December 30, 2005
Rap y heavy metal, en la lista de torturas a "terroristas"
(Andy Robinson. LA VANGUARDIA)
Te estrangulé hasta la muerte. Luego te rompí las putas piernas". Esta es una de las frases poco amables que canta el popular rapero Eminem en su disco "Slim Shady". Esta canción, y otras del rapero Doctor Dre, se usaron para las torturas aplicadas en una cárcel militar estadounidense en Afganistán. La información trascendió ayer, cuando el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, y el premier británico, Tony Blair, visitaron Irak en forma sorpresiva.
Un informe de la organización Human Rights Watch denunció que "los detenidos fueron encadenados a la pared durante semanas en la oscuridad" y a veces "colgados en el aire". Y todo ese tiempo "fueron sometidos a escuchar música rap y heavy metal a todo volumen".
Esta nueva "música tortura" se aplicó también en otras cárceles de EE.UU., como la de Guantánamo. Allí sonaron en forma estridente estrellas estadounidenses como Britney Spears, Rage Against the Machine, Metallica y hasta Bruce Springsteen, enumeró Moustafa Bayoumi, investigador del Brooklyn College, en un artículo en la revista The Nation.
"Con la música tortura nuestra cultura ya no es un medio de expresión individual sino un arma", aseguró Bayoumi.
La canción "Bodies" (cadáveres), de la banda de metal Drowning Pool, se usó en Afganistán y en Guantánamo. Haj Ali, uno de los iraquíes torturados en cárcel de Abu Ghraib en Irak —el que apareció en una foto encapuchado, de pie sobre una caja, con los brazos en cruz y atado a varios cables— tuvo que oír durante varios días, sin pausa, una canción rockera de David Gray a todo volumen en su celda.
"Esa gente jamás ha oído heavy metal. No lo soporta", declaró a la revista Newsweek un interrogador de Guantánamo.
"Es irónico porque muchas canciones de Eminem y Doctor Dre instan a las víctimas de injusticias sociales a rebelarse", explicó a La Vanguardia Marcyliena Morgan, especialista en hip hop de la Universidad de Stanford.
Ninguno de los artistas cuya música se usó para torturar protestó. James Hetfield, cantante de Metallica, hasta se mostró "orgulloso" de que sus canciones resultaran "culturalmente ofensivas" para los iraquíes.
No sólo los rockeros sostienen esta postura. Charles Krauthammer, columnista de The Washington Post, egresado de Harvard, premio Pulitzer y respetado psiquiatra, escribió en el semanario neoconservador Weekly Standard que "colgar a un hombre de los pulgares no sólo es permisible sino un deber moral" si se puede obtener información sobre un atentado terrorista.
Por supuesto, muchos intelectuales en EE.UU. protestaron contra estos castigos, entre ellos el escritor Salman Rushdie, quien declaró que "hace años luchamos contra la tortura de escritores en el extranjero, y nos preocupa mucho que Estados Unidos ya sea culpable también".
EE.UU., como otros países occidentales, han tolerado las torturas en varias ocasiones, desde El Salvador hasta Vietnam. La diferencia, explicó la ensayista canadiense Naomi Klein en The Nation, es que el gobierno de George Bush "exige el derecho a torturar en forma legítima, sin vergüenza, con nuevas definiciones y leyes".
En tanto, el Congreso de EE.UU. aprobó la extensión sólo por un mes de la controvertida "ley patriota", adoptada tras los atentados de setiembre de 2001, que amplía los poderes de las fuerzas de seguridad para combatir al terrorismo.
Al mismo tiempo, Rumsfeld llegó a Bagdad en una visita sorpresa y elogió los progresos "impresionantes" logrados en Irak. Blair arribó a su vez a la sureña ciudad de Basora y dijo que las tropas de su país sólo podrán abandonar Irak cuando las fuerzas iraquíes "estén lo suficientemente fortalecidas".
China-Argentina: la expedición que llegó a Santa Cruz entre 1421 y 1422
Cuando el presidente chino Hu Jintao visite la Argentina durante la semana próxima y se entreviste con su colega Néstor Kirchner, el encuentro estará rodeado de algunas curiosidades que pocos conocen, como que una expedición de ese país asiático llegó, al parecer, entre fines de 1421 y comienzos de 1422 a Cabo Blanco, en el norte de la provincia de Santa Cruz, de la que es oriundo el jefe de estado local.
La expedición, comandada por el almirante Zheng He ("eunuco que vale tres piedras preciosas"), concretó, según investigaciones, durante dos años y medio el viaje de circunvalación de la Tierra que realizaron décadas después Hernando de Magallanes y Juan Sebastián El Cano, pero en sentido contrario, por órdenes del emperador Zhu Di en circunstancias en que China se encontraba en un proceso de apertura al mundo dejando de lado el tradicional aislacionismo.
Zhu Di -apodado Yung Lo, "alegría eterna"-, creador de la ciudad prohibida, de trasladar a Beijing la capital imperial, de la remodelación de la Gran Muralla y la reconstrucción del Gran Canal, desarrolló varias campañas militares con lo que amplió el territorio chino y encaró numerosas expediciones hacia zonas alejadas, especialmente del Océano Indico, en las que participaron marinos que acompañaron luego a Zheng He como Zhou Man, el que llegó a Cabo Blanco.
Investigaciones de las últimas décadas, en particular las del historiador Gavin Menzies, nacido en China, pero que durante años fue marino mercante y oficial de la armada del Reino Unido, lograron avances importantes en documentar la circunvalación a la tierra referida que incluyó el paso de los barcos por el hoy Estrecho de Magallanes y hasta una aproximación a la Antártida antes de encarar el retorno a su país de origen remontando hacia el norte el Océano Pacífico.
El retorno de los que vinieron al sur se hizo, según los estudios, luego de llegar a la Tierra de Graham, en el continente antártico, y desde allí a Australia, adonde los chinos, al parecer, también arribaron mucho antes que los europeos, en este caso los británicos. Los restos de un naufragio encontrados en ese país continente en 1836 tienden a confirmar la presencia china en la zona en épocas muy remotas, como el haberse encontrado allí dibujos de caballos.
Lamentablemente, tras el viaje de dos años, los marinos arribaron en circunstancias en que se produjo el fallecimiento de Zhu Di, tercer emperador de la dinastía Ming, y su sucesor, partidario del aislacionismo, puso fin a las políticas de apertura, de manera que el jefe militar Liu Daxia, según Menzies, ordenó destruir la documentación del viaje, aunque nuevos elementos que han ido apareciendo permitieron la reconstrucción progresiva de las expediciones.
El sinólogo X. L. J. Duyvendak en 1930 descifró algunas estelas grabadas por el mismo almirante musulmán Zheng He, para quién el gobierno chino prepara un enorme festejo para el 11 de julio de 2005 al cumplirse el 600 aniversario de la partida del primero de sus siete grandes viajes, incluido el que llegó a América, y del cual se encontraron restos arqueológicos y antropológicos en Cabo Verde, Brasil, Perú y California, entre otros, como dice la comisión de homenaje.
La leyenda china señala que en 499 el monje budista Hoei Shin ("compasión universal") visitó un lejano continente, al que denominó "Fusang", situado a 8.000 millas náuticas al este de su país. Es decir una fecha aún anterior al del no menos legendario viaje del caballero Parsifal ("el que viene de Persia"), el de la saga del rey Arturo (Arthur Pendragón, "el noble oso rey"), quién, según los templarios, trajo a la Argentina el Santo Grial y el Bastón de Mando.
Pero todo indica, con el avance de las investigaciones, que la expedición del gran Zheng He, uno de los más notables marinos de la historia, no fue una leyenda. Está probado que su sexto viaje, el que probablemente llegó a Santa Cruz, contó con 107 grandes juncos, de 130 metros de eslora por 60 de manga, con 450 hombres a bordo cada uno (la "Santa María" de Cristóbal Colón tenía 45), dotados de la más moderna tecnología, con un revolucionario timón para la época.
Uno de los grupos de barcos, comandado por Hong Bao (en Cabo Verde se separaron), recorrió las Islas Malvinas, según los trabajos de Menzies, y estudios de ADN indican que los perros que comen los chinos parecen de la misma raza del extinto can malvinero estudiado por Charles Darwin. El almirante Zhou Man, por su parte, según las investigaciones, tras dar la vuelta por el Estrecho de Magallanes volvió explorando la América andina.
Antes de ir hacia el Atlántico sur, las escuadras de los almirantes Hong Bao y Zhou Man se detuvieron para reabastecerse en Venezuela (otra curiosidad ligada a nuestros tiempos), en la desembocadura del Orinoco tras lo cual navegaron directamente hacia las Malvinas y Cabo Blanco, respectivamente, de acuerdo con la investigación del historiador sino-británico Menzies.
Diferentes indicios señalan que en 1428 ya se había dibujado un mapa completo del mundo que había llegado de China a Venecia de donde lo llevó a Portugal el hermano de Enrique "El Navegante" y que luego fue reconstruido en 1513 por el almirante otomano Piri Reis donde consta América del Sur cuando aún no habían llegado los europeos. El historiador lusitano Antonio Galvao confirmó en 1557 la existencia del hoy desaparecido mapa de 1428 pero existe el de Piri Reis.
No hay fechas precisas de la llegada de Zhou Man al Cabo Blanco pero sí que la flota partió el 5 de marzo de 1421 de China. Lo probable es que haya tocado la costa santacruceña entre fines de 1421 y comienzos de 1422, ya que el regreso al punto de partida fue en la segunda mitad de 1423. El propio Zheng He llegó a China en noviembre de 1421 porque lo suyo fue una vuelta por el Indico. Zhou Wen, a su vez, recorrió América del Norte y regresó por el Ártico. F. del Corro.
December 28, 2005
Lo que yo siempre dije: Los hombres mueren antes por su tendencia innata a conquistar
(El Mundo) Un estudio ha dado la explicación antropológica al dato evidente de que en el mundo hay muchas más mujeres que hombres: ellos mueren antes por su innata tendencia a conquistar, según cuenta El Mundo citando un estudio publicado en la revista Psicología Evolutiva.
Un grupo de investigadores ha comprobado que, entre la adolescencia y la edad adulta mueren tres hombres por cada mujer que fallece, salvo en los países donde el género femenino sobrevive en malas condiciones, como China o Qatar. Tras analizar diferentes factores, llegaron a la conclusión de que este fenómeno se debe a la innata tendencia de los varones a pelear para conseguir los favores de las mujeres.
Esta investigación señala que los mamíferos femeninos (entre ellos, las mujeres) consumen una gran cantidad de energía durante el embarazo, el parto y los cuidados del bebé. Los machos, sin embargo, invierten muy poco en la reproducción por lo que no les supone problema intentar emparejarse el mayor número de veces posible. Para ello deben convencer a las hembras y pelear con otros machos para imponer su rol.
Esta explicación es convincente para los antepasados, pero aparentemente no lo es tanto en una sociedad desarrollada del siglo XXI, precisa el diario. Hoy, la reproducción no entraña un elevado riesgo a la mujer y son pocos los hombres que tienen hijos de varias mujeres. Sin embargo, según el autor del estudio, Daniel Kruger, el comportamiento está grabado en el ADN y por ello el riesgo de muerte de los hombres es superior.
Wasa Express
Fusion with a touch of the swedish wilderness . Miles and miles of pines and then : Wasa Express !
Located in Stockholm , Sweden . All four members have a long and succesful story to tell .
In the late 70´s Wasa Express released 4 albums in europe .
And now , after a brief lay off for about 25 years ! It´s time to fly the fusion flag once more with "Psychedelic jazz trance".
Jazz-rock Fusion may not be the next big thing in this fame factory world of today . But that don´t bother Wasa Express one bit .
" A man´s got to do what a man´s got to do " . And in this case it´s playing jazz-rock fusion like there´s no tomorrow , no matter what .
December 27, 2005
Primero hay que saber sufrir
¿
El escritor David Nadelberg piensa en su show Mortified (“Mortificado”) como un exorcismo, o un funeral, para la angustia adolescente. Todo empezó tres años atrás, cuando encontró las cartas de amor que le había enviado a una chica a los trece años: sus ruegos mezclados con canchereadas pobremente ejecutadas eran el patetismo encarnado. Y se dijo: “Tengo que convertir esto en una obra de teatro”.
La mayoría de las participantes son mujeres, porque las chicas son mucho más proclives a escribir diarios. Los hombres suelen traer cartas, y la mayoría de las veces letras de canciones o poemas, sobre todo de la fase que Nadelberg denomina “adolescente que quiere ser Jim Morrison”. El proceso de elección es duro: “Si alguien es rechazado, lo cierto es que tiene que sentirse bien, porque quiere decir que no fue un adolescente tan patético. Y además intento que sea pura catarsis. Es una liberación leer un diario ante extraños que están ahí para reírse de uno. Es como deshacerse de algo y al mismo tiempo abrazarlo, porque esos sentimientos fueron muy reales, y todavía duelen en alguna parte. Por eso lo llamo exorcismo”.
Nadelberg trata de equilibrar, también. Sabe que las historias sobre drogas y sexo salvaje pueden resultar todavía dolorosas, entonces las estudia seriamente antes de dejar que se las lea. También trata de evitar demasiados romances no correspondidos, porque sería repetitivo. “Lo que busco, por ejemplo, es alguien que haya escrito con verdadero dramatismo sobre cómo lloraron cuando murió su personaje favorito de Viaje a las Estrellas. Pero tiene que ser sentido. Si no, no funciona.”
A pesar del filtro, las mejores lecturas fueron aquellas que bordean lo serio. Algunos participantes leen con regularidad, y se van de gira: los más famosos son Mark Phinney, que llevó un diario durante sus días en un instituto psiquiátrico; Nic Arnzen, que revisita las fantasías que tenía antes de salir del closet; y Sascha Rothschild, que en su diario da detalles sobre sus experiencias con sexo y drogas a los doce años. Cuando leyó por primera vez, quedó impresionada ante la reacción del público: “Uno se da cuenta de que mucha gente pasó por lo mismo. Todos nos drogamos, todos odiábamos a nuestros padres, y todos queríamos que el chico que nos gustaba se muriera si no nos correspondía.” Rothschild, además, pasó de un trabajo normal como periodista a tener un agente literario, y hasta le llegó una oferta para publicar sus diarios. “Hay cierta ironía en todo esto: escribo desde hace años, y a nadie le importó hasta que desenterré mis dramas de los doce años.”
En el sitio www.getmortified.com, además, se pueden postear viejos poemas de amor, fragmentos de diarios y demás, cuanto más patéticos mejor. Ahora además está abierto a terribles fotos con esos raros peinados nuevos. De a poco, las celebridades y la industria empiezan a tomar nota de las posibilidades de la mortificación pública; Nadelberg está a punto de firmar un contrato con Comedy Central, y su sueño es que Alanis Morissette, Fiona Apple y Chelsea Clinton se suban al escenario. En este momento está tratando de convencerlas. “Ellas deben tener material impecable”, se regodea. Todavía no se subió al escenario ningún famoso. Pero con el éxito de crítica y público del show, es cuestión de tiempo. A ver quién es el primer valiente
December 26, 2005
soy hippie
Soy Hippie!!
The Personality Defect Test
by saint_gasoline
Hippie:
You are 15% Rational, 70% Extroverted, 7% Brutal, and 8% Arrogant.
