Scotland Yard informó que había desbaratado un tercer atentado en Londres con la detención, el sábado, de diez “terroristas islámicos” que planeaban atacar con coches bomba, aunque no precisó los blancos de esos atentados ni la identidad de los detenidos. En el marco de una psicosis que llevó a la muerte de un brasileño sólo por su apariencia física similar a la de un árabe, la nueva legislación permite detener a personas durante más diez días sin difundir su identidad. Horas después del anuncio sobre el presunto ataque desbaratado, quedó en evidencia un nuevo furcio: uno de los detenidos fue liberado porque resultó ser miembro de la policía.