March 7, 2006

Robledo Puch prefiere sus propias culpas a las de Chabán


"Me quedo con mi causa y te regalo la de este hombre, porque esa es gravísima", dice uno de los mayores criminales de la historia argentina desde su celda de Sierra Chica, de donde teme el día en que deba salir y afrontar los asesinatos y violaciones que, según juzga, por estos tiempos se registran en el país

Carlos Robledo Puch purga una pena por once homicidios y una violación desde 1972 en el penal de Sierra Chica, cuando tenía 20 años recién cumplidos y una violenta carrera criminal que conmovió al país.

De acuerdo con la condena que recibió, Robledo Puch, en doce meses, e asesinó a once personas, violó a una, abusó de otra e intentó hacerlo con una tercera, adem{as de cometer 1 robos y hurtos en la zona norte del Gran Buenos Aires.

A pesar de estar en condiciones de solicitar su libertad, no lo hace por un lado porque, según confesó, tiene cierto resquemor al "país mediático" y dice que nunca se quiso escapar por una promesa a su mamá.

"Nunca escapé de la cárcel porque se lo prometí a su mamá", confiesa, mientras que evidencia un sentimiento reverencial hacia sus padres y recuerda cuando su progenitor rechazó un automóvil, producto de un robo.

Ese miedo a la multitud acusándolo se magnifica ante lo que vive Omar Chabán luego de la tragedia de Cromañón. "Leí lo que se escribió sobre el caso (Cromañón, 194 muertos), lo que hay en su contra. Me quedo con mi causa y te regalo la de este hombre, porque esa es gravísima. Lo van a condenar por genocidio. No tiene defensa, porque era el dueño del circo", contó en una entrevista concedida al diario Clarín.

Con 53 años, Robledo Puch no tiene mayores deseos de salir de la cárcel y le dice al periodista que lo entrevista que se conduele de su posición de hombre libre. ""Hoy caminás por la calle y cualquiera te mete un plomo. Vas con tu novia, te matan y te la violan", dice desde su celda de Sierra Chica, como si no fuera parte de una de las historias más terribles del crimen en la Argentina.

Si bien no clama inocencia, asegura que la prensa hizo "amarillismo" con él y estaban buscando el "Charly Manson argentino" y asegura que no le endilgaron dos violaciones y una muerte, hechos por los cuales lo condenaron.

"Yo no quiero justificarme, porque el único que justifica es Dios. En un país serio, como Estados Unidos o Alemania, te dicen que te consideran culpable, pero que no reunieron evidencia para condenarte. Condenar a una persona de por vida era común en la Edad Media, pero no hoy. Se requieren otras pruebas", aseguró en la entrevista, mientras señala que lo condenaron con "pura basura".

Robledo Puch tiene como deseo el anonimato, mientras se vanagloria de que se hable de "ese hijo de puta del 'Petiso Orejudo'" y no de él. "Si no me cago muriendo en la cárcel, quiero vivir feliz y tranquilo sin que nadie me reconozca", sostiene.