You are the Hippie! Characterized by a strong sense of extroversion, irrationality, gentleness, and humility, you no doubt frolic through fields preaching peace and love to all! You are probably either very spiritual or needlessly paranoid about "the man", like most hippies, as a result of your focus on intuition and feelings over cold, brutal logic. You are also very, very social. And like any hippie who would have no qualms about hitchiking across the country just to meet some interesting people, you also love to interact with others, even complete strangers. Because we know most any hippie is peace-loving and humble, it stands to reason that you, as well, are terribly gentle and humble, almost to the point of revulsion. Your carefree attitude of peace and harmony is probably very, very sickening to realists or cynics or anyone who isn't a hippie, to tell the truth. In short, your personality is defective because you are overly emotional, extroverted, gentle, and humble--thus making you an annoying hippie. And you listen to psychadelic rock and smoke a whole lot of pot. Okay, maybe not, but I wouldn't be surprised if you did.
To put it less negatively:
1. You are more INTUITIVE than rational.
2. You are more EXTROVERTED than introverted.
3. You are more GENTLE than brutal.
4. You are more HUMBLE than arrogant.
Compatibility:
Your exact opposite is the Sociopath.
Other personalities you would probably get along with are the Hand-Raiser, the Televangelist, and the Robot.
Uno de los mejores resultados posibles, teniendo en cuenta los demás:
The Emo Kid: Intuitive, Introverted, Gentle, Humble.
The Starving Artist: Intuitive, Introverted, Gentle, Arrogant.
The Bitch-Slap: Intuitive, Introverted, Brutal, Humble.
The Brute: Intuitive, Introverted, Brutal, Arrogant.
The Televangelist: Intuitive, Extroverted, Gentle, Arrogant.
The Schoolyard Bully: Intuitive, Extroverted, Brutal, Humble.
The Class Clown: Intuitive, Extroverted, Brutal, Arrogant.
The Robot: Rational, Introverted, Gentle, Humble.
The Haughty Intellectual: Rational, Introverted, Gentle, Arrogant.
The Spiteful Loner: Rational, Introverted, Brutal, Humble.
The Sociopath: Rational, Introverted, Brutal, Arrogant.
The Hand-Raiser: Rational, Extroverted, Gentle, Humble.
The Braggart: Rational, Extroverted, Gentle, Arrogant.
The Capitalist Pig: Rational, Extroverted, Brutal, Humble.
The Smartass: Rational, Extroverted, Brutal, Arrogant.
December 25, 2005
I have found no clear connection between the cover and the title track on "The Royal Scam", and if you read the liner notes by Donald & Walter in the CD-remaster you get the feeling that they didn't have much to do with the way the cover came out:
"Our happiness at this particular point in time would be ultracomplete save for one thing - namely, we have not as yet found a cover shot for the album. ...
Luckily for us, we are in Los Angeles where, more than anywhere else in the known universe, bad taste abhors a vacuum, and before long we find ourselves staring into the maw of the most hideous album cover of the seventies, bar none (excepting perhaps Can't Buy A Thrill). Why are those buildings turning into reptilian horrors, or vice versa? What squalid back alley of the human condition is meant to be invoked by this contused nightmare palette? What manner of man - ill-shod, unshaven - dares sleep peacefully through this fearsome and repulsive protomorph?"
De nada sirve escaparse de uno mismo.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
Veinte horas al cine pueden ir
y fumar hasta morir.
Con mil mujeres pueden salir;
a los amigos los pueden llamar.
De nada sirve...
No se dan cuenta que de nada sirve
tocar la batería, seguir la acería,
no, de nada sirve.
De qué le sirven las heladeras
y lavarropas, televisores
y coches nuevos y relaciones
y amistades y posiciones?
Si están podridos y aburridos
de este mundo que esta podrido...
No, de nada sirve.
Los que van a la oficina dicen que todo sirve.
Los que hacen música, creen que lo más importante
de nada sirve.
si uno lo usa para la soledad interna
que siempre nos corre, que siempre nos corre.
Cuando están solo, están bien solitos;
ya no hay guitarras ni amplificadores.
Están solos en la cama y empiezan a mirar el techo;
empiezan a mirar el techo y en el techo no hay nada.
Hay solamente un techo.
Que pueden hacer? Es muy tarde,
son las tres de la mañana.
Los bares están cerrados, las mujeres duermen,
los cines también están cerrados,
la guitarra no se puede tocar,
sino el vecino se va a despertar.
Qué puedo hacer? Qué puedo hacer?
Estoy solo y muy aburrido
Qué puedo hacer? Qué es mi vida?
Qué es este mundo? Qué soy yo?
Me voy a volver loco, no sé qué hacer...
En ese momentito se dan cuenta
que todo es una estupidez.
Cuando van de veraneo y bailan shake
con sus movimientos centroamericanos,
sensualidad fabricada,
tratan de levantar mujeres.
Pero están vacíos y están muy podridos.
Volvemos a la cama, que es un gran lugar
para dormir o también para fifar.
Cuando lo consiguen, en este mundo es difícil,
está reglamentado...
Muerden la almohada de desesperación.
No saben qué hacer con sus vidas,
ya todo fracasó.
Han masticado chicles, han comido chocolates,
han leido Radiolandia, han llamado a sus amigos,
han salido con mil mujeres,
han grabado treinta mil discos,
han sido famosos, han firmado autógrafos,
han comido hasta reventar,
han fumado hasta acabar.
Y qué queda?
No queda, no queda,
nada queda, nada queda.
Hay una cosa que sirve,
que sirve a esta humanidad,
y es darse cuenta que nada sirve
si uno lo usa para escaparse de uno mismo.
Amigo, te doy un consejo aunque yo consejos no doy:
trata de hacer la prueba de parar las maquinitas,
las maqinitas que llevas dentro de tí
y fijate qué es lo que pasa
cuando te agarra la soledad y te agarra el hastío.
No escuches discos de Bob Dylan, o de Los Beatles,
o de los Rollings Stones o de Mick Jagger.
Mucho silencio, mucho pensar, mucho meditar.
Nada de evasión y pensar
Qué es lo que pasa conmigo?
Si soy inteligente y también soy intelectual...
Soy bastante inteligente pero estoy muy aburrido.
Qué es lo que pasa conmigo?
Yo aún no me lo puedo explicar,
por favor que alguien me lo diga.
No puedo salir de mí, estoy muy encerrado
en mi prisión de carne y hueso.
No puedo salir, no puedo salir.
Me voy a morir dentro de mí.
Antes de morir yo quiero salir,
ver las estrellas, el mar, me quiero ahogar
y quiero salir, quiero vivir, me quiero ir
por favor, de mí.
Qué puedo hacer? No hay nada que hacer.
Tenés que vivir, tenés que sufrir,
tenés que sentir, tenés que amar,
te tenés que arriesgar, te tenés que jugar,
no podés tener seguridad, no podés tener
ninguna propiedead, te tenés que jugar,
tenés que jugarte, tenés que salir
a que te rompan la cara,
que te maten, que te pisen.
Tenés que querer a cualquiera,
tenés que odiar a cualquiera.
Ay, qué puedo hacer? Estoy solo
y todos pasan a mi lado. Nadie me mira
o si me mira es para encerrarme.
Estoy muy encerrado.
De nada sirve escaparse de uno mismo.
Moris
December 24, 2005
La saga de un hombre desagradable
Casi en secreto, en horario bizantino y sin difusión, Film & Arts pasó en el 2002 la breve, gloriosa y melancólica saga de un hombre desagradable. Un cincuentón espinudo, malhumorado, que bebe de más y escucha ópera todo el tiempo. Un personaje que no sabe pelear, un solterón que se enamora de mujeres imposibles y las corteja con torpeza, un baja clase media rural que estudió en la mejor universidad y es el único de su promoción que no es rico, importante o famoso. El resentido en cuestión es el Detective Jefe Inspector Morse de la Policía del Valle del Támesis y el original programa inglés que cuenta sus andanzas municipales es una de las mejores cosas que se hayan hecho en televisión.
Inspector Morse debe ser una de las producciones más raras de la historia del medio. Se hicieron sólo 33 capítulos, repartidos entre enero de 1987 y octubre de 2000. Es decir, durante 13 años se mostraban dos o tres programas, separados por quince días, y nada más. Como para compensar, cada Morse dura prácticamente dos horas y está tan cuidado, producido y pensado como un largometraje.
Cada historia es igual a las demás, y a la vez es diferente, como corresponde a un misterio de la escuela inglesa deductiva. Se muestran brevemente los personajes centrales, eventualmente hay un cadáver, entra Morse en escena, surgen más cadáveres, Morse se equivoca, sigue pistas falsas, se deja engrupir, no quiere admitir que la rubia que le gusta tiene algo que ver. Y eventualmente resuelve el caso porque deduce la verdad o porque se corre de lugar un pasito y se da cuenta que no la veía por la rubia. Siempre, siempre, el inspector se queda de mal humor por lo que pasó y se dirige a la taberna más cercana a tomarse unos vasos de Real Ale. Cada tanto alguien se pone violento con él, lo sopapea y lo tira al piso. Morse gime, se queda tirado, ni amaga resistir, se queja de que está viejo.
Lo que diferencia a Morse de, digamos, Agatha Christie, es la brutalidad, el feroz egoísmo y la frivolidad de los asesinos. Es una serie que recuerda que Raymond Chandler se reía de las novelas de misterio inglesas, donde el cadáver “sirve de excusa para que el detective, generalmente un noble desocupado, luzca sus poderes deductivos”. En el universo de Morse, la gente mata por celos, por dinero, por envidia, por sexo. “Sexo, siempre es por sexo”, rezonga el inspector en un capítulo temprano, donde una estirada, bella y presumida baronesa mata –a martillazos– a su marido porque “no me toca” y sólo le interesa masturbarse viendo a una sirvienta francesa posar desnuda.
Lo notable es que el entorno donde aparecen cuerpos con la cabeza rota es el sublime pueblo de Oxford, con sus claustros universitarios, sus capillas góticas y sus mansiones de ensueño. Es un universo donde el orden de los prados perfectos, las clases de latín y los excelentes modales disimulan rencores insólitos. Para peor, todo es mostrado con sencillez, fotografía color pastel, un montaje directo sin el más mínimo efecto especial y títulos sobre una anticuada placa negra.
En Inglaterra, un país donde realmente nadie tiene armas, lo único que le criticaron a Morse como una exageración son los 93 cadáveres que aparecen en la saga. El comentario no le hizo mucho efecto a Colin Dexter OBE, el extraño escritor que inventó a Morse en una serie de novelas amadas por sus fans. Dexter es bajo, canoso y feo, como Morse, y detesta a su personaje, que inventó en 1973, con 43 cumplidos, cuando una vacación lluviosa lo dejó encerrado en un chalet alquilado, con hijos, mujer y un estante de novelas policiales de cuarta. Dexter, que en su vida había escrito más que cartas, se quedó tan impresionado con lo malos que eran esos libros que decidió escribir uno.
Morse es hijo de un taxista y una ama de casa de Stanford, Lincolnshire –como quien dice, Tandil– nacido en 1930 y prontamente abandonado por su padre. No queda muy en claro cómo el joven Morse logra estudiar en la paquetísima Oxford, que además de una colección de colegios y universidades es una máquina de moldear snobs y elitistas. Tampoco se sabebien por qué se hace policía en lugar de seguir las muchas carreras que le abre su título oxoniano. Lo que sí se sabe es que es un melómano, que habla latín, sabe mucho de arte y acabó en Homicidios porque el resto “es aburrido”.
Las novelas y la serie lo presentan ya maduro y ya inspector, solterón en una casa fea y desordenada, “comiendo del microondas” y bebiendo sólidamente hasta en horario de trabajo en una serie de pubs que llenan los ojos y la pantalla. Morse va y viene en un Jaguar MkII 1960 rojo y negro que canta los cambios y es un embeleso, se viste con ese mal gusto apacible que sólo un inglés, y maltrata todo el tiempo a su segundo, el sargento Robbie Lewis, proletario galés de Newcastle, futbolero y feliz, que lo saca de quicio.
Morse no sería el hallazgo que es si no fuera por su intérprete, John Thaw, que se murió hace casi exactamente un año de cáncer a los 60 de edad. Era uno de esos actores que apenas se mueve o cambia la cara, y sin embargo transmite como un telégrafo: detrás del rictus disgustado de Morse hay alguien siempre a punto de estallar, una víctima inconforme de la anestesia emocional inglesa. Vale la pena ver a Thaw en la escena en que Morse descubre que una mujer que amó en la juventud es ahora la nueva obispo anglicana de Oxford. Hay una mirada de melancolía que duele y el único gesto es un débil, tímido ademán de tocarle el brazo que nunca completa, impotente.
La serie tiene la solidez que suelen tener los repartos ingleses, donde cada cameo es brillante. El jefe de Morse, que aparece tardíamente hacia la mitad de la saga, es un superintendente con el extraño nombre de Strange y es un idiota inolvidable. Por ahí anda un médico forense gordo, de moñito y modales imperiales, que adora maltratar a Morse y es el mejor gordo de la televisión desde Rumpole of the Bailey. Los guiones son concisos y afilados como un bisturí: buena parte son del novelista Malcolm Bradbury, el de Rates of Exchange, y otra parcela de Tony Minghela, luego director de El paciente inglés.
Lo que escribió Dexter y adaptaron Minghela y Bradbury no es entertainment. A Morse hay que prestarle atención, no para seguir la trama y saber quién es el asesino –tema que a la hora del programa francamente no tiene la menor importancia– sino para no perderse las fantásticas ironías. En Morse hay decanos de colegios oxonianos que se alarman por el escándalo de un asesinato –”¡Imagínese: no pasa algo así desde 1789!”– y sospechosos que se ponen a hablar de pinceladas sospechosas en un Gainsborough posiblemente trucho. El mismo inspector es una fuente de epigramas –”Jamás hay que beber por placer” es uno de los más exóticos– y de esgrimas verbales donde un aristócrata le saca la piel a tiras con el muy británico recurso de elogiarlo, y Morse le devuelve la cortesía comentando las ventajas del matrimonio entre primos. En un nivel, la saga es una broma llena de tensiones de clase y género, elusiva y a veces tapada por las torpezas del subtitulado argentino.
Los raros momentos de simpatía están reservados a los perdidos, a los chicos y a los pobres. Morse le miente en la cara a un juez para achicarle la condena a una mujer que cubrió a su hermano homicida, simplemente porque ella le explica que su amor por el muchacho no le permitía hacer otra cosa. O la cámara se demora de más en la cara de una nena que ve cómo un patrullero se lleva detenida a su madre. O, en un recurso casi insoportable, el inspector interroga con detallismo perfeccionista a un violador y asesino de nenes: como si purgara los pecados de este mundo, Morse quiere cada detalle de cada golpe, cada ropa arrancada, cada llanto.
Si esta fuera una serie norteamericana, el protagonista sería un gruñón malo pero adorable. Pero uno no se tomaría una cerveza con Morse, entre otras razones porque él nunca jamás paga. “Y ya sabemos que no pagar una ronda en el pub es un pecado peor que el adulterio”, dice Dexter, autor que detesta cordialmente a su criatura.
Researchers find Barbie is often mutilated
A line of Barbie dolls sit on a shelf, in this July 19, 2004 file photo, in a toy store in New York.
Barbie, beware. The iconic plastic doll is often mutilated at the hands of young girls, according to research published by British academics.
"The girls we spoke to see Barbie torture as a legitimate play activity, and see the torture as a 'cool' activity," said Agnes Nairn, one of the University of Bath researchers. "The types of mutilation are varied and creative, and range from removing the hair to decapitation, burning, breaking and even microwaving."
Researchers from the university's marketing and psychology departments questioned 100 children about their attitudes to a range of products as part of a study on branding. They found Barbie provoked the strongest reaction, with youngsters reporting "rejection, hatred and violence," Nairn said.
