Cadena Perpetua para Franchiotti y Acosta
Sergio Kowalewski tiene 43 años y una larga trayectoria como fotógrafo independiente. Esto significa que desde hace años usa su cámara y oficio para registrar aquello que le interesa fotografiar: actos de las Madres de Plaza de Mayo, protestas sociales, trabajos comunitarios. Así se gana la vida, aunque el dinero lo consigue con su trabajo como fotógrafo de ceremonias familiares. Sergio se convirtió en el autor de las imágenes que registraron la muerte de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki durante la protesta piquetera que se realizó el trágico miércoles 26 de junio, en Avellaneda. Esas imágenes -junto a las tomadas por Pepe Mateos, del diario Clarín- dejaron en evidencia la brutalidad policial, en general y del comisario Alfredo Franchiotti, en particular, hoy procesado por la justicia por esos homicidios. Sergio declaró en esa causa, como testigo, el sábado 29. Apenas regresó a su casa, recibió tres llamados. Eran amenazas.
Las imágenes tomadas por Sergio hablan por sí solas. Sin embargo, es interesante conocer lo que él dice sobre ellas para entender hasta dónde son el resultado no de un click en el momento oportuno, sino de largos años de disparar con un objetivo concreto: "no perder la dignidad". También son interesantes los detalles de la edición de esas fotografías.
Sergio reveló los rollos al día siguiente -el jueves- y cuando vio los resultados se comunicó inmediatamente con un abogado de la Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) que había visto el día anterior en la protesta de Avellaneda. Correpi, a su vez, se comunicó con el diario Página 12 para advertir que tenían imágenes que demostraban cómo habían sido los hechos. El editor de fotografía de ese diario, Alejandro Elías, llamó entonces a Sergio y le pidió el material. Le preguntó, por supuesto, cuánto quería cobrar por esas imágenes. La respuesta de Sergio: "Eso yo no lo puedo cobrar porque sería como lucrar con la sangre de estos pibes. Lo único que les pido es que cualquiera que las quiera pueda usarlas de la misma manera que ustedes: gratis." Al llegar a su casa, fue su compañera la que le reprochó esa actitud. "Me llamó egoísta y soberbio. No porque pensara que tenía que llenarme de guita con eso, sino porque debía donar ese dinero a la organización que representaban esos muchachos". Sergio llamó al diario y les propuso que compraran medicamentos para entregar al MTD (Movimiento de Trabajadores Desocupados) de Almirante Brown. Todavía los están esperando. Le entregaron, en cambio, 150 pesos (poco más de 40 dólares) en concepto de pago por el uso de todas las imágenes.
Sergio decidió donar el dinero a ese movimiento. Sus dirigentes solo aceptaron 100 pesos. Consideraron que los otros 50 debían pagar los gastos de película y revelado.