El optimismo es peor que una doctrina falsa, es una doctrina devastadora. Porque nos presenta la vida como algo apetecible y y nos da como objetivo la felicidad. Desde ese momento cada cual cree que tiene los más justos derechos a la felicidad y al goce. Y , como casi nunca a uno le toca tanto, nos pasa creernos víctimas de una terrible injusticia.
La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos.
La belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones.
La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da.
Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.
Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de oscuridad para brillar.
El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad.
El que no ama ya esta muerto.
La arquitectura es una música congelada.
A.S.
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