December 23, 2005
38: K'uei: el antagonismo (la oposición)
Arriba Li, lo adherente, el fuego
Debajo Tui, lo sereno, el lago
Solución general: El fuego tiende hacia arriba, el agua hacia abajo, es decir, los dos trigramas tienen movimientos antagónicos. Cuando en nuestro interior nos hallamos divididos, no podemos realizar obras importantes porque nuestras fuerzas no actúan de común acuerdo, sino en oposición.
El fuego y el agua no se mezclan. Así tampoco el noble, aunque se junte con la gente vulgar, se mezcla con ella. Es decir, aunque vivamos con gente vulgar, llena de defectos, debemos permanecer interiormente separados de ellos. No debemos permitir que sus vulgaridades se mezclen con nuestra nobleza de espíritu. Nos rodee quien nos rodee, siempre debemos permanecer fieles a nosotros mismos.
Mutación de la línea 1:
Si alguien que es de los nuestros se aparta de nosotros debido a un malentendido, volverá si no lo perseguimos, volverá cuando vea que no intentamos forzar su conducta.
Mutación de la línea 3:
Hay momentos en los que parece que todo se ha vuelto en contra de uno. Es como si todo el mundo se hubiera conjurado en contra de nosotros. Eso frena cualquier cosa que hayamos emprendido, y nos sentimos insultados, heridos, e injustamente tratados.
Mutación de la línea 5:
Tenemos el deber de colaborar con quienes son afines a nosotros.
Mutación de la línea 6:
Debido a actitudes internas, no sabemos distinguir a personas afines a nosotros y nos mostramos hostiles con ellos. Cuando nos damos cuenta de nuestro error, todo esto se soluciona.
Sueño con dragones
"Aquella noche, el Emperador soñó que salía de su palacio y caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor, cuando algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El Emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente antes de caer la noche, Wei Cheng, ministro del Emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el Emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el Emperador mandó buscar a Wei Cheng y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.
Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del Emperador y gritaron:
-¡Cayó del cielo!
Wei Cheng, que había despertado, lo miró con perplejidad y observó:
-Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así
La leyenda de Carlomagno
"El emperador Carlomagno se enamoró, siendo ya viejo, de una muchacha alemana. Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque el soberano, poseído de ardor amoroso y olvidado de la dignidad real, descuidaba los asuntos del Imperio. Cuando la muchacha murió repentinamente, los dignatarios respiraron aliviados, pero por poco tiempo, porque el amor de Carlomagno no había muerto con ella. El Emperador, que había hecho llevar a su aposento el cadáver embalsamado, no quería separarse de él. El arzobispo Turpín, asustado de esta macabra pasión, sospechó un encantamiento y quiso examinar el cadáver. Escondido debajo de la lengua muerta encontró un anillo con una piedra preciosa. No bien el anillo estuvo en manos de Turpín, Carlomagno se apresuró a dar sepultura al cadáver y volcó su amor en la persona del arzobispo. Para escapar de la embarazosa situación, Turpín arrojó el anillo al lago de Constanza. Carlomagno se enamoró del lago Constanza y no quiso alejarse nunca más de sus orillas."
En el siglo VI a.C., un general chino llamado Sun Tzu, del que se sabe poco y nada, volcó todos sus conocimientos bélicos en unas tiras de bambú que devendrían en tratado: El arte de la guerra. El guerrero sin experiencia –deseoso de introducirse en la profesión sanguinaria y poco higiénica de cortar maquinalmente cabezas con machetes– podía encontrar en él los secretos estratégicos guardados con más saña por los altos funcionarios encargados de dictar los caminos de la destrucción. No por nada es uno de los libros de cabecera de tiranos y corsarios de la libertad, y con los siglos se volvió –junto a la Biblia y el Corán– en uno de los best-sellers más perennes de la historia letrada de la humanidad. Sus argumentos son axiomáticos y caen con un ritmo telegráfico casi hipnótico: “Conozca al enemigo y conózcase a usted mismo. El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo. Golpear al enemigo cuando está desordenado. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera (...). Un líder hábil es el que logra derrotar las tropas del enemigo sin luchar, el que captura ciudades sin sitiarlas. Estas son las claves de la victoria para el estratega”.
..."La lucha por parte de Einstein de mantener una idea de realidad objetiva, llevo a el y alguno de sus discípulos como David Bohm a explicar lo inexplicable de la física cuántica por la existencia de variables desconocidas que agregarían conocimiento para poder dar una explicación lógica a los comportamientos y resultados de los experimentos cuánticos. Su fundamento principal era que el mundo es "no-local", esto significa que lo que ocurre en un lugar del universo a una partícula afecta instantáneamente al resto de las partículas del universo. Es decir todo forma parte de un único sistema interconectado. Para Bohm lo que percibimos como partículas separadas, en un sistema subatómico, no lo están, sino que en un nivel mas profundo de la realidad son meramente extensiones del mismo algo fundamental. El nivel de la realidad en que las partículas parecen estar separadas- el nivel en el que vivimos- Bohm lo denominó el nivel explicado o explicitado. El sustrato mas profundo de la realidad, aquel en el que la separación desaparece y todas las cosas parecen convertirse en parte de una totalidad sin discontinuidades, Bohm lo llamo el orden implicado. Para ilustrar como un nivel de totalidad continua puede aclarar esas correlaciones sin apelar a transmisiones de señales mas veloces que la luz, Bohm dió el siguiente ejemplo:
Imaginemos una pecera donde nada un pez. El mismo es filmado por dos cámaras de TV una enfocada hacia el frente y la otra hacia el costado de la pecera. Cada una de estas, esta conectada a un televisor. Imaginemos también que nosotros no vemos las cámaras dado que están detrás de unas mamparas, y solo tenemos conocimiento de la pecera por lo que vemos proyectado en los dos televisores. Es así que podemos suponer que estamos mirando dos peces diferentes, y que cuando uno de ellos realiza un movimiento el otro también realiza otro movimiento. Si el pez A esta de frente, el pez B estará de costado, y si de repente el pez A se pone de costado, el pez B se pondrá de frente. Si seguimos suponiendo que son dos peces diferentes, podríamos deducir que entre ambos existe una correlación que se manifiesta en forma instantánea, o también que uno mediante algún mecanismo oculto, le informa al otro instantáneamente cuando realizara un cambio de posición. Esto, conociendo como esta establecido el experimento sabemos que no es correcto, no hay tal transmisión de información, ni un grado de correlación perfecta; ocurre que a un nivel profundo y desconocido para nosotros (atrás de las mamparas), ambos peces son la misma cosa, es decir están interconectados como parte de un todo. Esto que dice Bohm es aproximadamente análogo a lo que nos ocurre, cuando medimos las correlaciones de dos partículas subatómicas separadas entre si por una distancia tal que solo transmitiendo la información a una velocidad superior a la de la luz, o mediante alguna conexión misteriosa entre ambas, podrían darse los resultados de los experimentos tal como se dan. Las dos pantallas corresponden al mundo tal como lo conocemos, es el orden explicado. La pecera donde esta el pez tal como es, es el orden implicado. Las imágenes que ofrecen las pantallas de TV son proyecciones bidimensionales de una realidad tridimensional.
Según Bohm, nuestro mundo tridimensional es la proyección de una realidad multidimensional.
December 22, 2005
Hombre enjaulado adivinó la lotería
Los habitantes de una aldea en el sur de China convirtieron a un perturbado mental, que vive encerrado en una jaula desde hace más de un año, en un "oráculo" que, según ellos, es capaz de adivinar la lotería.
Chen Zhisheng, de 52 años, asesinó a una persona y vive en la jaula, sin salir nunca de ella, porque sus vecinos, pese a las dotes adivinatorias que le atribuyen, no tienen dinero para llevarlo a una institución mental, según el diario "China Daily".
Los vecinos del pueblo, llamado Zhucuopu y situado en la provincia de Cantón, piensan que los signos aparentemente inconexos que Chen escribe de vez en cuando se pueden interpretar como los números de la lotería de la vecina Hong Kong.
December 21, 2005
Londres.tras 25 años de la muerte de John Lennon, el marketing del icono Beatle parece no tener límites: pronto saldrá al mercado un muñeco Lennon que habla, informa hoy el tabloide británico "The Sun".
La viuda del cantante británico, Yoko Ono, ha vendido los derechos a un firma de jugetes estadounidense. El muñeco, que medirá unos 45 centímetros, llegará a las tiendas dentro de unos meses, y si se acciona un botón podrán escucharse frases originales del músico.
Algunos fans de Lennon han criticado la idea, ya que la consideran "de mal gusto".
"Muchas personas aseguran recordar sus vidas anteriores. Yo por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta. No conozco a nadie que haya hecho declaraciones como ésta, pero sospecho que mi experiencia no es única."
Philip K. Dick en Metz, 1977 - Extraído de su biografía escrita por Emmanuel Carrère "Yo Estoy Vivo y Vosotros Estáis Muertos"
i ching
December 20, 2005
creer o reventar
(...)"decido consultar el asunto vía sincronicidad: agarro un librito del corto maltés (“volveremos a hablar de aquellos aventureros”), cierro los ojos, abro una página al azar y señalo un cuadrito. abro los ojos y mi dedo está apoyado en la base de un globito que dice: “mal ha acabado la aventura. ambigüedad y varios marineros han muerto. el tesoro del ‘fortuna real’ se ha volatilizado para siempre, el pobre demente ha terminado sus días y esta isla ha perdido su encanto.” chupate esa mandarina.
Siguiendo el metodo sincronico azaristico borderiano decido consultar mi flamante pasquin de Dick Tracy. cierro los ojos, pongo el dedito sobre un cuadro al tuntún. abro los ojos y leo:"Si quiere cogerme venga por mi".
December 18, 2005
Entraron, dijeron `feliz navidad´ y se sirvieron todo lo que querían
Un grupo de hombres vestidos de Santa Claus o Papá Noel apareció este domingo en la madrugada por las calles de Auckland, Nueva Zelanda. Sin embargo, no eran regalos o tarjetas de navidad lo que repartían, más bien lo que ofrecían era todo lo contrario.
No se pudo identificar a ninguno de los participantes por estar vestidos todos idénticos.
De acuerdo a lo que informó la policía local, estas personas se dedicaron a robar, crear el caos y estallar botellas en las calles, en una singular protesta en contra de la comercialización de la navidad.
El grupo pertenece a una organización con presencia en varios países, llamados los "Santanarquistas", que vienen realizando este tipo de manifestaciones por años.
En esta ocasión, las aproximadamente 40 personas que conformaban el grupo llamaron la atención de los transeúntes al orinar sobre los vehículos desde un puente en una autopista y luego dejar las vías llenas de vidrios de botellas rotas.
Luego patearon varios contendores de basura y vertieron su contenido en la calle, para pasar a pintar con aerosol algunos mensajes sobre edificios gubernamentales.
Protesta
Un portavoz de la policía local describió el hecho como "el comportamiento de un grupo de idiotas organizados".
Entraron, dijeron `feliz navidad y se sirvieron todo lo que querían
Changa Manakynda, dueño de una tienda en Auckland.
Los medios de comunicación de Auckland indican que los hombres además entraron a un casino en la ciudad donde destruyeron un árbol de navidad, para luego liarse a golpes con el personal del establecimiento.
En total dos guardias de seguridad resultaron heridos en el incidente y tres de los participantes fueron detenidos.
El remanente de los manifestantes procedió a trasladarse a una tienda, donde habrían robado cerveza y algunas bebidas no alcohólicas.
"Entraron, dijeron `feliz navidad´ y se sirvieron todo lo que querían", dijo el dueño de la tienda, Changa Manakynda.
Según Alex Dyer, vocero de los "Santanarquistas", el objetivo era manifestarse en contra de la comercialización de la navidad.
Los cuerpos de seguridad comentaron que enfrentaron dificultad para identificar a los participantes, "ya que todos estaban vestidos iguales (de Santa Claus)", señaló el portavoz policial.
December 17, 2005
December 16, 2005
La fórmula de la inmortalidad
Según una venerable costumbre, las teorías, los principios, las leyes y hasta algunas fórmulas menores suelen designarse con el nombre de aquellos científicos que los han enunciado o simplemente de aquellos que es habitual creer que lo han hecho. Aunque usted no lo crea, existe una disciplina llamada “Eponimia” que se ocupa de estudiar esa clase de denominaciones, para discernir sus orígenes y mutaciones.
Es habitual que hablemos de la Ley de Boyle-Mariotte, del cometa Halley, de la transformada de Fourier, de la constante de Planck, del test de Rorschach. Hasta hay quienes están familiarizados con la conjetura de Goldbach o el efecto Edison. Sin embargo, nunca faltará algún experto en eponimia que está en condiciones de discutir cualquiera de estas atribuciones. Por cierto, con la tecnología ocurre lo mismo, pero en ese campo las disputas no son inocuas: nacen en la oficina de patentes y terminan en los tribunales.
En tiempos más optimistas, cuando cualquier hombre de ciencia aspiraba a descubrir una ley que le asegurara la inmortalidad, se llegó a enunciar la Ley de Stigler de la eponimia, según la cual “ningún descubrimiento científico recibe el nombre de quien lo hizo”. Está claro que si ésta fuera una ley universal, podría aplicarse perfectamente al propio Stigler. Si nos pusiéramos a buscar quién enunció primero la supuesta ley, es probable que encontraríamos no uno sino varios.
Entre otras cosas, Stigler se tomó el trabajo de rastrear el origen de algunos principios como la famosa curva de Gauss, sólo para encontrar que la distribución gaussiana (la famosa curva acampanada) aparecía en más de ochenta textos de estadística publicados a partir de 1816, y su atribución exclusiva a Gauss puede ser algo convencional.
Con los aforismos y las frases célebres las cosas suelen ser mucho más complejas. La famosa respuesta que habría dado Faraday cuando le preguntaron por las aplicaciones de la electricidad (“¿para qué sirve un niño recién nacido?”) ya la había usado Pasteur al dar en 1854 su primera conferencia de química. Pero, según parece, el primero que la pronunció fue Franklin, cuando vio ascender al cielo uno de los primeros globos aerostáticos.
Hay otras atribuciones más comunes que parecen cumplir con la ley de Stigler, y es difícil en qué momento fueron puestas en circulación: “Volveré y seré millones” no lo dijo Evita sino Espartaco, en la novela de Howard Fast. “La única verdad es la realidad” lo escribió (palabras más o menos) Hegel, y probablemente le llegó a Perón vía Carlos Astrada. La frase “Ladran Sancho, señal que cabalgamos” no está en el Quijote, así como no está “Tócala de nuevo, Sam” en Casablanca, ni “Elemental, Watson” en las aventuras de Sherlock Holmes. Hay una frase (“vinieron a buscar a los judíos, pero no me importó, porque no era judío, etc.”), que nadie vacila en atribuir a Bertolt Brecht. Lamentablemente, pertenece al pastor luterano Friedrich Niemoller, líder de la resistencia antinazi.
De algún modo que sólo los lacanianos entenderán, los nombres nos condenan.
Pablo Capanna
El código Da Vinci
Una computadora de última generación utilizada para descifrar el gesto enigmático de La Gioconda determinó que la dama sonríe de alegría. El misterio fue develado mediante un programa desarrollado por la Universidad de Illinois para “medir y reconocer emociones”. El software, al parecer, funciona basándose en un archivo de rasgos faciales femeninos con los que se ha creado una “expresión neutral media”, un estándar para comparar con otros rasgos. De este manera se analizaron la curvatura de los labios de la dama florentina pintada por Leonardo entre 1503 y 1506, así como las arrugas alrededor de sus ojos, y se relacionaron los datos obtenidos con seis emociones básicas. Es decir, el estado emocional de la señorita en el momento en que fue retratada. Los resultados arrojan, además, algunas precisiones: al parecer, el 83 por ciento de las “emociones envueltas en su sonrisa” se debe a la felicidad; un 9 por ciento se debe a un sentimiento de disgusto; un 6 por ciento al miedo y un 2 por ciento al enojo. Esto no echa por tierra todas las interpretaciones previas, pero ofrece una alternativa bastante distinta a la propuesta hace dos años por la profesora de Harvard Margaret Livingstone, para quien la sonrisa en cuestión “es aparente” y lo que representa depende del punto de vista en que se encuentre el espectador: “Una ilusión que aparece y desaparece según la peculiar manera en que el ojo humano procesa las imágenes”.
