(...)"Ahora bien, el ejecutar una acción, nunca es el espíritu todo quien la ejecuta, toda la vida que está en nosotros, sino aquel que somos únicamente en ese momento. Y, sin embargo, hete aquí que aquel acto momentáneo nos aprisiona, nos demora allí, con obligaciones, responsabilidades, de ese modo determinado y no de otro. Y de tantas semillas que podrían engendrar una selva, una sola semilla cae ahí; el árbol nace ahí, nunca podrá moverse de ahí... Todo ahí, para siempre... Este horror, justamente, yo lo estoy viviendo con los ojos bien abiertos, cada noche, frente a un espejo, cuando terminada la función me encierro en el camarín a quitarme el maquillaje. "