstruos gigantes) nuestro amigo crece y crece y destruye el centro de Tokio (nada de esto es real, amiguetes). Pero tampoco está solo, por que otra gran criatura, Barugón (que parece un reptil enorme) decide salir a destruir todo. ¡Por favor, no maten a nuestro amigo el mostro! Dirigida por el hombre que nos dio “Ghidrah, El Monstruo de Tres Cabezas (Sandai Kaiju Chikyu Saidai No Kessen, 1964) y ”El Regreso de King Kong” (Kingukongu no Gyakushu, 1967).
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