December 15, 2005
“El soñador ‑si se quiere una definición más precisa‑ no es un hombre ¿sabe usted? sino una criatura de género neutro. Por lo común se instala en algún rincón inaccesible, como si se escondiera del mundo cotidiano. Una vez en él, se adhiere a su cobijo como lo hace el caracol, o, al menos, se parece mucho al interesante animal, que es a la vez animal y domicilio, llamado tortuga. ¿Por qué piensa usted que se aficiona tanto a sus cuatro paredes, indefectiblemente pintadas de verde, cubiertas de hollín, tristes y llenas de un humo inaguantable? ¿Por qué este ridículo señor, cuando viene a visitarle uno de sus raros conocidos (pues lo que pasa al cabo es que se le agotan los amigos), por qué este ridículo señor le recibe tan turbado, tan alterado de rostro y en tal confusión que se diría que acaba de cometer un delito entre sus cuatro paredes, que ha fabricado billetes falsos, o que ha compuesto algunos versecillos para mandar a alguna revista bajo carta anónima en la que declara que el verdadero autor de ellos ha muerto ya y que un amigo suyo considera deber sagrado darlos a la estampa? Diga, Nastenka, ¿por qué no cuaja la conversación entre estos dos interlocutores? ¿Por qué ni la risa ni siquiera una frasecilla vivaz brotan de los labios del perplejo visitante, quien en otras ocasiones ama la risa, las frasecillas vivaces los comentarios sobre el bello sexo y otros temas festivos? ¿Por qué también ese amígo, probablemente reciente, en su primera visita (porque en tales casos no habrá una segunda, ya que ese amigo no volverá), por qué también el amigo se queda azorado, lelo, a pesar de toda su agudeza (si efectivamente la tiene), mirando el torcido gesto del dueño, quien por su parte ha tenido ya tiempo bastante para embrollarse por completo tras los esfuerzos tan titánicos como inútiles que ha hecho por avivar la conversación, por mostrar su propio conocimiento de las cosas mundanales, por hablar a su vez del bello sexo y aun por agradar humildemente a ese pobre hombre que allí nada tiene que hacer y que ha venido por equivocación a visitarle? ¿Por qué, en fin, el visitante coge de pronto su sombrero y sale disparado, habiendo recordado de pronto un asunto urgentísimo que por supuesto no existe, una vez que ha librado la mano del cálido apretón de la del ‑dueño, quien trata en vano de mostrar su contrición y recobrar el terreno perdido? ¿Por qué el visitante, traspasada la puerta de salida, suelta la carcajada y jura no volver a visitar a ese sujeto estrafalario, aunque ese sujeto estrafalario es en realidad un chico excelente? ¿Por qué, con todo, el visitante no puede resistir la tentación de comparar, siquiera forzadamente, la cara de su amigo durante la entrevitsa con la de un gato infeliz que han maltratado, vapuleándolo y aterrorizándolo a mansalva, unos niños quienes, habiéndolo capturado insidiosamente, lo han dejado hecho una lástima? ¿Gato que logra por fin meterse debajo de una silla, en la oscuridad, donde se ve obligado a pasar una hora entera, erizado todo él, dando resoplidos, lavándose las heridas recibidas, y que durante largo tiempo, mirará con desvío la naturaleza y la vida, incluso los restos de comida que de la mesa del amo le guarda, compasiva, una ama de llaves ... ?” fedor dostoievski
December 14, 2005
December 13, 2005
El preso convertido al pacifismo no logró el perdón de Terminator
Tookie Williams, condenado a muerte por homicida, pasó en prisión a militante por la paz. Schwarzenegger le negó el indulto.
Hasta último momento, quienes ayer estaban a favor de Stanley Tookie Williams –o en contra de la pena de muerte– tenían esperanzas. Pero el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, rechazó el pedido de clemencia y hasta el cierre de esta edición todo indicaba que el ex jefe pandillero recibiría la inyección letal en la penitenciaría de San Quintín, al norte de San Francisco, un minuto después de la medianoche local. Horas antes de que Schwarzenegger tomara una decisión, un testimonio en defensa del acusado fue transmitido al gobernador. En un primer momento se pensó que el documento podría exonerar al condenado y cambiar el curso del caso. Pero sólo en un primer momento. Tookie fue condenado en 1981 por el homicidio de cuatro personas en 1979 y fue uno de los fundadores de la famosa pandilla “Crips” de Los Angeles. Desde su condena, siempre se declaró inocente.
El caso de Stanley Williams, fundador de una pandilla de Los Angeles en 1971 y condenado a la pena capital en 1981, es y será sensible por la personalidad del ejecutado, quien siempre defendió su inocencia y que desde la prisión se convirtió en militante contra la violencia, escribió libros para niños y hasta fue propuesto en varias oportunidades para el Premio Nobel de la Paz y de Literatura.
El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, dijo “no haber encontrado ninguna justificación para otorgar la clemencia” después de “estudiar la evidencia, investigar la historia, escuchar los argumentos y luchar con las profundas consecuencias”. “Los hechos no justifican invalidar el veredicto del jurado o las decisiones de las cortes en este caso”, agregó el gobernador, quien era la única persona que podía impedir la ejecución de Williams.
Con 51 años, encarcelado en San Quintín, cerca de San Francisco, Williams recibió el apoyo de las organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnesty International, de responsables religiosos como Jesse Jackson y celebridades como el rapero Snoop Dogg, Bianca Jagger o los actores Jamie Foxx y Danny Glover.
Durante el fin de semana fue divulgado un testimonio que dio esperanzas a los defensores del condenado. Un ex detenido afirmó que un compañero de celda que testificó contra Williams durante su proceso habría recibido para ello informaciones de los investigadores y se cree que pudo haber imitado la escritura de Williams para fabricar pruebas en su contra. Los abogados de Tookie esperaban que ese testimonio pudiera exonerar al condenado y cambiar el curso del caso, que movilizó a miles de personas en Estados Unidos. Pero no tuvieron éxito.
La más alta instancia judicial de California denegó el mes pasado una revisión del caso que llevó a Williams a la pena máxima. El fiscal que obtuvo la condena de Williams en 1981, Robert Martin, dijo el domingo en la televisión estadounidense que el ex líder pandillero no merece clemencia porque “nunca se mostró arrepentido por haber matado a cuatro personas a balazos durante dos robos”.
Esta no es la primera vez que “Terminator” tiene que decidir sobre la vida de un preso sentenciado a muerte. En enero de este año, Donald Beardslee recibió una inyección letal tras ser encontrado culpable por el crimen de dos mujeres en 1981. Fue condenado a muerte tres años más tarde. Así, Beardslee, con 61 años, se convirtió en el primer ejecutado en California bajo la gestión del gobernador Schwarzenegger.
"Un día, iba caminando por un sendero hacia mi cabaña, donde me disponía a escribir durante ocho horas en total aislamiento; entonces miré el cielo y vi una cara. No es que realmente la viera, pero la cara estaba allí, y no era humana; era un gran rostro de perfecta maldad. Era inmensa, llenaba un cuarto de cielo. Tenía las cuencas de los ojos vacías, era metálica y cruel. Lo peor de todo es que era Dios."
[De Philip Dick a Gregg Rickman, 1974
La fama de Philip K. Dick creció desmesurada como la trama de sus novelas. Buscar a Dios fue para él una obsesión perturbadora. La ciencia ficción fue su refugio y escribió desde la marginalidad de un género que -hasta entonces- para Hollywood era clase B. Pocos saben que el genial novelista en el que se basaron películas de culto como "Blade Runner" y "Total Recall" incursionó en el esoterismo y fue acosado por intensas experiencias místicas, hasta alcanzar el mesianismo. Dick esperaba a Maitreya. Y, si como lo había anunciado, El Elegido no se manifestaba en mayo de 1982, Dick estaba dispuesto a todo: "Entonces, yo mismo -dijo- derrocaré al gobierno norteamericano y al ruso". Su trip místico orillando las fronteras del arte y la locura se tradujo en un legado literario que es explorado en este ensayo de Pablo Capanna, un extracto de su obra Idios Kosmos Claves para Philip K. Dick. (Ed. Almagesto, 1995).
EL ALMA ESCINDIDA."VALIS". EL APOCALIPSIS DE 1974
A mediados de febrero de 1974, Philip Dick ingresó en una serie de estados alterados de conciencia que culminaría en sus visiones del 2 de marzo; estos fenómenos seguirían manifestándose, periódicamente, durante un año entero.
Es difícil establecer la cronología de los acontecimientos, puesto que Dick no se ha preocupado por ofrecernos una descripción "clínica" de cuanto le ocurrió en febrero-marzo de 1974. En cambio, nos ha dado tres versiones complementarias de los hechos: dos son literarias, y están en las novelas Radio Free Albemuth y Valis; la tercera, es la versión oral que incluye su "testamento final", recogido por Gregg Rickman, un asiduo lector y coleccionista de sus obras a quien recibió en su casa durante un año, concediéndole una larga serie de entrevistas.
En sus últimas entrevistas con Rickman, Dick suele entremezclar los hechos con las hipótesis, las analogías fantásticas, las interpretaciones y las lecturas esotéricas. Sin transición, pasa de la solemnidad al escepticismo, y duda de si todos aquellos hechos no habrán sido más que un episodio psicótico, hasta ridiculizarse a sí mismo. Con la misma facilidad vuelve inmediatamente a ponerse serio, y asegura que ha sido el depositario de una revelación.
Aparentemente, las experiencias de "VALIS" se iniciaron con una serie de sueños inquietantes, en los cuales Dick revivía una existencia anterior: se sentía poseído por la personalidad de uno de los primeros cristianos, que había sido ejecutado por estrangulación en un sótano del Coliseo, llamado Tomás. Una de sus peculiaridades era que no reconocía a la cruz como un símbolo cristiano, sino al Pez, un signo que Dick interpretaba como una deformación del ankh, la crux ansata de Isis [1] . Este "Tomás" pudiera haber sido un esenio o un gnóstico: el "Evangelio de Tomás" es uno de los documentos gnósticos de Nag Hammadi.
El 2 de marzo de 1974, Dick regresaba del consultorio de su dentista, quien le había extraído la muela del juicio; aún se hallaba atontado por una fuerte dosis de pentotal sódico. Para recuperarse, se había tumbado en su sillón y escuchaba música. Era una canción de los Beatles, Strawberry Fields Forever, aquella que dice "vas por la vida con los ojos cerrados, ignorando todo lo que ves" [2] . Quizás esta frase, que parece un verdadero aforismo dickiano, haya actuado como desencadenante de todos los fenómenos que vinieron después.
Como el dolor no menguaba, Dick telefoneó a la farmacia para encargar un calmante. La empleada que lo trajo, poco después, era una joven perteneciente a un culto evangélico, y llevaba una medalla con el signo del Pez, uno de los primeros símbolos cristianos. Al principio, Dick vio un resplandor que surgía de la medalla y en pocos instantes fue enceguecido por una luz rosada que invadía la casa, mientras que destellos de "electricidad estática" y "fuegos de San Telmo" brotaban por los rincones. El fenómeno no pudo ser observado por su esposa Tessa, quien lo asistió durante todo el tiempo.
A partir de ese momento Dick cayó en un estado delirante que lo tuvo prácticamente postrado durante días enteros, y en el cual sufrió alarmantes picos de hipertensión. En ese estado creyó estar viendo al mundo sub specie aeternitatis. Dijo haber presenciado el Apocalipsis, esto es "la realidad apocalíptica que subyace a nuestra realidad". Se sintió invadido por una Presencia superior que luego llamaría "VALIS", sigla de Vast Active Living Intelligence System ("Vasto Sistema de Inteligencia Activa y Viviente"). En The Transmigration... lo recordaría así: "Luces y colores, y luego una presencia extraña en mi mente, otra personalidad, mucho más inteligente que yo, pensando toda clase de cosas en las cuales nunca había pensado antes. Esa personalidad conocía griego, latín y hebreo, y lo sabía todo de la teología" (cap. 15). Según Rickman, Dick aseguraba que esa Presencia lo había salvado de una muerte segura, aunque se reservaba los detalles; "El Salvador se interpuso entre Horselover Fat y la aniquilación", se dice en Valis, cap. 8. Robinson [3] relaciona la hipertensión de 1974 con la de 1982, como si la primera hubiera sido un ataque no diagnosticado que anticipara aquel que lo llevaría a la muerte, aunque no es creíble que una crisis de este tipo pueda causar visiones místicas.
Hasta el año siguiente, Dick siguió teniendo visiones. Se había comprado una oblea con el Signo del Pez y la palabra YCHTYS (que significa "pez"en griego, y es a la vez un acróstico de Cristo), y la había pegado en la ventana; al contemplarla, solía ver la imagen rodeada de un halo de luz rosada, mientras que la letra "Y" se comvertía en la figura de una palmera. También hubo alucinaciones más complejas: la visita de la Muerte, que se presentó como un viajante de comercio con su portafolio; Erasmo, el arquetipo junguiano del Viejo Sabio, a quien Dick ya había conocido en sueños; su gato Tony, que había muerto y aparecía convertido en una figura gigantesca, similar a un dibujo animado [4] .
Como en un estado extático, Dick experimentó la glosolalia (don de lenguas) y tuvo precogniciones. Cuando se sentía poseído por la mente de Tomás, se pasaba horas hablando en latín y griego, idiomas que jamás había estudiado formalmente. Su esposa Tessa, que entonces estudiaba lenguas clásicas, reconoció palabras de koiné, el griego helenístico que hubiese podido hablar un primitivo cristiano: poros krater (un tipo de vasija), ananke (fatalidad), rhipidon (un pez espinoso); una expresión en ruso (sadassa ulna), y una en sánscrito (ir leg).
Hasta aquí, se trataba de fenómenos subjetivos, aunque hubo otros, no tan fáciles de explicar. Por ejemplo, Dick aseguraba que sus gatos se habían vuelto más inteligentes y afectuosos por efectos de la luz rosada, pero murieron inexplicablemente poco tiempo después, plagados de tumores cancerosos. El fenómeno más notable fue una precognición. Dick oyó a la Voz advertirle que su pequeño hijo Christopher sufría de hernia inguinal; la hernia corría riesgo de estrangularse si no lo operaban de inmediato. Dick logró convencer a Tessa del peligro; llevaron al niño al médico, y éste, pese a su escepticismo, encontró la hernia y pudo salvar al niño mediante una intervención oportuna.
En esos mismos días Dick, que no conocía personalmente a Paul Williams, tuvo el presentimiento de que iba a ser entrevistado por Rolling Stone, mucho antes de que Williams pensara siquiera en hacerlo.
Mientras duró el éxtasis, Dick sentía (como le confiaría a Charles Platt) que "su angustia había desaparecido. Algún poder trascendente y divino que no era malévolo sino benéfico había intervenido para restaurar su mente y sanar su cuerpo". Era una mente esencialmente racional, "dotada de increíbles conocimientos técnicos, cosmológicos y filosóficos". No era humana: "era como una inteligencia artificial". A veces pensaba que la Voz era Dios; otras, creía que era un extraterrestre o hasta un arma secreta de los rusos [5] .
Luego diría que se había sentido como algo pasivo en manos de fuerzas creativas titánicas, un escribiente o amanuense que transcribía lo que la Voz le dictaba. ¿Cuál era el origen de esas fuerzas? "Por supuesto, el Espíritu Santo es la fuerza de mi inspiración" [6] , dice Dick; pero, un poco más adelante, se corrige: "el espíritu de Elías vino a mí en 1974 (...) eso es enthousiasmos, recibir el Espíritu Santo" [7] . Por momentos se siente el profeta que anuncia una nueva edad mesiánica, y señala las "tremendas expresiones de la Era de Acuario" que hay en sus últimas novelas" [8] .
Lo realmente curioso de todo este relato son los frecuentes momentos de escepticismo que puntean todo el diálogo; son repentinos virajes en el discurso que parecerían indicar casi un desdoblamiento de la personalidad. "Mi experiencia sobrenatural" ‑comienza diciendo Dick, pero luego se corrige‑ "casi digo mi experiencia psicótica... (risas) Bien, mi experiencia psicótica sobrenatural..." [9] . Más adelante, se inquieta: "Hay algo que siempre me preocupó: ¿por qué todo esto se parece tan asombrosamente a Ubik? Suena como si fuera autogenerado, como si lo hubiera generado yo mismo..." [10] . Pero la misma persona que es capaz de arrojar tales dudas sobre su propio discurso, pasa inmediatamente a relatar un sueño en el cual supo que en una vida anterior había sido Juan el Bautista; a continuación, remata todo con una broma. [11] Por último, luego de haber estado más de siete años hablando y escribiendo acerca de su éxtasis místico, en 1981 declara: "Todas esas trascendentales experiencias religiosas que tuve... fueron genuinas, pero no eran más que fuegos de artificio. Un despliegue titánico de poder (...) que no servía a ningún fin en sí mismo." [12] .
Las alucinaciones de 1974 no fueron, por otra parte, las primeras ni las únicas en la vida de Dick. En la escuela secundaria, había oído con toda claridad una voz que le explicaba el principio de Arquímedes, gracias a la cual pudo aprobar un examen. Cuando tenía más de treinta años, volvió a oír la misma voz, esta vez mientras estaba viendo un documental de televisión sobre las tortugas marinas. Con ese tono impersonal que ya conocía, la voz le habló de un tal "Van Walloon, de los Estados Portugueses de América"; eran los tiempos en que Dick estaba escribiendo The Man in the High Castle, y especuló con que la voz pudiese provenir de un mundo paralelo.
En la conferencia de 1976 ("Hombre, androide, máquina") Dick explicó que había recibido sofisticada información tecnológica (que no estaba al alcance de su comprensión) de una inteligencia extraterrestre llamada Albemuth. En otro texto del mismo año aseguraba, irónicamente, que las débiles señales que recibía de otra estrellas eran audibles "especialmente entre las 3.00 y las 4.45 hs." [13]
La voz de Valis carecía de emociones, como si fuese la de una "inteligencia artificial". También la voz que le había hablado diez años antes era "algo construido". Cualquier psicólogo hubiese dicho que más se parecía a la voz del inconsciente.
Cierta vez, la Voz le recomendó volverse "sintónico" en lugar de "ciclotímico". Según Dick, esa era la primera vez que escuchaba tales palabras; sin embargo, es muy poco probable que en sus amplias lecturas sobre la esquizofrenia jamás haya reparado en esos conceptos básicos de Bleuler.
De la misma manera, Dick parece haber olvidado todo cuanto ha leído sobre el gnosticismo, cuando afirma que ignoraba quién era "Santa Sofía" cuando la Voz le anunció que "Santa Sofía vuelve a nacer". Hagia Sophia es el nombre del último arconte en la jerarquía gnóstica. Ya antes de Valis, su nombre ya aparece en Deus Irae, la novela que Dick estaba corrigiendo durante los días de su experiencia paranormal [14] .
Dick no descarta ni siquiera la hipótesis más crudamente psiquiátrica: el retorno de experiencias ya vividas bajo el efecto de las drogas psicodélicas, o un efecto diferido de éstas sobre el cerebro (drug flashback). Al fin y al cabo, reconoce, ya en 1964 había hablado en latín y tenido visiones del circo romano, cuando estuvo bajo el efecto del LSD. El miedo de morir agarrotado lo perseguía desde la infancia, y ahora cabía interpretarlo a la luz del sueño de la cárcel romana donde estaba encerrado Tomás.
Siguiendo a Jung, Dick también atribuía gran valor a los sueños y las "visiones hipnagógicas", esas imágenes que aparecen al conciliar el sueño. Creía que los sueños encerraban mensajes, y así era capaz de contar cómo una noche había hablado con Khrishna, en medio de un sueño [15] . Estando en Canadá, tuvo el famoso sueño del caballo herido (que era tanto la traducción de su miedos paranoides como un nuevo símbolo del salvator salvandus). Lo reprodujo fielmente en la novela Flow my Tears... [16] . Otro sueño de 1974 corrió la misma suerte: entonces pudo ver la figura de un pez que intentaba sostener una ametralladora con sus aletas. La Voz le explicó el sentido de esta imagen: el Pez era un símbolo cristiano, y el mensaje era "los cristianos no pueden portar armas", esto es, no pueden ejercer la violencia. Es la frase que pasaría a ser, en la novela Valis, el lema de los que esperan al mesías.
En los últimos tiempos Dick pareció abandonar, sin embargo, las interpretaciones teológicas y metafísicas, y se resignó a buscar el origen de la Voz en su idios kosmos. Rechazaba al "inconsciente" como fuente de sus alucinaciones, pues creía que para los psicólogos el inconsciente se había vuelto un sucedáneo de la divinidad, y buscaba apoyo en algunas teorías científicas de avanzada para explicar como su cerebro podía tener acceso a una realidad trascendente. Ya no creía que la Voz fuera de un extraterrestre, de una inteligencia artificial, de Dios, de Elías o del Espíritu Santo, sino de su propio cerebro; aunque, en cierto modo, la Voz no era inmanente al cerebro.
Dick se había interesado durante años en la teoría del "cerebro dividido"; conocía los trabajos de Orstein (a quien le había escrito una carta), de Bogen, Sperry y Julian Jaynes. Este último sostenía en un polémico libro que el hombre arcaico era capaz de "oír voces" provenientes del lado derecho de su cerebro, y dialogar con "los dioses" cuando aún no se había establecido el predominio del hemisferio racional. Desde 1976, Dick parecía decidido a reemplazar todas las demás hipótesis por una interpretación neurológica: "Probablemente sea el hemisferio derecho de mi cerebro el que emite información a través del cuerpo calloso" [17] . Quizás esto podría explicar algunos de aquellos fenómenos (paragnosis, glosolalia y onirofrenia) pero seguiría sin explicación la fuente de donde obtiene información el hemisferio derecho: más que resolver el problema, introduciría una nueva dualidad.
La experiencia de Dick en 1974, fenomenológicamente considerada, se parece menos a un éxtasis místico que a un estado delirante [18] . La experiencia mística, tanto en la tradición occidental como en la oriental, es esencialmente inefable: es una forma de ser antes que de conocer: en rigor, no es una "experiencia" sino un estado.
El éxtasis pretende alcanzar la contemplación o la unión con la divinidad, cuando la mística es ascendente; o bien lograr la aniquilación del yo, del deseo y la ilusión, si sigue un camino descendente. Pero en ningún caso el místico aparece como receptor o transmisor de conocimientos, ni menos aun de información fáctica. El éxtasis es una vivencia de sentido global que trasciende la comprensión meramente intelectual. Un buen ejemplo lo ofrece el genuino "éxtasis" alcanzado por Arthur Koestler, al margen de toda confesión religiosa. Koestler, que a la sazón era ateo militante, pasó mucho tiempo en las cárceles de Franco, esperando ser ejecutado. Cierto día, cuando estaba resolviendo problemas de geometría analítica para no perder la cordura, tuvo una experiencia extática de pocos minutos, que se repetiría durante todo el año 1938. Sintió que "el Yo había dejado de existir". Para describir su experiencia, Koestler usa palabras muy similares a las de Dick, pero no atina a explicar sus contenidos, si los hubo: "el carácter primario de este estado es la sensación de que se trata de algo más real que ninguna otra cosa que se haya experimentado antes; de que, por primera vez, se ha levantado el velo, y uno está en contacto con la "realidad real", con el oculto orden de las cosas, con la estructura del mundo revelada con los rayos X, normalmente oscurecido por las capas de lo que es ajeno" [19] .
Dick, en cambio, se empeña en describir su experiencia como una masiva "transfusión" de conocimientos, en su mayoría de un tecnicismo que los hacía incomprensibles, casi como si súbitamente hubiesen conectado su cerebro con "un banco de datos" cósmico. Esta es una peculiar versión de la gnosis (que es saber iniciático, más que información específica); por lo menos es la gnosis tal como podía concebirla el pensamiento concreto dickiano.
Es probable que, si sometiéramos a un examen reduccionista aun a los auténticos místicos, se nos presentarían como víctimas de alguna patología. No cabe entrar aquí en la zona fronteriza entre el genio y la locura, entre la locura y el misticismo, o entre psicología, parapsicología y religión, porque allí las categorías se difuminan y el análisis reduccionista corre el riesgo de ser tan inútil como explicar la belleza de la Venus de Milo a partir de las propiedades del carbonato de calcio.
En el extremo opuesto al reduccionismo se encuentra la credulidad -muy poco científica- de que hace gala la "psicología transpersonal" de Grof y Tart, íntimamente vinculada con la ideología de la New Age. Para Stanislaw Grof, una experiencia como la de Dick debería ser considerada sin más como una "emergencia espiritual" genuina, que incluye todos los componentes conocidos: channeling, matrices perinatales, revisión de "vidas anteriores",etc. Puesto que el reduccionismo ha relegado todas estas experiencias al rincón de la "esquizofrenia" Grof ( heredero de la antipsiquiatría) las reivindica como crisis de crecimiento espiritual; sólo al margen, hace alusión a las psicosis orgánicas, que pueden causar efectos similares, para dejarlas en manos de la medicina. [20]
Pero renunciar al reduccionismo no significa renunciar a una explicación racional. Intentaremos pues aproximarnos a la cuestión apelando al conocimiento psiquiátrico, para descartar todo lo que pudiese pertenecer a la patología. Y aquí encontraremos que existen alarmantes semejanzas entre lo que le ocurrió a Dick en 1974 y ciertos cuadros bien identificados, con abundante casuística, que se denominan "estados confusionales agudos".
Algunos de estos estados se caracterizan por la presencia de un pensamiento perturbador ("idea delirante") cuyo origen es atribuido a "voces" exteriores: "cuando el paciente tiene la convicción de que le ha sido asignado un importante papel en la vida, aparecen ideas de grandeza en forma de identificación cósmica, nuevo nacimiento y misión profética" (Boisen, 1947).
No puede negarse la analogía entre el estado delirante y el proceso de creación artística; la diferencia estriba en que en este último no se pierde el criterio de realidad. En otras palabras, el delirio es la enfermedad profesional de un creador de ficciones que acaba confundiendo sus creaciones con la realidad. De hecho, Dick le confesó a Rickman que durante su experiencia se había sentido "como si estuviera viviendo en una de sus novelas".
En estado confusional, el sujeto "oye" los propios pensamientos y los atribuye a una fuente exterior (Schneider, 1957). A veces, su obsesión es buscar signos en los hechos cotidianos, y mensajes en los sueños o en los textos más inesperados. Este "delirio de interpretación" se caracteriza como "locura razonante que obedece a una necesidad de explicarlo y descifrarlo todo" (Sérieux y Capgras).
La evolución de un delirio no estructurado suele atravesar cuatro fases bien definidas, que podemos reconocer en la experiencia de Dick: ellas se denominan Trema, o estado inicial de angustia; Apofanía, revelación súbita, que abarca varios días; Apocalipsis, creciente fragmentación del pensamiento, y Deterioro final (Conrad, 1958).
Esta fenomenología se ajusta bastante a la experiencia de Dick en 1974; pero en él las manifestaciones apocalípticas se extendieron por casi un año entero; si hubo deterioro, se fue manifestando muy lentamente, en los ocho años restantes de su vida, que no fueron los menos productivos, por cierto. Por otra parte, tras haber salido de la fase aguda de marzo, en los meses siguientes Dick fue capaz de hacer convivir sus visiones con actividades rutinarias normales, incluyendo la revisión de textos a publicar.
Un delirio tan persistente y aparentemente tan controlado quizás no se explique enteramente por causas endógenas. Es preciso tener en cuenta otro factor: el deterioro psicótico causado por las anfetaminas. Es sabido que el consumo de dosis elevadas de anfetaminas durante períodos prolongados provoca "angustia confusional aguda, alucinaciones múltiples, delirios de influencia y persecución" (Devereux, 1957). En el caso de Dick, se trataba nada menos que de veinte años de ingerir habitualmente anfetaminas en dosis muy altas, salvo breves períodos de abstinencia, pero con una evidente dependencia [21] . La primera década había culminado con la visión de Palmer Eldritch en 1963; luego vinieron los miedos persecutorios, antes y después del atentado, el intento de suicidio de 1972, y por fin la visión de 1974.
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Por otra parte, las conversaciones con Rickman no son la única fuente para comprender las experiencias de "Valis"; la novela Valis no sólo despliega todo el material autobiográfico sino ilumina otros sentidos posibles, con la libertad que da la ficción.
Es interesante notar que Dick vaciló bastante antes de dar forma definitiva a estos textos. En una carta dirigida al neurólogo Leslie Orstein, a quien admiraba por sus trabajos sobre el "cerebro dividido", Dick cuenta que está escribiendo una novela titulada Para asustar a los muertos (To Scare the Dead). En ella, un personaje llamado Nicholas Brady descubre que es la reencarnación de un esenio llamado Tomás. En el credo de Tomás, las fuerzas del mal que gobiernan el mundo se simbolizan como "la Ciudad de Hierro". Se trata del tema órfico del cuerpo como cárcel del alma y del mito gnóstico del mundo como destierro; lo que en Valis se llamará "la Prisión de Hierro Negro". De Tomás, Brady aprende que Zagreo (Dionisio), Zeus y Cristo son la misma persona. Dios ha estado durmiendo; ahora despierta y habla por medio del hemisferio recesivo del cerebro.
En un segundo proyecto (Valisystem A) la trama se aproxima más a una novela convencional de ciencia ficción: Nicholas Brady y el propio Dick luchan contra un estado totalitario y descifran los mensajes de "Valis" que se esconden en las letras de rock. Algo similar ocurre en otra versión titulada Radio Free Albemuth, que luego sería publicada en forma póstuma.
Todos estos esbozos confluirían en Valis, donde ya Brady había desaparecido y el protagonista era el propio autor.
La novela se compone de tres movimientos; el anuncio mesiánico, la epifanía y el fracaso.
En la primera parte, encontramos al autor desdoblado: la figura central es él mismo, con el nombre de Horselover Fat y el relator es Philip K. Dick, escritor profesional de ciencia ficción. Fat está loco; no así el narrador.
La novela comienza cuando Fat se recupera del intento de suicidio que ha hecho dos años después de su experiencia mística. En los primeros capítulos se suceden interminables discusiones teológico-filosóficas entre cuatro interlocutores: "Phil", "Fat", el ateo Kevin y el católico David: el estilo de los diálogos es tan moroso e inarticulado como el de los adictos en A Scanner Darkly. Los cuatro personajes son desdoblamientos de una misma persona, el autor: una "tétrada" gnóstica de Philip Dick, dividido en dos parejas de opuestos. Por una parte, los dos hemisferios cerebrales en pugna: Phil el izquierdo y Fat el derecho. Por la otra, dos aspectos contradictorios de su personalidad: el ateo (Kevin) y el creyente (David).
Phil actúa como moderador de los diálogos. Fat, apenas salido de su desesperación, sigue creyendo que ha recibido una revelación de una entidad llamada "Zebra"; ésta le ha anunciado la pronta venida del Salvador, que se llamará Hagia Sophia (Santa Sofía). Kevin hace de abogado del diablo y plantea en forma recurrente el problema del mal y del sufrimiento inútil; la postura que defiende no es tanto atea como dualista. En cuanto a David, parece tener la "fe del carbonero" y la ingenuidad del Dr. Pangloss, a prueba de dudas y argumentaciones.
Como los gnósticos, Kevin sostiene que "Dios es impotente, malvado, mudo y débil". Su argumento favorito es la muerte injustificable de su mascota, un gato que fue arrollado por un auto cuando cruzaba la calle para seguir a su amo. Un dios que permite que ocurran esas cosas no puede ser sabio ni bueno: un argumento que Dick usó muchas veces, y suena bastante sartreano.
En la segunda parte, los cuatro amigos presencian la exhibición de una película de "clase B" en un cine de la periferia. El film ha sido escrito y dirigido por Eric Lampton, una estrella del rock: en efecto, es una ópera-rock, que en una primera lectura parece una historia de ciencia ficción, multifocal y confusa como una novela dickiana. Pero pronto descubren que está plagada de claves, mensajes ocultos, simbolismos y cifras, que dan lugar a una verdadera orgía de interpretación delirante. En el film están todas las pistas que indican que el Salvador ya ha nacido. Los cuatro amigos salen pues ha buscarlo, juramentados como "Sociedad de Rhipidon" (¿una analogía con la Sociedad del Anillo de Tolkien?), cuyo lema es "los cristianos no pueden portar armas".
Recurren al músico Lampton, quien vive en California con su esposa Linda y el compositor Brent Mini. Los Lampton les revelan que el nuevo Salvador es su pequeña hija Sophia: el nuevo avatar de Cristo se presenta esta vez bajo aspecto femenino.
Ante la presencia de la niña Sophia, Fat y Phil vuelven a ser una sola persona, aparentemente vuelta a la cordura. Sophia les enseña que, de ahora en adelante, no tendrán otro Dios que el hombre. También responde al viejo argumento de Kevin con el más sano sentido común: "tu gato era estúpido; el cosmos tiene sus leyes, y sólo a un estúpido que no merece vivir se le ocurre violarlas" (cap. 13).
Pero abruptamente, sobreviene un anticlímax. Mientras los cuatro regresan, la niña Sophia muere accidentalmente, alcanzada por un láser del equipo con el cual Mini se proponía registrar todos sus actos y palabras. Mini hace aquí el papel de "sabio loco" o quizás más seguramente de demiurgo malvado.
El epílogo es la consumación del fracaso: Fat y Phil vuelven a desdoblarse, y el grupo se separa. En el final, Fat se queda solo frente al televisor, aguardando ansioso las señales que permitan esperar un retorno del Mesías. La palabra clave que lo anunciaba antes había sido Hagia Sophia: ahora será "King Felix", el "Rey Feliz".
Las cuatro fases de la formación del delirio se han recapitulado en la estructura de la novela: la angustia inicial (la convalescencia de Fat), la apofanía o revelación (el film Valis), el apocalipsis (el mensaje de Hagia Sophia) y el deterioro terminal.
La expresión "King Felix" aparece ya en la trama del film Valis, usada para referirse a Hagia Sophia, quien será el Quinto Salvador de la humanidad (cap. 10). Luego de la muerte de la niña, Fat entra en el delirio interpretativo, y comienza a encontrar señales en todas partes. Recibe un telegrama de Portland (Oregon) que sólo dice dos palabras: "King Felix". Sentado frente al televisor, cree tener un presagio cuando ve sucederse la propaganda de una marca de alimentos (Food King) con un dibujo del Gato Felix (cap. 14). Hojeando un libro de arte encuentra la imagen de una crátera griega (poros krater); esta es una de las palabras que la voz de Valis le había enseñado a Dick: en el vaso está grabada la figura del caduceo de Hermes. Pese a que hacía dos décadas que venía usando este símbolo (ya aparece en The World Jones Made y Counter Clock World), Dick descubre ahora el alarmante parecido que hay entre el caduceo y la espiral del ADN (cap. 14).
En su "testamento" final, Dick exhibe exactamente la misma conducta que su personaje de ficción. Le muestra a Rickman un pasaje de la versión holandesa de Flow my Tears... donde, a diferencia de la edición original, aparecen encolumnadas, formando un acróstico, las palabras "King Felix" [22] (19). Esta mera coincidencia le parece una clara señal.
No son estas las únicas interpretaciones delirantes de libro: anteriormente ya había dicho que el Libro de Daniel anunciaba la era de Nixon (cap. 10) y que la Sibila de Cumas había profetizado el asesinato de los Kennedy y aun del obispo Pike (cap. 6). Un poco más sutilmente, Dick cree descubrir el salvator salvandus en Parsifal, o sostiene que la clave de Flow my Tears... está en Las Bacantes de Esquilo; por lo menos, así se lo explica a Rickman.
Queda en pie la pregunta por el origen de la revelación misma: ¿quién o qué es Valis? La respuesta tendrá la forma de un mito, o mejor dicho de dos mitos, que aparecen expuestos tanto en la novela como en los textos de la Exegesis que se intercalan en ella.
Por una parte, Dick atribuye una importancia capital a la biblioteca gnóstica de Khenobioskon (Nag Hammadi) descubierta en 1945. Esta colección, reunida por una comunidad de la secta sethiana del siglo III, permitió tener acceso a los principales textos gnósticos, que anteriormente se conocían sólo por referencias de sus adversarios, los Padres de la Iglesia. Dick convierte a Nag Hammadi en una especie de centro espiritual del mundo y elabora en torno a él algo muy parecido a un libro de von Däniken.
Cierto "plasma" divino, venido de otro sistema solar (Dick no vacila en llamarlo Logos) habría creado y sostenido a la comunidad de los sethianos de Khenobioskon. Al disolverse este grupo, el "plasma" también quedó diseminado por el mundo, a la espera del momento en que se iniciaría su reunificación. En sus visiones de 1974, Dick había tomado contacto con un tal Tomás, que había sido miembro de aquella primera comunidad de cristianos "auténticos" (gnósticos) imbuidos del plasma divino (cap. 7). Ocurre que el Evangelio de Tomás es precisamente uno de los textos de Nag Hammadi.
Este mundo ha sido creado por un demiurgo ciego y cruel, llamado Samael o Yaldabaoth: así acostumbraban nombrarlo los gnósticos valentinianos. Este seudocreador nos ha engañado mediante un tiempo y una historia enteramente ilusorios. El año en que transcurre la novela es 103, no 1978: aun estamos viviendo en los tiempos apostólicos (o apocalípticos) y el Imperio Romano nunca ha caído. Esta frase ("El Imperio nunca cayó"), es el leit motiv que se repite a todo lo largo de la novela y de la Exegesis. Sin embargo, en una típica vuelta de tuerca a la cual nos tiene acostumbrados, Dick cree recordar que ese era el título de una serial de ciencia ficción publicada por Astounding cuando Dick era adolescente (cap. 4).
La otra versión acerca de "Valis" se parece más a una trama clásica de novelas de ciencia ficción: mezclada entre nosotros, existe una misteriosa raza de invasores extraterrestres dotados de tres ojos y cráneo ovoide. Ellos serían los que habrían iniciado al Faraón Ekhnatón. Pero pronto Dick rechaza esta hipótesis, atribuyéndola a "la locura" de Fat (cap. 6).
¿Si el mundo ilusorio es obra del demiurgo Yaldabaoth, quién es entonces el Dios oculto, el Dios inefable, si cabe la pregunta?
Dick nuevamente ofrece una respuesta dualista: "la cosmología de doble origen", del capítulo 6, que se basa en dos principios complementarios: una syzygia, para decirlo como los gnósticos. Son los "gemelos primordiales" (cap. 3) que se manifiestan como Oscuridad y Luz, Imperio y Plasma (cap. 8), como Poder y Sabiduría (cap. 12). Como en todo sistema emanatista, hay una instancia superior a esta dualidad, análoga al Pléroma de los gnósticos o a la Divinitas de Meinster Eckhart (cap. 11). A veces, se la llama "Mente cósmica". No es que ella nos hable ‑‑dice Dick en el Tractate Cryptica Scriptura, un texto de la Exégesis interpolado en la novela‑‑ sino que ella es quien habla por medio de nosotros.
Pero el propio Dick por momentos recapacita ante toda esta catarata de símbolos, tan similar a las "novelas metafísicas" de los gnósticos, y parece reparar en las contradicciones. Es así como después de afirmar que Fat se ha vuelto un Buda tras su iluminación, observa que Zebra-Valis en realidad no ha hecho una sino tres promesas: ha anunciado el adviento de Santa Sophia (es decir, de Cristo), de Apolo y de Buda; pero poco antes había identificado a Dionisio con Elías y Jesús (cap. 8)...
Pensando quizás en su propia personalidad escindida, simbolizada aquí por Phil y Fat, Dick no vacila en decir, apoyándose en la autoridad de Platón, que en la mente divina hay ciertos rasgos de irracionalidad; una cierta forma de locura es lo que ha llevado a la separación de los gemelos divinos (cap. 3).
Las contradiciones se acentúan cuando trata de explicar cuál es el mensaje de Hagia Sophia. Al comienzo, se lo identifica explícitamente con la doctrina gnóstica: "El hombre y el verdadero Dios son idénticos, como lo son el Logos y el verdadero Dios, pero el hombre y Dios han sido separados por un creador ciego y loco (...) quien cree sinceramente en él es el verdadero Dios" (cap. 5).
Más adelante, en presencia de la niña-mesías, el compositor Mini explica que "divino" e "iluminado" significan lo mismo, estableciendo una identidad entre el hombre y Dios. Pero en la página siguiente afirma con toda solemnidad que "no hay elementos humanos en el Salvador".
Sin embargo, cuando es Hagia Sophia quien habla, el mensaje es: "Muchos pueden decir que hablan por Dios, pero sólo hay un Dios y ese Dios es el hombre mismo" (cap. 12).
¿El mensaje final será pues, el del humanismo ateo y la secularidad radical, a la manera de Sartre?
Para evitar confusiones, hay que recordar el contexto espiritual desde el cual habla Dick de la deificación del hombre; ese concepto no es específicamente filosófico sino un híbrido de símbolos religiosos, filosóficos y literarios como es el gnosticismo. Vinculado con el mito de Sophia hallamos en el gnosticismo el tema del Hombre Primordial, el Gran Hombre o Arkhantropos: no es Adán (el primer hombre creado por el demiurgo) sino el arquetipo de la humanidad (Adamas) que equivale al Verbo o Logos divino.
En la doctrina gnóstica, la deificación del hombre es simplemente el regreso a los orígenes: los hombres han sido creados por el demiurgo malo, pero tienen en sí la chispa divina que los Arcontes han puesto en ellos. Los guías espirituales (una larga genealogía donde figuran Jesús, Buda, Abraham, Zoroastro, etc.) tienen por misión despertar esa chispa de divinidad en el hombre y volverlo hacia el Logos.
La reducción "humanista" del problema de Dios es sólo aparente; más bien, se trata de un nuevo llamado a la trascendencia, a reconstituir el arquetipo del Hombre, que una mente "concretista" como la de Dick entenderá como el advenimiento de un mesías político-religioso. Todo su último período se caracterizará pues por el mesianismo.
"SIN RESPUESTA INMEDIATA"
Cierta vez que un tonto hizo sonar un cuerno de
carnero, la gente creyó que ese era el toque
que anunciaba la llegada del Mesías. Cuando se
lo contaron al Rabí Menájem Mendel de Vitebsk,
éste abrió la ventana, se asomó al mundo, y
dijo: "Nada ha cambiado".
(Cuento jasídico)
Más de una vez se ha querido presentar como una "trilogía" las tres últimas novelas publicadas en vida de Dick; él mismo lo ha dado a entender. Si este criterio fuera válido, quizás podríamos encontrar en ellas la clave del pensamiento dickiano, según una suerte de esquema hegeliano de tesis (Valis), antítesis (The Divine Invasion) y síntesis (The Transmigration of Timothy Archer).
Por cierto, las tres novelas gravitan en torno de la experiencia de 1974: Dick murió creyendo que ese había sido el acontecimiento central de su vida, en el cual había sido "elegido al azar" para transmitir un mensaje de salvación.
Mientras que en Valis hacían contrapunto los delirios de Fat y la objetividad "realista" de Phil, The Divine Invasion pareciera ser la novela que hubiera escrito "Horselover Fat". Pero "Phil" vuelve a tomar la palabra en The Transmigration..., esta vez con la máscara de Angel Archer.
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The Divine Invasion, cuyo título original era Valis regained (Valis rescatado), representa casi una regresión dentro de la obra dickiana. Aquí aparecen la multifocalidad, con tres historias principales y numerosas tramas secundarias, y todo un decorado genérico de ciencia ficción; parece casi un homenaje nostálgico a sus propios mundos del período metafísico, que aquí se multiplican y encabalgan en una profusión delirante.
La cosmovisión que impregna la novela es abiertamente gnóstica. Aquí reconoce haberse inspirado en el pensamiento cabalístico: el Zohar y el Sepher Yezirah, que representan una suerte de gnosis judía. También reclama la influencia de La Divina Comedia: la tripartición del Infierno, Paraíso y Purgatorio era atribuida por Dick a influencias del sufismo, una forma de gnosis persa. Con esta novela, Dick afirmó que había pasado del cristianismo al judaísmo: "en el libro, hay una renuncia y una denuncia del cristianismo. Dios es específicamente Yahveh, como en el Antiguo Testamento" [23] . Mientras la escribía, Dick pensó seriamente en convertirse, aunque al fin retornó a sus orígenes: "el cristianismo se encuentra insidiosamente metido en el libro (...) aunque nadie lo identifique como tal" [24] .
En The Divine Invasion, Dios se llama Yah (como en Yahveh o en Halleluyah). Es un demiurgo celoso y despótico: fue la divinidad tribal de los judíos hasta que el demonio Belial logró echarlo de la Tierra, tras la caída de Masada. Doscientos años después de los hechos narrados en Valis, habita un remoto planeta que también alberga una colonia terrestre.
Yah ya ha intentado varias veces recuperar la Tierra, sin éxito: "la misión de Cristo fue un fracaso". Ahora se propone engendrar un mesías, oportunamente llamado Emmanuel. La madre será una virgen terrestre: Rybys Rommey. El papel de José lo hará otro colono, Herb Asher, asistido por un avatar del profeta Elías. A diferencia de María, Rybys es una enferma terminal, y el mesías nacerá con lesiones cerebrales: un nuevo salvator salvandus.
Todo el libro está dominado por símbolos y conceptos de la cábala, que Dick aseguraba haber estudiado en profundidad, aunque hace un uso muy libre de ellos. Es cierto que la tradición cabalística tenía muchos componentes capaces de atraer a Dick, precisamente aquellos que tomó del gnosticismo y del neoplatonismo: un Dios infinito e insondable (Ein-sof); sus manifestaciones intramundanas (shejiná), ocultas tras los velos (klipot) de la apariencia; la idea de que el propio Dios necesita del consuelo del hombre, porque está alienado en el mundo, y la esperanza mesiánica [25] .
Pese al sincretismo de elementos herméticos y gnósticos, la Cábala nunca renegó de su esencia judía, monoteísta; quizás con la excepción del Zohar, que admite un Mal casi autónomo. Para Dick, el dualismo era casi una exigencia de su personalidad, de modo que su versión de la Cábala será sui generis. En un pasaje de la novela, cuando se afirma que es esencial al monoteísmo atribuir a Dios también la creación del Mal, la idea es rechazada como "brutal".
Allí donde la Cábala pone un sistema de emanaciones que manifiestan a Dios en el mundo (las sefirot), Dick sigue fiel al gnosticismo y postula una Caída ontológica. En efecto, en la novela, Yah y Belial tienen el mismo origen: la Caída primordial en la cual "la propia divinidad sufrió una crisis y perdió contacto con parte de sí misma" (cap. 11). Belial es "la brillante estrella de la mañana" (cap. 6) que durante el Cisma Original cayó a la oscuridad y al mal. Hacia el final, Belial mismo es perdonado, y se manifiesta bajo la apariencia de una cometa de papel desgarrada: "los fragmentos de algo que alguna vez fuera Luz".
Por medio de Emmanuel, Yah se propone "invadir" la Tierra y destruir a Belial. Persigue a Herb Asher (cuya única alegría es escuchar a la cantante Linda Fox interpretando las elegías de Dowland) hasta obligarlo a hacerse cargo de Rybys y del hijo que tendrá. Interfiere las canciones con chistes groseros y melodías de El violinista en el tejado; se le aparece no en una zarza sino en un tablero de control en llamas; lo amenaza y logra al fin persuadirlo. En su apoyo, le envía a Elías Tate, un espíritu inmortal que ha estado sucesivamente con Elías, Egmont, Beethoven, Boehme y Martin Buber.
Bajo el dominio de Belial, la Tierra está gobernada por los nuevos Herodes: una monstruosa alianza católico-islámica-comunista, que se cree depositaria del mensaje cristiano y espera, desde los tiempos de Valis, una nueva invasión. Yah confunde a las computadoras, a los aduaneros y a los médicos, y el trío logra desembarcar en la Tierra.
Sin embargo, pronto Rybys muere en un accidente y Herb es puesto en hibernación, donde vuelve a ser atormentado por las melodías de South Pacific y El violinista en el tejado.
El niño Emmanuel, nacido prematuramente, es rescatado y criado por Elías. Pronto conoce a una misteriosa niña llamada Zina Pallas, quien lo ayudará a recordar quien es, en una especie de anamnesis platónica.
En torno a este encuentro, la historia se focalizará en dos tramas paralelas: la dialéctica de manifestación y ocultamiento de los dos personajes celestiales (Emmanuel y Zina) y las vicisitudes de Herb Asher, el hombre común. Los críticos han señalado además que la novela se desenvuelve en tres planos caracterizados por su música: el infierno (comedias musicales), el purgatorio (las elegías de Dowland) y el Paraíso (el tañido de campanas). Pero Dick nunca es tan claro: la misma música de opereta que en los primeros capítulos procede de Yah, en los últimos señala la reaparición de Belial.
El enigma que plantea la identidad de Zina se resuelve en clave cabalística, pero en la novela sigue imperando el confuso sincretismo de Valis. Cuando Emmanuel sufre su "transformación hermética" (una experiencia de omnipotencia mágica en la cual su mente se expande hasta abarcar el universo) comienza citando la Tabla de Esmeralda (un texto del hermetismo egipcio). Luego aparecen Adam Kadmon y la shejiná (tomados de la Cábala), para culminar con el Shaoshyant, un salvador zoroastriano.
En su estado original, Emmanuel no se parece a Cristo sino a un Dios vengador, un mesías justiciero o un Deus Irae apenas atemperado. Un perro moribundo le pregunta por el sentido de su dolor, y Emmanuel le responde con los mismos argumentos que Hagia Sophia le había dado a Kevin en Valis (cap. 5). Poco antes, su compañera Zina había hablado del mismo modo (cap. 4).
A través de una penosa dialéctica, Emmanuel va descubriendo que Zina es "el lado tierno y compasivo de Dios. Yo soy su aspecto terrible, el que despierta temor y temblor" (cap. 17). A través de ella, comienza a amar a la humanidad (cap. 10). Ambos descubrirán que forman una syzygia, una pareja gnóstica complementaria.
La figura de Zina no llega a perder su ambigüedad, pese a su progresiva revelación. Su color es el rosado, que se opone al rojo de Yah. Es el color que Dick vio en su experiencia de 1974; y Zina acepta ser llamada "Valis". En el sueño que tiene la mujer de uno de los déspotas terrestres se anuncia el fin del sacrificio del Pez (Cristo) y su reemplazo por cierto alimento de color rosado. Dick explicaría que este sueño simboliza el ingreso en la era de Acuario: Zina sería así el Espíritu, Hagia Sophia, que dominaría la Tercera Edad del Mundo.
Sin embargo, Zina aparece a veces con una máscara guerrera, como Palas Atenea (cap. 4 y 8): una máscara que Dick solía atribuir al Deus Irae. Su nombre deja entrever que es un avatar de Diana, y ella misma admite que es "Diana, la reina de las hadas" (cap. 10). Compara su luz con la de Emmanuel: éste sería "el calor solar que destruye las cosechas" (cap. 12). Si Diana representa la Luna, en un nuevo giro sincrético la pareja se convierte en Isis y Osiris.
¿Quién es Zina? No es Hagia Sophia, el Espíritu Santo (cap. 13), pero se hace llamar Consolador, Defensor, Consejero y Paráclito (cap. 10), que son nombres del Espíritu Santo. Si Zina es el Defensor, el Adversario será Satán (cap. 10). Tampoco es Cristo, y sus campanas "no son las de la iglesia sino las de la magia" (cap. 12). Elías desconfía permanentemente de ella, y la acusa de ser una tejedora de ilusiones. El mismo Emmanuel la compara con Satán, el Simio de Dios (cap. 15).
Zina lleva a Emmanuel al mundo que ha creado introduciendo "algunos cambios" en nuestro pasado. Emmanuel, que defiende el principio de realidad, se niega a aceptarlo: Zina crea fantasmas, ilusiones, ensueños; sólo él puede darle realidad a las cosas (cap. 13). Antes, había admitido que ese era "su propio mundo, restaurado" (cap. 12).
Zina lo lleva a un lugar que le trae recuerdos de infancia a Philip Dick: el jardín de cerezos rosados de Washington. Belial es aquí un pequeño monstruo que está encerrado en el zoológico municipal.
Por último, Zina se revela como Maljut, la última de las sefirot: es "el aspecto femenino de Dios", mientras que Emmanuel es el infinito Ein sof (cap. 16). Ella es la Torá, la luz inagotable que precede a la creación, y está presente en "esas chispas divinas de que hablan los gnósticos". Pero antes, Emmanuel había recordado que él mismo había creado a Zina para recuperar la identidad (cap. 13). Ambos son ahora una syzygia reconciliada, que manifiesta los dos movimientos del cosmos: la caída y la reparación.
Envuelto en esta gigantomaquia, el mortal Herb Asher sobrevive como puede. Rescatado de la hibernación a que estaba sometido en el mundo de Belial, se encuentra en el de Zina, donde está casado con Rybys y Manny (Emmanuel) es un niño normal. Logra acercarse a Linda Fox y consigue una cita con ella, pero Emmanuel interviene con su realismo para arruinar el romance: vista de cerca, Linda está excedida de peso y la unión sexual no se consuma porque está menstruando... Tras las bambalinas, Emmanuel comenta que "el desencanto es el sello de la autenticidad" y Zina lo felicita, irónicamente.
En un gesto de compasión, Emmanuel y Zina liberan a Belial, y el mal vuelve al mundo. Herb, que intenta una vez más ver a Linda, es detenido por un policía que lleva la máscara del Deus Irae. Cuando todo parece perdido, logra persuadirlo de que el mundo está en guerra; "Dios está combatiendo, y pierde...". El policía lo suelta, y le pide que rece por él. Herb sigue viaje pero descubre que Belial lo acompaña, lleno de lujuria por Linda. Cuando llegan a la casa, Zina es quien sale a recibirlos, y destruye a Belial con su sola presencia. Ella y Emmanuel dialogan en alemán (?) delante de Herb, y cuando se retiran éste puede al fin consumar su unión con Linda. Zina se ha apiadado de él y le ha dado un "final feliz" a su ilusión. Pero el mensaje final es: "Ayuda a tu protectora... porque esta es la verdadera ley de la vida: la mutua protección...". Como Hagia Sophia y otras figuras que vendrán luego, Zina es también un salvator salvandus.
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The Transmigration of Timothy Archer se presenta como una especie de anticlimax "realista" a las dos novelas anteriores: es una evocación bastante objetiva de la personalidad y el entorno familiar del ex obispo Pike, aquí llamado "Timothy Archer".
Archer, que al comienzo es retratado como un pedante hiperintelectualizado, que discurre en base a citas eruditas, enloquece tras la muerte de su hijo, y tras pasar por el espiritismo, acaba pereciendo en una loca cruzada por el desierto palestino: está empeñado en encontrar un supuesto hongo alucinógeno que explicaría los orígenes remotos del cristianismo: una variante de aquel "plasma" de que se hablaba en Valis, con la diferencia de que aquí es una quimera.
Quien narra es Angel Archer, nuera del obispo; es la primera figura protagónica femenina en la obra de Dick. La novela comienza y termina en el día del asesinato de John Lennon, y la desolación de Angel se suma a la angustia colectiva: "Acaban de matar a John Lennon y yo creo saber para qué estamos en esta Tierra: es para descubrir que aquellos que uno más ama le son quitados, probablemente debido a un error ocurrido allá arriba, más que por un designio" (cap. 1).
Angel es un personaje escéptico, como "Phil" lo era en Valis. Entonces reaparece el delirante "Fat", aquí bajo el aspecto de Bill Lundborg, un hijo de Kirsten, la amante del obispo. Bill es hebefrénico, y no puede pasar el test de Vigostsky de pensamiento concreto. Pero apenas muere Timothy Archer, súbitamente comienza a hablar como él, y anuncia que la mente del obispo lo habita. Edgar Barefoot, un dudoso gurú californiano al cual acude Angel, lo confirma; según Barefoot, Bill es un bodhisattva: lo prueba su capacidad para usar términos latinos y griegos o citar a Dante.
Bill ha tenido una experiencia que parece un calco de la de Valis: "Luces, colores, y luego una presencia en mi mente. Otra personalidad mucho más lista que yo, pensando toda clase de cosas que nunca pensé. Sabía griego, latín, hebreo, y todo acerca de la teología" (cap. 15). Aquí, la presencia es la del obispo Archer, quien por medio de Bill anuncia que ha encontrado la paz: buscaba el conocimiento, pero encontró la paz sólo en la compasión por los demás, en la caritas.
Pero Bill acaba en un manicomio, hablando como si fuese Cristo, buscando el misterioso hongo alucinógeno de Archer; Angel no puede dejar de dudar. El místico loco y el cuerdo escéptico siguen enfrentados, aunque quizás pudieran llegar a vivir juntos.
Pero el solo hecho de haber sido The Transmigration lo último que escribiera Dick no la convierte en síntesis final de su pensamiento. En cierto modo, lo que mejor refleja la situación terminal de su evolución mental y espiritual en vísperas de la muerte, es el epílogo de Valis, donde Phil queda perplejo esperando nuevos signos del Mesías, en pleno delirio interpretativo: "Mi búsqueda me retenía en casa, sentado frente al televisor en el living. Sentado, esperando, observando, manteniéndome despierto, como se nos había dicho que hiciéramos hace mucho, mucho tiempo. Yo cumplía mi cometido" (Valis, cap. 14).
Esta actitud de compulsiva espera, que se niega a admitir el fracaso y necesita nuevas razones para vivir, llevará a un nuevo ciclo cerrado de autismo y mesianismo: la revelación se produjo, y todo ha quedado igual. Es la misma insatisfacción que manifiestan los cambios de ánimo y las contradicciones flagrantes en cada uno de los últimos diálogos con Rickman: a diferencia de Archer, Dick no encontró ciertamente la paz en su último año de vida: obsesionado por el delirio interpretativo, en dos oportunidades fue arrastrado por ilusiones mesiánicas. El clima de sus conversaciones con Rickman, en las cuales suelen entremezclarse la realidad y la ficción con el sueño y el presagio, hace contrapunto con dos episodios de su vida pública: la "Carta de Tagore" (setiembre de 1981) y la adhesión al "profeta" Benjamin Creme, cuyo mensaje sedujo a Dick en sus dos últimos meses de vida (enero y febrero de 1982).
El primer episodio (la "Carta de Tagore") se inició con una de las "visiones hipnagógicas". Dick quedó tan conmovido por uno de sus sueños que se sintió con el deber de comunicarlo al mundo entero. En el sueño, "supo" que el Mesías ya había nacido, y vivía en Sri Lanka (Ceylán). Lo vio como un hombre de tez oscura, de raza dravidiana; posiblemente fuera un paria, de religión budista o hinduísta. Estaba cubierto apenas con un taparrabos de algodón. Sus piernas estaban horriblemente quemadas y llagadas; no podía caminar, y tenía que ser transportado de un lado a otro. Uno de sus nombres era Tagore; el otro, era tan largo y complejo que Dick no pudo retenerlo. Por lo demás, su figura se parecía a la de Gandhi.
Impresionado por esta visión, Dick escribió una especie de manifiesto mesiánico que envió a Ted Meskys, el editor del fanzine Niekas. No conforme con esto, copió todas las direcciones que tenía a mano y el 23 de setiembre de 1981 despachó un total de ochenta y cuatro copias a otras tantas personas: algunas ni siquiera eran conocidas, sino apenas lectores que le habían escrito para elogiar o criticar alguno de sus libros. Días más tarde, otra visión le hizo saber que sólo dos de sus destinatarios entenderían el mensaje, pero sin especificar sus nombres: Rickman, aseguró Dick, no era uno de ellos.
Pese a la gravedad del contenido ‑un llamado a detener la contaminación del planeta‑ la carta tenía el sello del humor y la ironía dickianas. Dick comenzaba recordando la existencia de su "alter ego" llamado Horselover Fat y la postración en que éste había quedado luego de los acontecimientos relatados en Valis. "¡Pobre Fat! ‑continuaba‑ su locura es ya definitiva, porque supone que esta vez logró realmente ver al nuevo Salvador". Dick aseguraba haber discutido mucho con Fat acerca de la conveniencia de dar a conocer su visión. Fat se había negado, aduciendo que los lectores terminarían creyendo que el loco era Phil Dick, pero la importancia del mensaje era tal que decidieron correr el riesgo. La carta finalizaba con otra observación irónica: "Me hubiera gustado compartir la visión de Fat, pero tengo cosas más importantes que hacer; mirar televisión y jugar con los juegos electrónicos de mi computadora. Esas son todas las buenas cosas con las cuales desperdiciamos nuestras vidas, mientras la ecosfera herida, sufriente y en peligro mortal, grita pidiéndonos ayuda."
En efecto, Tagore era un mesías ecológico. Aparentemente, según los detalles de la visión que Dick le aportaba a Rickman, era investigador veterinario en un instituto agronómico; trabajaba rodeado de sofisticado instrumental. Toda la visión se parecía sospechosamente al bosquejo de una novela, de la cual Dick visualizaba las escenas salientes. Tagore amaba a los animales, y estaba a punto de hacer un descubrimiento de capital importancia para salvar al mundo de la contaminación, pero había oscuros intereses que tramaban apoderarse de su trabajo para transformarlo en un gran negocio. Tagore sufría, porque había decidido asumir sobre su cuerpo la carga de los pecados ecológicos de la humanidad. Con cada carga de desechos radioactivos que las grandes potencias arrojaban al mar, las piernas de Tagore sufrían y se cubrían de llagas. Más que un mesías, Tagore era un salvator salvandus eternamente crucificado, y se parecía demasiado a Wilbur Mercer para ser genuino.
El propio Dick no tuvo reparos en ofrecer explicaciones reduccionistas de su visión: reconocía que quizás se hubiera inspirado en el suicidio de los bonzos budistas que se inmolaban rociándose con nafta durante la guerra de Vietnam [26] . En otro momento, le parecía evidente que la imagen de Tagore había surgido de su propio inconsciente: admitía que las piernas quemadas y el taparrabos (que bien pudiera haber sido un pañal) eran una visión de su hermana gemela Jane, quien muriera de desnutrición y con las piernas quemadas... [27]
Dick también contaba cómo una amiga, alarmada por la carta, le recomendó visitar a una mujer reconocida por sus poderes de "curación psíquica". Como lo hubiera hecho hasta el más torpe de los psicoanalistas, ésta le hizo ver que Tagore era él mismo, y le anunció que estaba muy enfermo, físicamente enfermo [28] . Hoy sabemos que sólo le quedaban cuatro meses de vida...
El núcleo del mensaje contenido en la "carta de Tagore" era el siguiente: ya no se trata de esperar a un Salvador que redima al hombre; ahora lo que está en peligro y clamando por la redención es la ecosfera, el manto de vida que recubre el planeta. En un largo excurso teológico, Dick identifica a Tagore con Cristo, comparando el agua que mana de su costado (que simbólicamente representa la fuente bautismal) con las llagas de las piernas de Tagore, cuyo dolor es redentor [29] . Nuevamente, nos encontramos con un Cristo agonizante y sin esperanza, la Cruz sin la Resurrección; este no es el Cristo de los Evangelios sino el salvator salvandus de la gnosis.
Por medio de "la transubstanciación" ‑‑dice Dick‑‑, Cristo ha ido invadiendo el mundo y penetra en todas las formas de vida: "este Cristo es el que ahora se halla no sólo para salvar a la humanidad o a ciertos hombres, los elegidos, sino para la salvación de la ecosfera como un todo, desde el caracol hasta el hombre" [30] .
Dick menciona aquí a Teilhard de Chardin, quien sostuvo una cosmovisión muy similar. Recordemos algunos textos de Le Milieu Divin en los cuales la transubstanciación eucarística se proyecta en una visión cósmica: "A cada instante, el Cristo Eucarístico controla, desde el punto de vista de la organización del Pleroma (el único verdadero punto de vista para comprender el Mundo) todo el movimiento del Universo (...) Al asimilar nuestra humanidad el Mundo material, y al asimilar la Hostia nuestra humanidad, la Transformación eucarística desborda y completa la Transubstanciación del pan en el altar." [31] .
Pese a las semejanzas de lenguaje, el Pleroma teilhardiano es un estado terminal, la culminación de la evolución y la santificación de la materia. En la visión gnóstica (y dickiana), el Pleroma es originario, y su penetración en un mundo material que le es ajeno es apenas una "invasión divina".
Aquí comienza a consumarse la transición de la mística al mesianismo. Dick se reconoce enfermo: por momentos parecería identificarse él mismo con el mesías sufriente. "Siempre está enfermo, pero nunca muere", le había dicho el oráculo del I Ching, según narra al comienzo de Valis. En la visión de Tagore parecen confluir, como si se tratara de apuntes o escenas para una novela jamás escrita, sus traumas infantiles, las ideas ecológicas que estaban en boga en esos años, todos los redentores fallidos de su ficciones. También empieza a recuperar la pasión por la justicia y el amor por los pobres que habían sido los temas de su etapa política. Como si presintiera la muerte cercana, Dick está recapitulando su vida.
Pocos días después de enviar la circular, Dick hizo otro gesto simbólico: donó mil dólares a la Karen Silkwood Foundation, una organización antinuclear, al enterarse de que la visión de Tagore se había producido la misma noche que se estaba realizando un masivo acto de protesta contra los reactores nucleares.
Pero el mesías Tagore estaba destinado a tener una carrera muy corta. Un día de enero de 1991, cuando Dick estaba oyendo música por una radio local de FM, una entrevista lo sorprendió. Quien hablaba era el profeta de uno de esos cultos sincréticos (o comerciales) que proponen pintorescas síntesis de orientalismo, esoterismo, UFOs, astrología y dietética. Seguramente no era el primero que escuchaba, pero su actitud espiritual de entonces lo predisponía a creerle. Quizás lo sedujeran algunas sorprendentes coincidencias con sus propios delirios: en The Divine Invasion, la novela que acababa de escribir, Elías y Sophia hablan al mundo desde una emisora de FM...
El profeta era Benjamin Creme, un ilustrador inglés que afirmaba haber recibido mensajes del más allá, y ya contaba con un gran número de seguidores. Creme decía estar en contacto con "Maitreya, el Cristo, Jefe de nuestra Jerarquía Planetaria". "Maitreya" era el nombre que una tradición hindú atribuye al Buda futuro, pero el sincretismo de Creme era capaz de aglutinar en una sola fórmula las más variadas religiones y cultos. En la entrevista que escuchó Dick, Creme explicaba que había comenzado a reunir a sus discípulos en 1974. Desde su cuartel general, el Tara Center de Hollywood, estaba organizando lo que sería la presentación pública del nuevo mesías: hacia mayo o junio de 1982, habría multitudes de personas que recibirían mensajes de Maitreya, y su rostro aparecería en las pantallas de televisión. La doctrina de Creme era un reciclaje de viejos temas esotéricos: anunciaba que este "Cristo" que ahora se presentaba como Maitreya era la misma entidad que durante tres años había protegido al hombre Jesús, su discípulo, para abandonarlo más tarde en la cruz.
El año en que Creme decía haber recibido los primeros mensajes de Maitreya (1974) era el mismo de la "experiencia de Valis". La idea de que el Mesías aparecería por televisión parecía dar razón a la espera de Horselover Fat y la especulación en torno del King Felix. Estas coincidencias fueron como una revelación para Dick, predispuesto desde un tiempo a ver presagios en todo. Cuanto decía Creme parecía ajustarse perfectamente a su delirio privado. Ya no se trataba de Hagia Sophia, King Felix o Tagore; el nuevo nombre del mesías era Maitreya.
Además, el contenido del mensaje ya estaba casi textualmente en Valis. Un texto de la Exégesis incluido en la novela (Tractate # 12) proclamaba que Dionisio, Elías y Jesús eran una misma persona. Uno no puede dejar de sospechar que quizás Creme había leído Valis y eclécticamente había incluido algunos de sus temas en el mensaje. Pero, desde el punto de vista de Dick, era algo así como que todas sus fantasías de los últimos ocho años se materializaran de repente ante él.
De allí a decir que Maitreya ya le había sido anunciado por el I Ching, y llegar por fin a escuchar la voz de Maitreya, había un solo paso. Maitreya tenía la misma voz impersonal que Valis, la misma que Dick había escuchado otras veces a lo largo de toda su vida. Maitreya se le manifestó como la esencia de Apolo, la "Apoleidad" (Head Apollo); había vivido dos mil setecientos años, en los cuales había sido Gautama, Cristo, Dionisio y Elías. Siendo Elías, se había apoderado del hombre Jesús durante tres años (entre el bautismo y la crucifixión), había estado en él. Esa era la causa de la exclamación "Eloi, Eloi, lama sabachtaní" (Marcos 15, 34-36).
La expresión significa "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" y el evangelista la transcribe en arameo para explicar como muchos creyeron que Jesús estaba evocando a Elías. En otros textos, Jesús dice que Elías (centro de tantas leyendas populares) ya había vuelto, y todos entienden que está aludiendo a Juan el Bautista (Mt. 17, 10 ss; Mc 9, 10 ss; Lc 1, 17).
Pero para Creme (y también para Dick) Elías era quien había abandonado a Jesús. Dick añadía por su cuenta, que Elías era la décima encarnación de Krishna. Era casi inevitable que unos pocos días después Dick afirmara que había hablado con Krishna [32] .
El 17 de febrero de 1981, su último día de vida activa (el 18 sufriría su primer ataque cardíaco y quedaría semiinconsciente) Dick desplegó ante Rickman una verdadera batería de delirios que se desplazaban y negaban mutuamente; el deterioro ya era apreciable.
Dick confesó que él también, como Cristo, había sido protegido por Elías. Por primera vez le había llamado la atención sobre Elías un programa bíblico de la radio, cuando estaba en la escuela media. Ahora ya estaba seguro de que quien había hablado durante el examen había sido Elías. También sabía que quien había descendido sobre los apóstoles en Pentecontés era Elías y no Cristo. Ya en 1974, bajo la influencia del pentothal, había recordado que en una vida anterior había sido Elías. "Eloi, Eloi, lama sabachtaní" era la frase que creía haber oído pronunciar a su hijo Christopher, cuando se dio cuenta de que sufría de hernia inguinal. Pero inesperadamente, el espíritu de Elías lo había abandonado en 1976, y esa había sido la causa de su segundo intento de suicidio.
La voz de Valis, ¿era pues la de Elías? ¿La voz de Maitreya, también pertenecía a Elías? No ‑dice Dick en otra vuelta de tuerca‑, quien hablaba ahora no era Maitreya, sino el mismo Yahveh [33] .
En cuanto a sus contenidos, el mensaje de Maitreya es el mismo que anunciaba Hagia Sophia en Valis: "no tendremos otros dioses que el Hombre". Maitreya "no es un dios, es un hombre". Viene de la India y actualmente reside en Bélgica. Con él se inicia la definitiva "separación de lo espiritual y de lo religioso". Dick asegura que ahora puede hablar de justicia social, pero no tiene nada que decir acerca de la vida después de la muerte [34] .
Cuando el escéptico Rickman le recuerda que todo esto ya había sido dicho en Valis y otras novelas, Dick asiente, y remata una disgresión sobre los guías espirituales ocultos de la humanidad con un chiste referido a su gato que lo ridiculiza todo [35] . Al sugerirle Rickman que quizás esté siendo víctima de un "complejo mesiánico", Dick lo admite, pero con la condición de que se admita que el suyo es un compromiso con la justicia [36] .
La identificación con Elías resulta explicable, si consideramos la recapitulación de todas sus obsesiones que estaba haciendo Dick. Elías es un profeta beligerante, que enfrenta a los poderosos y resucita a un muerto, pero es cruel y justiciero con los adoradores de Baal: es un líder mesiánico a la medida de Dick.
Dick aborrecía del nazismo, al cual consideraba una fuerza entrópica. Su novela The World Jones Made describía una carrera similar a la de Hitler: la de Floyd J. Jones, quien comienza siendo vidente de feria, luego se hace pastor fundamentalista y por último líder carismático, hasta llevar a la Tierra a la ruina. Sin embargo, nuestro autor sentía una confesada admiración por los líderes carismáticos, así fuesen fascistas como Mussolini: precisamente éste era el modelo que había usado para sus personajes Gino Molinari, Benny Cemoli y Thors Provoni.
Su fe en los líderes carismáticos hizo que al enterarse de que habían matado a Anwar El Sadat sufriera una crisis: convencido de que realizaba "un acto religioso" se cortó la mano con una lata de Orange Crush; creía sentirse obligado a mezclar su sangre con la del justo que había perecido injustamente [37] . Cuando Rickman le recordó que probablemente Sadat había sido asesinado por orden de Khadafi, en una de sus típicas contradicciones Dick aseguró que también admiraba a Khadafi. Sus "razones" fueron: "porque parece un bailarín de música disco"; "porque está loco"; "porque aun siendo loco y depravado, todavía es un ser humano identificable". Afortunadamente, admitía que personas como Khadafi no debían llegar a gobernar [38] .
Por análogas razones, admiraba a Fidel Castro y al Che Guevara. En una entrevista de 1976 [39] se declaró admirador de Mao; a Rickman, le habló con entusiasmo de la Revolución Cultural china y de una colosal estatua de barro que habían erigido los guardias rojos [40] .
El líder mesiánico-político con que soñaba Dick en sus últimos días debía rescatar los ideales de los republicanos españoles durante la guerra civil: "casi marxistas, pero profundamente religiosos. Una fusión entre lo mejor que tiene el catolicismo y lo mejor del marxismo" [41] .
Maitreya debía lograr la fusión del cristianismo con un sistema político secular, que fuera la "síntesis del marxismo y de la Torá" [42] . Sus metas eran la justicia social, el humanitarismo, la asistencia al Tercer Mundo y la necesidad de obtener el suministro de agua pura para todo el planeta [43] . Proponía compartir los bienes de la civilización industrial con los pueblos de la periferia, haciendo realidad la filantropía, el ideal de Filón de Alejandría, y la preocupación por los pobres, que es el aporte del Nuevo Testamento [44] .
Cuando Maitreya inicie se obra, tomará "medidas revolucionarias", consistentes en destruir todas las instituciones existentes [45] .
Bajo su reinado, desaparecerán la pornografía y las películas de terror: especialmente las de Roger Corman. También eliminará las malas películas de ciencia ficción, como Alien, pero rescatará las buenas, como Blade Runner; ambas habían sido dirigidas por Ridley Scott, pero la segunda se basaba en una novela de Dick.
Además, la llegada de Maitreya se integra en un esquema gnóstico y esenio: la milenaria guerra entre los Hijos de la Luz y los Hijos de las Tinieblas. La guerra de 1914-1918 fue una de las siete batallas del Armagedón; en cuanto a la de 1939-1945, Dick dice poseer "pruebas" de la presencia de Maitreya en Stalingrado: son fotos de rusos sonrientes a pesar de las penurias del sitio alemán.
En uno de los último pasajes de la entrevista, Dick vuelve a vincular la experiencia de 1974 con la llegada de Maitreya en 1977, según Benjamin Creme. Afirma que él mismo había deslizado algunas profecías, inconscientemente, en su novela Flow my Tears... Esas profecías sólo fueron comprendidas por unos pocos, pero "hubo inmediata respuesta"; el diálogo, y con él el libro, concluye con estas palabras.
Poco antes, Dick había amenazado, en un ataque de omnipotencia paranoide, que si Maitreya efectivamente no se manifestaba en mayo de 1982, como estaba anunciado, "entonces yo personalmente derrocaré al gobierno norteamericano y al ruso: esto puedes ponerlo por escrito" [46] .
En un carrousel final de dioses, salvadores y líderes, Dick se encuentra con que había puesto todas sus espectativas en un hecho preciso e improbable: la llegada de Maitreya. Su esperanza tenía fecha fija. Ya no le quedaba otra salida para ese movimiento espiral envolvente con que se había encerrado en el idios kosmos desde 1974. Había quemado sus naves; presentía que no habría inmediata respuesta y antes que aceptar otro fracaso, no le quedaba otra salida que morir. La muerte no es una tragedia ‑le había dicho a Rickman‑, sólo la muerte prematura lo es. Pero -añadía- no existe algo así como una muerte oportuna.
Al día siguiente, Dick sufrió su primer ataque cardíaco, y cayó en un estado semiconsciente por 16 días, durante los cuales sólo alcanzaba a estrechar la mano de los amigos que iban a visitarlo e intercambiar una sonrisa. Después de atravesar esos días en estado de "semivida", como un personaje de Ubik, el 2 de marzo de 1982 se lo dio por muerto, al no registrar actividad cerebral.
Era una fecha singular: pocos habrán reparado en que ese día se cumplían exactamente ocho años de la experiencia de Valis.